Un gran duelo con un registro diferente
El Bar?a llega tan tranquilo al duelo con el desorientado Madrid que ni tan siquiera menciona a Figo
Hay cosas en el f¨²tbol que son eternas, como este Madrid-Bar?a, inagotable motor de pasiones. Pero este duelo tambi¨¦n define la cambiante naturaleza del juego. Qu¨¦ se puede decir de un partido que se disputa en condiciones opuestas a las del pasado a?o, que estuvo presidido por la angustia del equipo azulgrana y por el ¨¦xito del Real Madrid. En aquellos dos encuentros gan¨® el Bar?a -una decisi¨®n injusta del ¨¢rbitro convirti¨® su victoria real en el Bernab¨¦u en eso que se llama vencedor moral- y no sac¨® mayor r¨¦dito porque su temporada estaba marcada por una crisis que amenaz¨® muy seriamente el arranque de Joan Gaspart en la presidencia. Apenas han transcurrido dos meses de campeonato y la situaci¨®n es casi inversa. Al Bar?a se le cuestionan algunos detalles, pero sus n¨²meros son irreprochables: bien colocado en la Liga y clasificado para la segunda fase de la Liga de Campeones, escenario de algunas cat¨¢strofes mal digeridas por el club. Un equipo que estaba bajo sospecha en los dos ¨²ltimos a?os, de repente parece compensado, joven y vers¨¢til. Hasta le alcanza la fortuna: la presencia de Rivaldo por la decisi¨®n de la FIFA tendr¨¢ presumiblemente un efecto expansivo sobre el equipo, por lo que representa como gran jugador y por su influencia en el ¨¢nimo del partido. En la memoria del Madrid y de su afici¨®n queda la formidable ¨²ltima actuaci¨®n del brasile?o en el Bernab¨¦u, tan dominante por sus goles como por la sensaci¨®n de p¨¢nico que gener¨® en los rivales. Ahora mismo no hay ning¨²n factor que perturbe la estabilidad del Bar?a ante un partido que sit¨²a a su adversario en una posici¨®n delicada.
Hay un dato real que explica la trascendencia del partido para el Madrid. A estas alturas del campeonato figura a seis puntos del Bar?a, despu¨¦s de salvarse a duras penas de la cat¨¢strofe frente al Villarreal. Una derrota abrir¨ªa un boquete de consecuencias m¨¢s que graves para un equipo que no termina de arrancar en la Liga, expuesto a conflictos, pol¨¦micas y muy malos resultados. Es cierto que el Madrid ha ofrecido algunos de los mejores momentos del campeonato, y algunos de los peores. Nunca ha sido suficientemente s¨®lido, ni ha tenido entereza -excepto en Villarreal-, ni se ha sentido c¨®modo con un dibujo que todav¨ªa est¨¢ sujeto a discusi¨®n. Por lo que se ha visto, al Madrid le ha faltado la energ¨ªa del Bar?a. Tambi¨¦n le han faltado los resultados, que en esto del f¨²tbol ofician decisivamente para la buena o mala salud de un club. Pero incluso en sus mejores momentos, y se han visto unos cuantos frente al Betis, Valladolid o M¨¢laga, el Madrid no ha sido fiable, como si no estuviera cosido para aguantar los contratiempos. De ah¨ª la importancia que tendr¨¢ su actuaci¨®n frente al Bar?a, puesto que el partido servir¨¢ como vara de medir al equipo de Vicente del Bosque. Nadie duda que Rivaldo, Kluivert, Overmars -y Saviola si act¨²a como titular- son m¨¢s que Gast¨®n Casas, Tote o Dar¨ªo Silva y que est¨¢n mejor armados que nadie para generar problemas al Madrid.
Por supuesto, este clima de emergencia en el Real Madrid no impide pensar en sus grandes recursos. Cualquiera que cuente con Ra¨²l, Zidane y Figo est¨¢ en condiciones de ganar al rival m¨¢s complicado del mundo. Pero tambi¨¦n es indudable que hay factores que pueden desestabilizar al actual campe¨®n. El mot¨ªn de Roberto Carlos a?ade un elemento de conflicto que no beneficia al Madrid. Roberto Carlos, jugador fundamental en su equipo, dice que puede jugar el encuentro pese a la opini¨®n de los m¨¦dicos del club, que temen muy seriamente por su rodilla. Por el camino, el lateral brasile?o amenaza con jugar con la selecci¨®n brasile?a el mi¨¦rcoles frente a Bolivia. Los dirigentes del Madrid, todos los cuales estar¨ªan encantados de que jugara Roberto Carlos en lugar del inexperto Ra¨²l Bravo, han preferido respaldar la decisi¨®n del jefe de los servicios m¨¦dicos, Alfonso Del Corral, frente al ejercicio de extorsi¨®n que pretende el jugador. Pero el ruido del caso ya es ensordecedor. Es un nuevo dato que explica el cambio que se ha producido de una temporada a otra: el Madrid no encuentra tiempo para apagar peque?os y grandes incendios, mientras el Bar?a es un mar de tranquilidad. Tanta que en el club ni se molestan en hablar de Figo.
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