La odisea de viajar a Kabul
Recorrer 400 kil¨®metros lleva tres d¨ªas con temperaturas entre 30? a la sombra y 5? bajo cero
Los que conocen de verdad el camino son los tipos de los burros. Son ellos los que pueden advertir sobre las minas, sobre los puertos cerrados, sobre el mejor lugar para cruzar el r¨ªo, sobre los atajos para evitar los pasos m¨¢s escarpados. Porque en gran parte del norte de Afganist¨¢n, un pa¨ªs que carece casi totalmente de carreteras asfaltadas y en el que se tardan en hacer tres d¨ªas 400 kil¨®metros, el principal medio de transporte sigue siendo el burro o el caballo. A los arrieros se les puede ver, de noche o de d¨ªa, como fantasmas surgidos de otros tiempos, con sus fardos y sus mantas, circulando desde ninguna parte hacia ninguna parte.
Existe una carretera, m¨¢s o menos asfaltada (en algunos baches entra un coche sin problemas), que une Kabul con Taloq¨¢n y luego con la frontera tayika y, por otro lado, con Mazar-i-Sharif y la frontera uzbeka, dos importantes puntos de entrada de mercanc¨ªas al pa¨ªs. Lo malo es que, mientras Kunduz siga tomada por los talibanes, este nudo de carreteras sigue bloqueado. Y la Alianza del Norte tiene tan poca confianza en el resto de la ruta hacia Kabul que los militares no dejan que pasen por ella los convoyes de periodistas. La explicaci¨®n oficial es que guarniciones enteras de talibanes se han pasado al enemigo en unas horas y tienen miedo de que, en cualquier momento, vuelvan a hacer el camino contrario. Pero, incluso si esta carretera queda asegurada, la entrada a Kabul tiene que pasar por el t¨²nel de Salang, que Masud dinamit¨® y que no estar¨¢ despejado hasta dentro de dos meses. Conclusi¨®n: para comunicar el norte y el sur s¨®lo quedan caminos incluso inc¨®modos para las cabras.
Antes del avance de la Alianza del Norte, s¨®lo exist¨ªa un paso para cruzar la cadena monta?osa que parte el pa¨ªs en dos, el Hindu Kush Anjuman, a 5.000 metros de altura, y que ahora est¨¢ totalmente bloqueado por la nieve. Con la huida de los talibanes se ha abierto otro paso, el de Hawak, que s¨®lo est¨¢ a 4.000 metros. La ONG Acted, que es la que se ocupa de mantener practicables los caminos, una funci¨®n que deber¨ªa corresponder a un Estado que no existe, cree que podr¨¢ mantener abierto este paso durante unos dos meses, antes de la entrada del verdadero invierno y ha trasladado equipos a la zona.
En cualquier caso, mientras la Alianza del Norte no se f¨ªe totalmente del terreno que pisa, y no parece que vaya a ocurrir en un plazo inmediato, las ¨²nicas rutas que los afganos consideran practicables son totalmente impracticables, y eso que ahora hace buen tiempo: bastante calor durante el d¨ªa y temperaturas extremas durante la noche. De 30 calurosos grados a cinco bajo cero. El temido invierno afgano, con sus tormentas de nieve, no ha hecho su aparici¨®n a¨²n y, seg¨²n la gente de Acted, es entonces cuando las cosas est¨¢n cerradas de verdad salvo para la gente de los burros, peque?as caravanas de cuatro o cinco personas y unos diez animales que recorren el pa¨ªs de cabo a rabo.
Mientras el tiempo lo permite, tambi¨¦n circulan bastantes camiones por caminos imposibles, en los que se crean todo tipo de conflictos cuando uno queda bloqueado en un barrizal: llegar a las manos por un desp¨¦jame ese camino es algo habitual. Con la m¨²sica a todo volumen, a veces llenos de mercanc¨ªas, a veces cargados de personas, suben y bajan monta?as y pedregales. Los coches, casi siempre destartalados jeeps rusos o todoterrenos con la parte de atr¨¢s al aire, suelen estar en manos de los militares o alquilados a los periodistas a precios muy superiores a los de una limusina en Nueva York. S¨®lo cuando uno se acerca a Kabul, empiezan a aparecer autobuses y taxis; pero moverse por el norte del pa¨ªs sigue siendo una odisea.
Tras 23 a?os de guerras de todos contra todos, la mayor¨ªa de los puentes est¨¢n destruidos y circular por los cauces de los r¨ªos es una cosa bastante normal, a veces porque es el ¨²nico camino que existe, otras porque la ruta est¨¢ cortada por campos de minas. Circular por el este del pa¨ªs no es cuesti¨®n de horas, sino de d¨ªas y cuando lleguen las nieves salvajes, a finales de diciembre, ser¨¢ cuesti¨®n de meses. Entonces, s¨®lo estar¨¢n los tipos de los burros para seguir abriendo camino.
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