'M¨¢rtir' en defensa de los animales
El brit¨¢nico Barry Horne muere por su huelga de hambre contra la vivisecci¨®n
Los movimientos de protecci¨®n de los animales, los enemigos de la vivisecci¨®n, los que se oponen a la investigaci¨®n con monos, ratas, perros, ovejas o caballos las nuevas drogas o las nuevas t¨¦cnicas quir¨²rgicas, ya tienen un m¨¢rtir. Barry Horne, un antiguo barrendero de Liverpool de 49 a?os, condenado en 1997 a 18 a?os de c¨¢rcel por causar da?os por 5,8 millones de libras (1.500 millones de pesetas al cambio actual) en incendios provocados para protestar contra los malos tratos a los animales en experimentos cient¨ªficos, muri¨® ayer en su tercera huelga de hambre.
El objetivo de sus huelgas no era conseguir su propia libertad, sino forzar al Gobierno brit¨¢nico a poner en marcha una comisi¨®n oficial que estudie los abusos que se cometen con los animales viviseccionados en nombre del progreso de la ciencia y la medicina. Los activistas del bienestar animal prometen venganza. En una de las huelgas anteriores hab¨ªan amenazado con matar a 10 cient¨ªficos si Horne mor¨ªa. Esta vez no ha habido tiempo para amenazas. Barry empez¨® la huelga el 21 de octubre y muri¨® ayer al fallarle el h¨ªgado, muy da?ado ya por las anteriores protestas.
Horne fue condenado a 18 a?os de c¨¢rcel por incendiar dos tiendas en sus acciones de protesta
'Creo que hay gente que va a ver a Barry como un m¨¢rtir', afirm¨® ayer Roonnie Lee, fundador del Frente de Liberaci¨®n de los Animales. 'Todos nosotros, en el movimiento de defensa de los animales, tenemos una mezcla de tristeza y de rabia por su muerte. Hay gente que puede emprender acciones personales contra aquellos que abusan de los animales', advirti¨®.
Barry Horne recib¨ªa una media de cuarenta cartas diarias. Cartas de admiraci¨®n o de ¨¢nimo de activistas que cre¨ªan en su protesta. Carla Lane sol¨ªa escribirle. 'No creo en la violencia, ni en los incendios provocados ni nada de eso, pero s¨ª creo en lo que ha llevado a Barry hasta la muerte', declar¨® ayer.
Y lo que ha llevado a Barry hasta la muerte es evitar el sufrimiento de 2,7 millones de animales que cada a?o son utilizados en el Reino Unido para experimentos cient¨ªficos, seg¨²n los datos atribuidos al Gobierno por la asociaci¨®n de defensa de los animales Uncaged Campaigns. 'Monos, mandriles, perros, gatos, cerdos, conejos, ratones, ratas, conejillos de Indias, ovejas, caballos, cabras, periquitos y otros animales son envenenados, gen¨¦ticamente mutilados, infectados con pat¨®genos letales, estresados, privados del cuidado de los padres, irradiados, quemados, cegados, traumatizados y forzados a inhalar sustancias', asegura Uncaged.
'El 60% de los experimentos en el Reino Unido se hacen sin ning¨²n tipo de anestesia. Todos los animales mueren como consecuencia de los experimentos o son destruidos al acabar los experimentos. Adem¨¢s, se estima que nueve millones de animales son criados y luego simplemente destruidos porque no cumplen los requisitos exigidos. Hay filmaciones que demuestran que estos animales son gaseados y decapitados en laboratorios', insiste Uncaged citando informaciones del Ministerio del Interior brit¨¢nico.
El activista Horne ha luchado contra todo eso formando lo que los jueces definieron como 'una organizaci¨®n de una sola persona llamada Milicia de los Derechos Animales'. Un terrorismo urbano que le llev¨® en 1994 a incendiar una tienda en la isla de Wight y otra en Newport. Por esos dos incendios y por otros intentos fallidos en Swindon y Br¨ªstol, la justicia le conden¨® en noviembre de 1997 a cumplir 18 a?os de c¨¢rcel, a pesar de que la sentencia reconoc¨ªa que Barry Horne nunca tuvo la menor intenci¨®n de hacer da?o a las personas.
La condena fue recurrida por Barry alegando su desproporci¨®n, sin ning¨²n ¨¦xito. Pero la c¨¢rcel no le impidi¨® proseguir su activismo. En prisi¨®n cumpli¨® dos huelgas de hambre de 35 y 46 d¨ªas para forzar al Gobierno laborista a estudiar los efectos de la vivisecci¨®n. Su tercera huelga de hambre, iniciada el 21 de octubre, acab¨® con su vida el lunes en el Ronkswood Hospital de Worcester, adonde hab¨ªa llegado el pasado jueves desde la prisi¨®n de alta seguridad de Long Lartin.
Antes de empezar su tercera huelga de hambre, Horne hab¨ªa firmado un documento en el que prohib¨ªa que se le alimentara contra su voluntad. 'Cuando firm¨® el documento se encontraba mentalmente capacitado para tomar esa decisi¨®n y nosotros no pod¨ªamos ir en contra de ello', declar¨® ayer una portavoz del Servicio de Prisiones brit¨¢nico. Horne, que estuvo casado dos veces y deja dos hijos, permiti¨® el domingo que le empezaran a suministrar alimentos. Pero era ya tarde. Su h¨ªgado no resisti¨®.
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