Innecesaria confusi¨®n

La pel¨ªcula La fuga viene precedida por impresionantes recaudaciones en Argentina, donde ha sido vista por cientos de miles de espectadores. Su director, Eduardo Mignogna, es un cineasta y escritor que goza de cr¨¦dito -suya es la estupenda Sol de oto?o; tambi¨¦n la menos lograda El faro del sur-, sus actores suelen rayar siempre en lo m¨¢s alto. ?Qu¨¦ es, entonces, lo que no funciona de este relato carcelario, basado en un escrito del propio Mignogna, trufado de referencias ir¨®nicas, pero tambi¨¦n de tragedia y de h¨¢biles pinceladas pol¨ªticas?

En primer lugar, su forma narrativa: contada desde la pluralidad de personajes y situaciones, or¨ªgenes sociales y vitales diferentes, Mignogna pretende hacer una suerte de caleidoscopio, con constantes saltos temporales que, m¨¢s que agilizar, dinamitan la tensi¨®n y el inter¨¦s por cada historia, porque no siempre est¨¢n bien resueltos y, en ocasiones, la parquedad de la an¨¦cdota a la que sirven se antoja portadora de informaci¨®n insuficiente.

Y en segundo, porque ni todas las historias tienen el mismo inter¨¦s, ni la reflexi¨®n final, esa suerte de resignaci¨®n ante un destino que parece previamente escrito -aunque en alg¨²n caso se abre una peque?a puerta para el cambio-, resulta compartible. A?¨¢dase a ello un tratamiento estiradamente acad¨¦mico y se tendr¨¢ como resultado una pel¨ªcula insatisfactoria, con puntuales momentos de inter¨¦s y algunas interpretaciones sobresalientes: atenci¨®n a la de Alberto Jim¨¦nez, el padre progre de El Bola, que parece ya llamado a trabajos de mucha m¨¢s enjundia.