La vacuna antigripal
Con no poca frecuencia, a los ciudadanos se nos somete a unas pruebas de paciencia que nos cuesta superar, como lo ocurrido estos d¨ªas con las vacunas contra la gripe.
Despu¨¦s de una machacona campa?a para que nos vacunemos, incluido el regalo de una gorra de visera con una inscripci¨®n haciendo un llamamiento en tal sentido -loable promoci¨®n-, resulta que, apenas cinco d¨ªas despu¨¦s de iniciarse las vacunaciones, acudo a mi centro de salud para que se me recete e inyecte la correspondiente dosis.
Mi m¨¦dico de cabecera con gran enfado me comunica que ya no quedan vacunas, que se han agotado y que tendr¨¦ que esperar unos d¨ªas; esta espera se ha prolongado hasta el d¨ªa 22 de octubre.
Esta falta tan inmediata de vacunas -que no es nueva, pues se dio tambi¨¦n el pasado a?o- carece de l¨®gica y, obviamente, plantea unos interrogantes a los que alg¨²n responsable -pol¨ªtico, m¨¦dico o administrativo- tendr¨ªa que responder, pues no es de recibo que para una situaci¨®n no emergente ni sobrevenida s¨²bitamente, sino prevista a largo plazo y se supone que planificada con tiempo suficiente, no es de recibo, repito, que a una ciudad como M¨¢laga, con un alto potencial de personas susceptibles de necesitar esta vacuna se la desabastezca de la misma o, en todo caso, que lo abastecido haya sido tan cicatero o tan err¨®neo.
La falta de informaci¨®n produce confusi¨®n y dudas, adem¨¢s de especulaci¨®n. No es suficiente conque se nos diga que ya no quedan dosis cuando s¨®lo han transcurrido unos d¨ªas desde que se iniciaron las vacunaciones; a trav¨¦s del medio que se estime m¨¢s adecuado se nos debe de informar por qu¨¦ ha ocurrido esto, si es que han cerrado los laboratorios, si es que ha faltado materia prima y su producci¨®n es insuficiente, o es que el transporte y distribuci¨®n no est¨¢n coordinados, o cualquier otra causa.
Porque habr¨¢ que admitir que esto es un monumental desprop¨®sito, salvo que haya mediado fuerza mayor insalvable, la cual se habr¨ªa repetido tambi¨¦n el pasado a?o, que en el impresentable ambulatorio de Miraflores de los ?ngeles me qued¨¦ en puertas del ATS, con el n¨²mero de turno en la mano y me dijeron que ya no hab¨ªa m¨¢s dosis y que tendr¨ªa que esperar; en esa espera me arroll¨® la gripe y por poco se lleva al autor de este escrito que, dicho sea de paso, est¨¢ entre los ciudadanos de alto riesgo.
S¨®lo me queda, adem¨¢s de manifestar mi queja, superar esta otra prueba con una buena dosis de paciencia y desear que la gripe espere hasta que llegue mi dosis paliativa, vaya a ser cosa que me tumbe de nuevo.
Hay que ser paciente en su doble acepci¨®n, pero estar¨¦ atento a la explicaci¨®n y ojo avizor para el pr¨®ximo a?o, con permiso de la gripe.
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