Alarmas
Cuando a¨²n conservaba intacta mi ingenua ilusi¨®n de universitario empec¨¦ a dise?ar un ambicioso proyecto para indagar los modos y maneras que los gobiernos usan para conocer al d¨ªa las preferencias, cambios de humor e intenci¨®n de voto de los ciudadanos y las estrategias consiguientes para producir respuestas cuyo rendimiento les permita mantener la posici¨®n. Me imaginaba, entonces, a los gobiernos, presos de los sondeos de opini¨®n, esclavos de las encuestas y, por eso, obligados a desarrollar permanentemente un complejo ejercicio de equilibrios c¨ªnicos en su pol¨ªtica. Llam¨¦ al prop¨®sito investigador algo as¨ª como 'el gobierno de encuesta o teor¨ªa del equilibrio c¨ªnico'. Ya digo, perd¨ª la ilusi¨®n de embarcarme en algo tan complejo y serio y hube de conformarme con la m¨¢s modesta actividad de analizar elecciones, contemplar atentamente los ciclos pol¨ªticos y desarrollar una buena dosis de sentido com¨²n.
Es verdad, tambi¨¦n, que en apoyo del abandono de aquellos prop¨®sitos de genio frustrado debe anotarse que ya dispon¨ªamos de varias toneladas de estudios cient¨ªficos sobre la materia, especialmente en el mundo anglosaj¨®n; pero de la visita fragmentaria y no demasiado exhaustiva a esa literatura deduje que en principio no deben despreciarse las encuestas realizadas con solvencia, y, segundo, que tampoco deben desde?arse los efectos de los hechos imprevisibles en el cambio significativo de los comportamientos de los electores, sin mixtificarlos, claro est¨¢.
Hace unos d¨ªas un sondeo realizado por Emer-Gfk en el ¨¢mbito valenciano apunta a que la distancia de estimaci¨®n de voto entre PP y PSPV-PSOE se agranda, que el PP supera el 50%, que EU mantiene por encima del 6% sus expectativas; que, despu¨¦s de dos a?os de permanecer en la marginalidad, UV se acerca a la barrera del 5%; mientras el BNV se aleja sin prisas pero sin pausas de la esperanza de superar la cl¨¢usula de exclusi¨®n. EU, pues, gana lo que pierde el PSOE, y UV, desde luego, no puede ganar lo que pierde el PP, por lo que parece que lo gana de una abstenci¨®n propia anterior(?!). Finalmente, si el BNV pierde, y tambi¨¦n pierde el PSOE, y se mantiene la tasa de participaci¨®n, m¨¢s del 85%, la paradoja est¨¢ servida: UV gana de la abstenci¨®n propia, y PSPV-PSOE y BNV pierden en favor de EU (?!).
Y es entonces cuando uno se pregunta si las encuestas no tendr¨¢n tambi¨¦n, y especialmente aqu¨ª, el papel de gui?ar el ojo sin hacer frente a la propia responsabilidad a los actores pol¨ªticos para crear entre ellos la alarma, el des¨¢nimo o el desvar¨ªo y tenerles en vilo ante sus hipot¨¦ticos electores. ?Que se trata de un argumento ingenuo? Dicho con voluntad de generalizar, desde luego que si, pero aplicado al caso concreto, desde luego que no.
Con una muestra de 629 encuestados telef¨®nicamente los movimientos significativos de la estimaci¨®n del voto lo son especialmente en relaci¨®n a anteriores sondeos realizados por el mismo agente, pero dif¨ªcilmente se explican por la influencia de hechos identificados o imprevistos, porque de ser as¨ª, debe explicarse que as¨ª sea.
Por ejemplo, ?podr¨ªa haber ocurrido que una parte de los electores del PP, decepcionados por el acuerdo alcanzado para la AVL, cambian de intenci¨®n de voto y se van a UV? No, porque el crecimiento de UV con respecto a junio es de d¨¦cimas. ?Podr¨ªa haber ca¨ªdo el PSOE por lo mismo? Claro que no. Entonces ?De qu¨¦ se trata? ?De alarmar al PP con UV? ?De apoyar a UV? ?De hundir al BNV? ?O de que gobierne la encuesta?
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