Grupos proeutanasia de todo el mundo piden que Espa?a regule el suicidio asistido
Los activistas iniciar¨¢n una campa?a para vencer las resistencias del colectivo m¨¦dico
La Federaci¨®n Mundial de Asociaciones Pro Derecho a Morir Dignamente, con 700.000 afiliados en 30 pa¨ªses, se present¨® ayer en Espa?a para defender el suicidio asistido. Los socios espa?oles de la federaci¨®n consideran que tras la regulaci¨®n del testamento vital (un documento de ¨²ltimas voluntades) por varios parlamentos auton¨®micos ha llegado el momento de ampliar el campo de debate hasta lograr una lectura flexible del C¨®digo Penal que abra las puertas a esta modalidad de eutanasia. Con este fin iniciar¨¢n una campa?a dirigida a vencer las resistencias de los m¨¦dicos.
El testamento vital es el documento donde los pacientes pueden dejar constancia anticipada de qu¨¦ actuaciones m¨¦dicas no quieren ser objeto en caso de sufrir una enfermedad terminal. Los parlamentos de Galicia, Extremadura y Catalu?a han aprobado en los ¨²ltimos meses leyes que regulan este tipo de documentos. Y el Congreso, a petici¨®n del Senado, est¨¢ tramitando una proposici¨®n de ley.
Con estas actuaciones como tel¨®n de fondo se present¨® en Barcelona la Federaci¨®n Mundial de Asociaciones Pro Derecho a Morir Dignamente. El presidente de la entidad, el californiano Richard MacDonald, considera que Espa?a es el pa¨ªs del sur de Europa m¨¢s propicio a despenalizar la eutanasia, una medida que defiende el 68% de la poblaci¨®n, seg¨²n las ¨²ltimas encuestas. 'Para empezar se deber¨ªa regular el suicidio asistido, que garantiza que el paciente sin posibilidad de curaci¨®n pueda determinar el momento de su muerte antes de perder la conciencia y sin que el m¨¦dico tenga que administrarle directamente ninguna sustancia para morir. Es el paciente quien decide, el m¨¦dico s¨®lo le pone los medios necesarios, como los f¨¢rmacos'.
En Espa?a, esta medida choca con dos grandes obst¨¢culos. El primero es el art¨ªculo 143 del C¨®digo Penal, que impone de dos a cinco a?os de prisi¨®n 'a quien coopere con actos necesarios al suicidio de una persona'. El otro freno lo pone la clase m¨¦dica, en general reacia a la eutanasia y m¨¢s partidaria de los cuidados paliativos para evitar el dolor previo a la muerte. Es por ello que las asociaciones reunidas ayer en Barcelona se disponen a lanzar una campa?a de presi¨®n para convencer a la clase m¨¦dica para que hagan una lectura abierta del C¨®digo Penal. La Asociaci¨®n pro Derecho a Morir Dignamente (DMD) considera que el suicidio asistido no vulnerar¨ªa el art¨ªculo 143 del C¨®digo Penal, ya que 'el m¨¦dico no interviene directamente en la muerte del paciente'.
Salvador P¨¢niker, presidente de DMD, cree que hay que que concienciar a los m¨¦dicos de que 'la alternativa no es matar o no matar, sino tener una muerte larga y angustiosa o una muerte r¨¢pida y tranquila'.
Richard MacDonald va m¨¢s lejos y defiende que las facultades de medicina profundicen sobre los aspectos que rodean la muerte. 'Si los m¨¦dicos pueden ayudar a vivir, tambi¨¦n tendr¨ªan que saber ayudar a morir y actualmente no est¨¢n preparados para ello'.
A pesar de los recelos de la clase m¨¦dica, una encuesta de la Organizaci¨®n de Consumidores y Usuarios revela que el 15% de los m¨¦dicos espa?oles reconocen haber facilitado el suicidio asistido o la eutanasia activa a pacientes suyos. 'Regular el suicidio asistido permitir¨ªa poner reglas a una pr¨¢ctica que ya se est¨¢ realizando', MacDonald quien reconoce que ha ayudado a morir a varios de sus pacientes cuando ¨¦stos se lo han solicitado. Uno de los m¨¦todos m¨¢s conocidos entre los m¨¦dicos que realizan estas pr¨¢cticas es la receta de f¨¢rmacos que, a determinadas dosis, pueden resultar letales. 'Es el paciente y no el m¨¦dico quien decide c¨®mo se toma el medicamento', afirma MacDonald.
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