'En mis libros cuento la historia de la Argelia de ahora mismo'
Cuesta hacerse a la idea de que Yasmina Khadra es el ex comandante del Ej¨¦rcito argelino Mohamed Moulessehoul (Or¨¢n, 1955). Y resulta a¨²n m¨¢s extra?o que, excepto su familia y amigos, casi todo el mundo le llama Yasmina. Es un hombre de innegable aire marcial, elegante, serio y lleno de humor al mismo tiempo.Su Trilog¨ªa de Argel, de la que se han publicado en Espa?a los dos primeros t¨ªtulos, Morituri y Doble blanco (Zoela), han causado impacto en media Europa. Son novelas negras tan duras que incluso tuvo dificultades para publicarlas en Francia, pero ahora sus derechos de traducci¨®n han sido vendidos a media Europa: Alemania, Italia, Grecia, Turqu¨ªa, Portugal, Suiza, Austria... Y su protagonista, el comisario Llob, ha entrado ya en el olimpo de los h¨¦roes o antih¨¦roes del g¨¦nero negro.
PREGUNTA. ?C¨®mo se hizo militar?
RESPUESTA. Mi padre fue soldado. Me envi¨® a la escuela de cadetes de El Mechuar para que recibiera instrucci¨®n castrense. Justo cuando yo nac¨ª hab¨ªa acabado la guerra con los franceses. Y ¨¦ste fue el regalo que ¨¦l quiso hacer a Argelia. S¨®lo que se olvid¨® de que aquel chico deb¨ªa ser libre, que ten¨ªa un alma y una sensibilidad.
P. Ha estado 36 a?os en el Ej¨¦rcito, ?c¨®mo lo ha llevado?
R. Ha sido toda una vida. Acept¨¦ mi destino. Siempre cumpl¨ª como militar, con mucha conciencia, aunque paralelamente me constru¨ª otro mundo en la literatura. Me encerr¨¦ en ella para guardar cierto equilibrio.
P. ?C¨®mo se hizo escritor?
R. A los 11 a?os, cuando descubr¨ª los primeros libros, quise ser como los autores que los hab¨ªan escrito. Extra?amente, mi primer texto fue una traducci¨®n que hice del franc¨¦s al ¨¢rabe de Pulgarcito. Mi primera iniciativa como escritor fue cambiar el final del cuento: Pulgarcito se fue a los bosques, prefiri¨® perderse a volver a casa. Quiz¨¢ fue mi primera protesta contra el destino. Mi primer rechazo.
P. Quiso dejar el Ej¨¦rcito en dos ocasiones, pero no se lo permitieron hasta septiembre de 2000.
R. Siempre quise dejarlo. En 1986 hab¨ªa publicado ya tres libros, en Argelia y en Francia, y quer¨ªa dedicarme exclusivamente a la literatura, pero la guerra hizo que fuera imposible. Hubiera sido un desertor.
P. Usted llama guerra a lo que pasa en Argelia.
R. Oficialmente es una crisis, pero yo lo considero una guerra. Cuando una sociedad es agredida, se ve amenazada permanentemente, cuando hay 200.000 muertos y un mill¨®n de v¨ªctimas, es una guerra, no una cat¨¢strofe natural.
P. En este panorama, escribi¨® Morituri.
R. En 1994 est¨¢bamos celebrando en Argel el 50? aniversario de la Revoluci¨®n. Todo el mundo estaba all¨ª, el Ej¨¦rcito, pol¨ªticos, periodistas, hab¨ªa tambi¨¦n un grupo de boy scouts. Durante la ceremonia explot¨® una bomba. Cinco ni?os murieron y hubo decenas de heridos. Fue el choque de mi vida. Los chicos estaban all¨ª y a los pocos minutos ya no estaban, hab¨ªan volado. Me qued¨¦ muy confuso, durante d¨ªas no supe lo que me pasaba. Yo estaba muy implicado contra la guerra, pero esto no lo pude soportar. Trabajaba, pero mi cabeza no estaba en su sitio. No pod¨ªa dormir. Perd¨ª la fe. Cuando sal¨ª de esta especie de depresi¨®n, ah¨ª estaba Morituri. No recuerdo c¨®mo la escrib¨ª.
P. Y la envi¨® a Gallimard.
R. S¨ª, el primer manuscrito. Lo aceptaron, pero les pareci¨® demasiado violento. En el verano del 95 hubo una serie de atentados en Par¨ªs y hab¨ªa un clima de miedo. Decidieron no correr el riesgo de publicarlo. Reescrib¨ª el libro, pero sigui¨® pareci¨¦ndoles que hab¨ªa demasiada violencia. Lo sac¨® ?ditions Baleine-Le Seuil. Lo divertido es que, en 1999, Gallimard compr¨® los derechos de la trilog¨ªa para bolsillo.
P. La Argelia que usted y su comisario Llob describen es terrible: integrismo, terrorismo, corrupci¨®n, violencia, mafias... ?Todo eso es cierto?
R. S¨ª. Cuento la historia de la Argelia de ahora mismo. Es un gran pa¨ªs, un pueblo que tiene fuerza y genio y una creatividad extraordinaria, el terrorismo es una farsa que se utiliza interesadamente. Esta guerra es una estrategia para sumergirnos en la miseria, la regresi¨®n, la decadencia y el oscurantismo.
P. ?A qui¨¦n interesa que contin¨²e la violencia?
R. A los grandes grupos financieros que no quieren que se instale la democracia en Argelia.
P. Eso est¨¢ muy presente en Morituri y en Doble blanco. En estas novelas, los culpables nunca pagan y en m¨¢s de una ocasi¨®n el comisario Llob se toma la justicia por su mano.
R. Es que la justicia no existe. Hablar de justicia en Argelia es casi un sacrilegio. Es cierto que en mis novelas hay mucha violencia, yo no quiero la violencia, pero quiero mostrarla tal como es. El deber de un escritor es se?alar los problemas sociales y pol¨ªticos de su pa¨ªs.
P. Cuando dej¨® el Ej¨¦rcito se fue a M¨¦xico y ahora vive en Francia, pero sigue conservando el pasaporte argelino. ?Puede volver a su pa¨ªs?
R. S¨ª, con precauciones. No podr¨ªa vivir completamente alejado de Argelia, de mi familia, de mis amigos. Los necesito a ellos y a mi pa¨ªs para mantener el equilibrio.
P. ?Se leen sus novelas en Argelia?
R. No se publican all¨ª, pero se distribuyen. Y puedo decir que son muy solicitadas.
P. Y eso de que haya firmado los libros con el nombre de una mujer, de su esposa, ?c¨®mo ha sentado en Argelia?
R. Cuando se supo fue una peque?a revoluci¨®n. No es concebible en Argelia que un hombre se haga pasar por una mujer. Mi esposa y mi familia y mis amigos me llaman Mohamed, pero mucha gente me llama Yasmina. Al final ser¨¦ una drag queen . Cuando me preguntan, siempre digo que mi nombre es monsieur Yasmina Khadra.
P. Usted bromea y se r¨ªe, pero adoptar el nombre de su esposa, dejar el Ej¨¦rcito, dedicarse s¨®lo a la literatura, irse de Argelia ha debido ser dif¨ªcil..
R. S¨ª, claro que s¨ª. Cuento esta evoluci¨®n en El escritor [Alianza]. Tambi¨¦n hablo en ¨¦l de la funci¨®n que deben desempe?ar los escritores, de mi pa¨ªs, de la violencia integrista..., pero no desde un enfoque narrativo, sino desde la reflexi¨®n.
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