Frentes movedizos
Ll¨¢mese guerra o crisis, ¨¦ste es un conflicto asim¨¦trico que se libra en frentes entrecruzados y movedizos. EE UU, con el apoyo de aliados diversos, busca derrotar a Bin Laden, su organizaci¨®n y el r¨¦gimen de los talibanes, y ha insinuado que puede ampliar el frente geogr¨¢fico, aunque sin citar ning¨²n pa¨ªs. Pero se puede pensar en Irak o Yemen, o incluso territorios m¨¢s lejanos, aunque en Washington mismo no parece haber unanimidad al respecto. En todo caso, deshacer esa red terrorista simplemente llamada La Base (Al Qaeda) y otras redes relacionadas va a requerir mucho esfuerzo. ?Tiene centro? ?Es ese centro Bin Laden? ?O en su uso de la modernidad para defender el integrismo se parece, justamente, a esa otra red de redes que es Internet? Si es esto ¨²ltimo, va a ser una lucha larga, rara y dif¨ªcil; con una fase de guerra prolongada y otra a¨²n m¨¢s larga de desencaje de bolillos.
Aunque a la larga busque suprimir el terrorismo global, sin embargo, el objetivo de EE UU en este conflicto no es suficientemente claro. Para el otro, s¨ª: el caos. Bin Laden busca provocar el choque de culturas -y si se cae en su provocaci¨®n, lo conseguir¨¢- y, en la medida de lo posible, socavar algunos reg¨ªmenes ¨¢rabes, a comenzar por su Arabia Saud¨ª de origen. El discurso pregrabado de Bin Laden tras el inicio de los bombardeos fue el discurso de un pol¨ªtico; fan¨¢tico y perverso, pero pol¨ªtico. Parec¨ªa dirigido a dos audiencias. La primera, la de los musulmanes del mundo, ese magma que ha logrado cierta unidad, sin centro, en otro aspecto de la globalizaci¨®n. Es el frente, el social, al que deben prestar una atenci¨®n esencial los gobiernos occidentales. En la coalici¨®n hay gobiernos ¨¢rabes que apoyan a EE UU, pero no se atreven a expresarlo demasiado en p¨²blico. Y entre los musulmanes hay muchos que ans¨ªan libertades que no consideran contrarias al Cor¨¢n.
Conciliar las palabras democracia y cristiana llev¨® siglos. Muchos piden ahora al islam que se haga la autocr¨ªtica y, sin duda, los musulmanes deben reflexionar sobre su presente y futuro. Pero la autocr¨ªtica tambi¨¦n se la deber¨ªa hacer Occidente, que ha apoyado a reg¨ªmenes corruptos y autoritarios en el mundo musulm¨¢n, de Mauritania a Indonesia. Los talibanes y Bin Laden son, en parte, productos de la pol¨ªtica occidental, especialmente de EE UU, cuando la prioridad era que la Uni¨®n Sovi¨¦tica fuera derrotada, como bien explica Brzezinski. Arabia Saud¨ª y otros pa¨ªses de la zona fueron una creaci¨®n brit¨¢nica, para dividir a los ¨¢rabes y controlar el petr¨®leo. Pero de este rico r¨¦gimen saud¨ª, fundamentalmente fundamentalista, sali¨®, para autojustificarse y preservarse, el dinero para financiar tanto fundamentalismo y tanto terrorismo. Cabe temer que en esta coalici¨®n se repita el error y se apoye a los monstruos existentes o se creen otros nuevos: a las dictaduras y reg¨ªmenes autoritarios, porque est¨¢n de nuestro lado. Los espa?oles lo sabemos bastante bien: la guerra fr¨ªa ayud¨® mucho a la pervivencia del r¨¦gimen de Franco, que a su vez gener¨®, como reacci¨®n, el fen¨®meno de ETA.
Tambi¨¦n est¨¢ el frente informativo. Hoy, a diferencia de la guerra del Golfo diez a?os atr¨¢s, es la cadena de televisi¨®n de Qatar, Al Yazira, la que difunde los mensajes de Bin Laden y los talibanes, lo que avala la tesis de que la globalizaci¨®n medi¨¢tica no es mera americanizaci¨®n, sino, tambi¨¦n, globalizaci¨®n de unas diferencias. ?ste tambi¨¦n ha demostrado su dominio del tiempo. Primero mand¨® asesinar a Masud, el jefe enemigo de los talibanes; dos d¨ªas despu¨¦s se produjo el atentado sincronizado en Nueva York y Washington, y fue cuando las bombas estaban empezando a caer sobre Kabul cuando emiti¨® su v¨ªdeo pregrabado. Debe calcular, adem¨¢s, que cuanto m¨¢s dure la fase b¨¦lica del conflicto, m¨¢s inestabilidad social se generar¨¢ en el mundo ¨¢rabe y musulm¨¢n, especialmente cuando a partir del 17 de noviembre se entre en el Ramad¨¢n, el mes sagrado musulm¨¢n de ayuno, y en el invierno.
A su vez, mientras les atacan en casa, Bin Laden y los talibanes han lanzado una amenaza global contra EE UU y los aliados. Su teatro de operaciones es el mundo entero, pero su frente principal es EE UU, y su presencia, internacional (y posiblemente Europa). Los frentes geogr¨¢ficos son como un juego de espejos. EE UU lo tiene dentro, como el monstruo de Alien. Es la primera vez que EE UU tiene que atender a dos frentes, uno externo y otro interno. Para este ¨²ltimo ha creado la Oficina de Seguridad Nacional (interna), que ha de coordinar a m¨¢s de 40 agencias que cooperan en la lucha antiterrorista.
?sa es la otra audiencia de Bin Laden: EE UU y, por extensi¨®n, Occidente, para meterle miedo, lo que es propio de todo terrorismo, especialmente ¨¦ste, dispuesto a matar muriendo, de forma masiva, m¨¢s que a morir matando. Ya ha demostrado que sabe usar la tecnolog¨ªa mal llamada occidental contra Occidente. La propia FBI alerta de posibles ataques terroristas en los pr¨®ximos d¨ªas. Lo que no sabe es c¨®mo, ni cu¨¢ndo, ni d¨®nde. El miedo ha quedado patente con los casos detectados de ¨¢ntrax, esa amenaza casi invisible. Como afirm¨® Bin Laden, 'Am¨¦rica est¨¢ llena de miedo, de su Norte a su Sur, de su Este a su Oeste'. Este miedo ha provocado un aumento notable en la venta de armas a particulares en el pa¨ªs. Pero Salman Rushdie tiene gran raz¨®n al afirmar: 'No ser¨¢ con armas, sino libr¨¢ndonos del miedo, como venceremos a los terroristas'.
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