Antonio ?lamo se aproxima con humor a las intrigas del Vaticano en 'Nata soy'
Una estancia en la India le dio la idea. En la d¨¦cada de los noventa, el escritor y dramaturgo Antonio ?lamo (C¨®rdoba, 1964) viv¨ªa en la ciudad de Benar¨¦s y tuvo ocasi¨®n de asistir a una reuni¨®n multitudinaria de tibetanos congregados por el Dalai Lama en una aldea cercana, donde ¨¦ste expres¨® sus dudas sobre los dogmas budistas. Aquello le llam¨® la atenci¨®n y le llev¨® a reflexionar sobre lo que suceder¨ªa si en vez de budistas fueran cat¨®licos. 'Me dio por suponer un Papa que contradijera el dogma, tanto de palabra como de actitud', cuenta. ?se fue el germen de Nata soy, novela publicada por Mondadori y tercera de ?lamo, una historia de suspense ambientada en el Vaticano en la que, a partir de la supuesta posesi¨®n del pont¨ªfice por el diablo, el escritor ofrece una visi¨®n de la Iglesia actual en clave de comedia.
Cardenales, arzobispos, exorcistas, bur¨®cratas y otras eminencias de la curia romana protagonizan intrigas sin escr¨²pulos y luchas por el poder en el interior de la ciudad-estado. ?lamo pas¨® cuatro meses en Roma para documentarse. 'All¨ª contact¨¦ con personas del Vaticano que me informaban', asegura el autor. 'Adem¨¢s de la documentaci¨®n teol¨®gica, cre¨ª necesario para desarrollar la novela conocer el ambiente de cerca'. Entre otras cosas, lleg¨® a presenciar exorcismos 'extramuros' de monse?or Milingo. 'La realidad supera a veces a la ficci¨®n', dice. De liberaciones del demonio va tambi¨¦n la novela: fray Gaspar Olivares, exorcista espa?ol, es llamado a Roma para decidir sobre la supuesta posesi¨®n sat¨¢nica del Santo Padre, cuyo comportamiento est¨¢ causando una honda preocupaci¨®n y una alarma generalizada.
La misi¨®n que se le encomienda al fraile espa?ol es tan grave como la sospecha que recae sobre el pont¨ªfice de haber ca¨ªdo en manos de Sat¨¢n, 'el personaje m¨¢s citado en los Evangelios'. 'La teolog¨ªa cat¨®lica no se sostiene sin su presencia. Sat¨¢n es una pieza clave. Es el adversario, lo que se opone al supremo bien. Nos atrae a todos', comenta el novelista, para quien la figura del mal tiene coincidencias 'asombrosas' en todas las culturas. 'Est¨¢ en el inconsciente de todos los hombres. Incluso a los ateos produce repel¨²s la caracterizaci¨®n del mal'. El t¨ªtulo de la novela es como un pal¨ªndromo pero con desigual significado si se lee al rev¨¦s: Yo Sat¨¢n.
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