La 'diada' universitaria
El 13 de noviembre pasado quedar¨¢ como una fecha se?alada en la historia universitaria de Catalu?a. De cada seis estudiantes universitarios se manifest¨® uno, seg¨²n los datos de la Guardia Urbana, que tiende a restar cuando cuenta. Fue la diada de la Universidad catalana contra la pol¨ªtica universitaria del Partido Popular y su c¨®mplice, Converg¨¨ncia i Uni¨®. La libertad de la Universidad no debe ser coartada por ning¨²n intervencionismo gubernamental de signo claramente partidista, y esto es lo que est¨¢ sucediendo con la actuaci¨®n de Pilar del Castillo y el Gobierno del PP. La Universidad no es una instituci¨®n al servicio del Gobierno de turno. Hoy estamos ante una ley arbitraria y partidista, aprobada contra la voluntad de la inmensa mayor¨ªa de la comunidad universitaria. Es una ley que se ha tramitado a tal velocidad que m¨¢s bien se parece a un decreto ley. Pilar del Castillo quiere emular a aquel ministro de la Restauraci¨®n, el marqu¨¦s de Orovio, que tambi¨¦n quiso acabar en su tiempo con los progres infiltrados y dio motivo para la creaci¨®n de la Instituci¨®n Libre de Ense?anza, hace precisamente 125 a?os.
Como a su antecesor en la Restauraci¨®n, habr¨¢ que agradecerle a Pilar del Castillo su provocaci¨®n. Est¨¢ consiguiendo despertar a la Universidad espa?ola de un profundo sue?o. Muchos nos hab¨ªamos convencido ya de que la Universidad (como la sociedad en que vivimos) era una combinaci¨®n de desidia colectiva y de soluciones individualistas. Pero Pilar, la antigua militante de Bandera Roja que ha hecho una 'evoluci¨®n de manual' hacia el Partido Popular, seg¨²n su propia opini¨®n, nos ha devuelto el sentido colectivo de que s¨®lo se resuelven los problemas entre todos, y no viviendo en la rutina y la pasividad.
Que la Universidad espa?ola tiene todav¨ªa serios y graves problemas nadie lo duda, pero quien la conozca un poco, aunque sea muy poco, sabe que el principal problema no es la elecci¨®n del rector. Tambi¨¦n se sabe, desde Max Weber hasta nuestros d¨ªas como m¨ªnimo, que el problema de la selecci¨®n y promoci¨®n del profesorado es insoluble y que en todas partes se cometen injusticias. Tampoco es la cuesti¨®n m¨¢s importante que tienen planteada nuestras universidades. Adem¨¢s, las pruebas de habilitaci¨®n que se proponen representan una vuelta al pasado. No son ninguna novedad y se repetir¨¢n, por lo tanto, las muchas arbitrariedades que ya se produjeron en otros tiempos.
De todos modos, la ley es impugnable especialmente por lo que no hace. Los dos grandes errores de la Ley de Reforma Universitaria de 1983, la infravaloraci¨®n de la docencia y la v¨ªa funcionarial, son apenas corregidos. La Universidad de funcionarios es un error, y la experiencia lo demuestra ante el hecho evidente de que cada profesor funcionario (titular o catedr¨¢tico) decide su nivel de rendimiento en el trabajo sin que haya forma de poner coto a los que no se ganan el sueldo que cobran. El problema de la docencia es todav¨ªa m¨¢s grave. Se ha valorado la investigaci¨®n a costa de la docencia. Parece que no es importante la ense?anza de un mill¨®n y medio de estudiantes universitarios en Espa?a. ?Por qu¨¦ la ministra no ha le¨ªdo el informe Bricall? Tantas cosas y tan bien dichas est¨¢n escritas en este informe sobre la ense?anza universitaria que es una pena su olvido por razones de sectarismo pol¨ªtico.
Pero hay algo sorprendente en esta ley del PP y CiU: el nuevo sistema de elecci¨®n del rector. A primera vista, uno dir¨ªa que Pilar del Castillo ha revivido por un instante su pasado revolucionario bajo el eslogan M¨¢s democracia en la Universidad. El sistema actual ya es democr¨¢tico, y con una cl¨¢usula en muchas universidades que ya quisiera yo que la terminara cumpliendo Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar: la limitaci¨®n de dos mandatos consecutivos. ?Por qu¨¦ cambiar lo que ya funciona? No veo m¨¢s que dos razones poco o nada democr¨¢ticas.
La primera es que la elecci¨®n directa del rector lo hace aut¨®nomo de la Universidad y prisionero de otras instancias externas a ella. Es decir, se produce la paradoja de que el rector gana en autonom¨ªa y la Universidad pierde autonom¨ªa. Perfecto para los gobiernos y para los poderes privados del mundo de la empresa y las finanzas.
La segunda es m¨¢s grosera. Basta con mirar los rectores afines al Partido Popular. Son pocos o muy pocos. En Catalu?a, ninguno. Si se politiza m¨¢s el sistema de elecci¨®n, se aumenta el coste de las campa?as electorales y se facilita la intrusi¨®n de agentes externos a la Universidad en el proceso electoral, es evidente que el ambiente que rodear¨¢ la elecci¨®n del rector ser¨¢ muy distinto del actual. Pero esto no ser¨¢ bueno para la independencia de la Universidad como una instituci¨®n libre y aut¨®noma dedicada a la ense?anza y a la investigaci¨®n.
El problema del gobierno de las universidades no es la elecci¨®n del rector, sino la funci¨®n de otros organismos, como los consejos sociales o las juntas de gobierno. La prueba es que el balance que se puede hacer de los rectores que han estado al frente de las universidades catalanas en los a?os de democracia es muy positivo. Se podr¨ªa formar un excelente Gobierno de la Generalitat con ellos, sin duda much¨ªsimo mejor que el actual.
Bienvenida sea la movilizaci¨®n de los universitarios. Ya es hora de que la Universidad se defienda contra aquellos que, afirmando servirla, la utilizan para sus intereses privados o ambiciones pol¨ªticas. La Universidad debe adaptarse a las necesidades de la sociedad y, al mismo tiempo, defender su libertad contra quienes confunden el inter¨¦s general con su inter¨¦s particular.
Miquel Caminal i Badia es profesor de Ciencia Pol¨ªtica de la UB.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.