El doble de Alain Robbe-Grillet
EL 18 DE AGOSTO DE 2002, Alain Robbe-Grillet cumplir¨¢ 80 a?os. Ese d¨ªa toda la prensa especializada del mundo rendir¨¢ homenaje a una de las grandes figuras del Nouveau Roman, a su mejor teorizador y olvidar¨¢ que, desde hace como m¨ªnimo dos d¨¦cadas, acusa a Robbe-Grillet y sus colegas -Michel Butor, Nathalie Sarraute, Claude Simon, Marguerite Duras, Robert Pinget, Eug¨¨ne Ionesco, Arthur Adamov y Samuel Beckett- de haber 'acabado con la literatura francesa'. Para evitar lo que se parecer¨ªa demasiado a un elogio f¨²nebre o una inclusi¨®n definitiva en un apartado de la historia de la literatura, Robbe-Grillet acaba de publicar una nueva novela, La Reprise, en la que retoma personajes, situaciones y obsesiones que atraviesan toda su obra, como m¨ªnimo desde Les Gommes (1953).
Aplicado destructor de ilusiones, a Robbe-Grillet y su banda se les reprocha el renunciar a los personajes, a la psicolog¨ªa y todas las convenciones que serv¨ªan para que el lector 'entrase' en las historias y se 'identificase' con el h¨¦roe. La gente del Nouveau Roman sab¨ªa que la suya era 'la ¨¦poca de la sospecha'. Para ellos la mejor novela o el mejor libro es el que integra su propia cr¨ªtica o comentario, el que escribe en la pr¨¢ctica su teor¨ªa sobre el hecho mismo de ser escritor. En La Reprise, nos encontramos de nuevo con pasajes que desmienten lo dicho p¨¢ginas antes, que lo contradicen o modifican, que ponen en evidencia la duplicidad del narrador -que no en vano tiene un hermano gemelo-, pero tambi¨¦n de las palabras y las estructuras narrativas. El libro es una compleja historia de espionaje que transcurre, en su mayor parte, en el Berl¨ªn de 1949, una ciudad laber¨ªntica, dividida en sectores, 'ocupada' por varios idiomas y poderes, aislada, repleta de agentes secretos.
'He conocido mi doble en varias ¨¦pocas de mi existencia', afirma Robbe-Grillet en una entrevista a Le Magazine Litt¨¦raire y comenta haber hablado de ello 'con Nabokov y Borges, pues tanto el uno como el otro se hab¨ªan encontrado con su doble en dos o tres ocasiones'. En La Reprise, Robbe-Grillet le convoca para resolver un error de geograf¨ªa del narrador. 'Fue al mirar, por casualidad, un plano de Berl¨ªn que comprend¨ª que hab¨ªa confundido los dos aeropuertos, Tempelhof y Tegel, y que la Friederichstrasse desemboca en Kreuzberg, pero en el sector americano'. El doble devolver¨¢ el barrio a su lugar al tiempo que explicar¨¢ la equivocaci¨®n del gemelo. 'Como punto de partida ten¨ªa la idea de que el segundo narrador fuese ocupando el lugar del primero, pero eso se ha convertido en la pr¨¢ctica en una lucha entre los dos, en un combate a muerte por el poder narrativo hecho de intercambios de versiones contradictorias'.
De pronto, despu¨¦s de tantos a?os de hablar mal de ¨¦l, Robbe-Grillet deja de ser un fastidioso impostor para transformarse en un escritor con mucho sentido del humor. Sin duda se beneficia de sus a?os de silencio como novelista -Djinn data de 1981- y de un olvido de sus f¨®rmulas. La Reprise puede leerse como un descubrimiento en vez de como lo que realmente es, un retomar un hilo, varios hilos tendidos tiempo atr¨¢s para ir ahora m¨¢s adelante. La familiaridad excesiva, continuada, con la obra de un autor crea complicidades pero tambi¨¦n cansancio. Y llega el momento en que el grueso de lo escrito -o filmado, o esculpido, o pintado, da igual- se contagia de la mala opini¨®n que tenemos de lo ¨²ltimo, que el presente desti?e sobre el pasado, lo emborrona, hace de nuestra fatiga de consumidores de novedades fatiga de la fidelidad o coherencia. En su d¨ªa se consider¨® que Robbe-Grillet y su escuela ya hab¨ªan dicho todo lo que ten¨ªan por decir y que desde La Jalousie (1957) s¨®lo pod¨ªan repetirse lo que no deja de ser fant¨¢stico cuando se piensa que nadie se dio cuenta de que Les Gommes era una lectura moderna del mito de Edipo hasta que el propio Robbe-Grillet lo explic¨® en 1956 o que la traducci¨®n espa?ola de La Jalousie fue La Celos¨ªa, olvidando as¨ª la acepci¨®n primera de la palabra, la que remite a los celos.
Pero tampoco se trata de eso o s¨®lo de eso. Barthes y Blanchot se leyeron Les Gommes sin preocuparse por la Grecia cl¨¢sica, dej¨¢ndose llevar por las palabras, como hac¨ªan con cualquier otro escritor. Ahora es posible leerlo sabiendo que la escuela del Noveau Roman nunca existi¨® como tal, que es una mera etiqueta promocional de la que Robbe-Grillet se sirvi¨® como nadie, aunque luego se le haya vuelto en su contra. De ah¨ª que vea su destino 'o en la fosa com¨²n o en el pante¨®n', el olvido o la gloria, el castigo eterno al disidente o el reconocimiento a quien supo tener raz¨®n antes que los dem¨¢s. La Reprise le coloca ahora adem¨¢s de como aspirante al Premio Goncourt como candidato seguro a la segunda opci¨®n.
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