Arrecifes del mar Caribe
EN NUESTRA primera semana de viaje por la pen¨ªnsula del Yucat¨¢n (M¨¦xico) visitamos los vestigios de la cultura maya: la monumentalidad de Chich¨¦n Itz¨¢, el colonialismo de Izamal y la bulliciosa M¨¦rida, la refinada arquitectura Puuc de Uxm¨¢l y Labn¨¢, las ruinas de Cob¨¢ -que surgen de entre la espesura de la selva- y la rom¨¢ntica visi¨®n del amanecer de Tul¨²m ante el mar Caribe. Tras este periplo, aterrizamos en la isla de Cozumel, huyendo del hurac¨¢n Chantal, que en esos d¨ªas azotaba el sur del pa¨ªs. La costa oeste de esta isla de 53 kil¨®metros de largo por 14 de ancho del Caribe mexicano es, a mi parecer, la m¨¢s exuberante de la zona. En ella se encuentra una de las mayores barreras de coral del mundo, que discurre desde Canc¨²n hasta el sur de Belice. ?ste es su mayor atractivo. Los fondos submarinos de este rinc¨®n del mar Caribe son uno de los lugares id¨®neos para practicar el cada vez m¨¢s popular turismo de aventura y naturaleza.
Antes de emprender el viaje, ya ten¨ªamos conocimiento de que los arrecifes de Cozumel son uno de los destinos m¨¢s indicados y espectaculares para la pr¨¢ctica del submarinismo. En especial una zona a la que llaman la Pared. En efecto, a Raquel (que, adem¨¢s de mi mujer, es mi compa?era de submarinismo) y a m¨ª, las inmersiones que m¨¢s nos gustaron fueron las denominadas Pared de Palancar y Pared de Colombia.
Estas paredes son grandes formaciones de coral a 80 o 90 pies de profundidad, donde la transparencia del mar nos permite contemplar la verticalidad de sus formaciones, con aspecto de muros, t¨²neles y torres, donde se filtra la luz y todo cobra vida: esponjas tubulares y enormes esponjas de barril, corales hoja de fuego y cuerno de alce, corales cerebro y estrellado, y, por supuesto, un gran n¨²mero de peces. Entre ellos, el pez ¨¢ngel franc¨¦s es la gran estrella: su elegancia lo distingue de otras especies tropicales: el pez payaso, el pez mariposa, el pez cofre, el mero indio... Sin olvidar los apabullantes tibur¨®n gato, la gran barracuda y la raya ¨¢guila, que se pueden observar en las zonas menos profundas.
El submarinismo permite contemplar, inmerso en la ingravidez del mar, el extraordinario equilibrio de la vida del arrecife, donde las hermosas visiones de una naturaleza inmanente hacen olvidar que existe otro mundo por encima de la l¨ªnea del mar.
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