El Gobierno partirá en dos los fondos del Archivo de la Corona de Aragón
Importantes documentos volverán al Palau del Lloctinent, que será restaurado
El Palau del Lloctinent, vacío y en progresivo y grave deterioro desde hace ocho a?os, acogerá de nuevo, cuando concluya su restauración, parte del fondo documental que forma el Archivo de la Corona de Aragón (ACA), trasladado en 1993 a un nuevo edificio construido expresamente para conservarlo en las condiciones climáticas y de seguridad que exige su enorme importancia histórica. El proyecto, de llevarse a cabo, romperá la unidad física del archivo y modificará sustancialmente el uso que se quería dar al Palau del Lloctinent como sede institucional y escaparate público de la venerable institución.
La operación tendrá un sobrecoste cuya necesidad nadie acierta a comprender
Los buenos deseos del Gobierno socialista sobre el futuro del Palau del Lloctinent, una vez trasladado el fondo documental al nuevo edificio, quedaron en agua de borrajas con el advenimiento en 1996 del Ejecutivo del Partido Popular, que dejó en suspenso la realización de una obra de restauración y reforma para la que se contaba incluso con el llamado proyecto ejecutivo. En otras palabras: el parón decretado por los populares se produjo en el instante en que, fijado sobre el plano hasta el último detalle, correspondía convocar el preceptivo concurso y adjudicar las obras.
Pero nada se ha hecho en el monumental inmueble desde aquel ya lejano 1993 si exceptuamos la colocación de unas mallas de plástico destinadas a prevenir los da?os que pudieran causar los ocasionales desprendimientos de elementos de las fachadas exteriores o del patio interior. Y los intentos de la Generalitat y del Ayuntamiento para lograr el traspaso de la propiedad o al menos del uso del edificio, y acabar de esta forma con su alarmante degradación y abandono, se han estrellado siempre con la pertinaz negativa del Gobierno central.
Y así hasta ahora, cuando el Gobierno, a través del Ministerio de Educación y Cultura, ha decidido retomar el proyecto promovido en su día por los socialistas, aunque con un nuevo y sorprendente enfoque. Situado entre la calle de los Comtes y la plaza del Rei, el Palau del Lloctinent albergará en la planta baja una sala de exposiciones y en la planta noble -a la que se accede a través de una monumental escalera que desemboca en una galería que bordea el patio interior- una sala de actos para unas 130 personas, además de una sala de consulta y biblioteca. Ahí acaban las similitudes del proyecto promovido ahora por el PP y el que idearon en su día los socialistas, porque en las dos plantas superiores las autoridades del Ministerio de Educación y Cultura han ordenado proyectar un nuevo depósito de documentos. El Palau del Lloctinent, por tanto, ya no será sólo 'la cara pública, el escaparate' del Archivo de la Corona de Aragón, el lugar desde el que establecer un diálogo entre la institución y la sociedad -con actividades concertadas con las universidades, por ejemplo, u organizadas para el público interesado en acercarse al complejo y apasionante mundo de la documentación antigua-, sino que recuperará plenamente su función de archivo.
La decisión del Gobierno del PP -acogida con sorpresa y estupor por los archiveros e historiadores que la conocen- tendrá importantes secuelas de orden económico y archivístico. No es lo mismo proyectar -y después instalar y mantener- unos sistemas de climatización, de seguridad o antiincendio para un edificio de oficinas o de uso público que para un depósito documental, que demanda unas condiciones de humedad y temperatura, de vigilancia o de lucha contra la inundación o las llamas, mucho más exigentes y, en consecuencia, bastante más caras. La operación, por tanto, tendrá un sobrecoste -para la ejecución de la obra primero y para su mantenimiento después- cuya necesidad ninguna de las fuentes consultadas acierta a comprender. Sobre todo porque el archivo ya posee el edificio inaugurado en 1993 que, además de cumplir las condiciones ambientales y de seguridad más exigentes, dispone de todo el espacio que demandan el depósito y la conservación de los fondos -no hay que olvidar que, por su naturaleza, el ACA es un archivo cerrado (o casi)-, y su estudio por los investigadores.
La partición en dos del fondo del ACA sólo podría tener sentido, archivísticamente hablando, si su objetivo fuera el de separar los fondos que conciernen al conjunto de la Corona de Aragón -no más del 30% del total, según los técnicos- de los que se refieren únicamente a Catalu?a y facilitar de esta forma la resolución de un contencioso casi histórico: la constitución de un patronato destinado a regir la institución en el que deberían participar los gobiernos de Catalu?a, Aragón, Valencia y Baleares, además de la Administración central, que ostenta la titularidad y lo gestiona en solitario. Pero ninguno de los archiveros e historiadores consultados por este diario cree que la decisión del Gobierno del PP de romper la unidad del archivo haya sido tomada con el propósito de facilitar el cumplimiento del mandato que se repite en todos los estatutos de las citadas comunidades autónomas. Más bien se enmarca, esta decisión gubernamental, 'en una defensa numantina' del Palau del Lloctinent frente a las apetencias del Ayuntamiento y de la Generalitat, instituciones a las que cada vez era más difícil negar el traspaso de un noble e histórico edificio abandonado y en progresivo deterioro desde hace ocho a?os.
Consultado por este diario, Carlos López, director del ACA, se?aló que tenía instrucciones de derivar cualquier demanda de información al Gabinete de Prensa del Ministerio de Educación y Cultura. Un portavoz de este gabinete confirmó, tras la consulta pertinente, la decisión del ministerio de impulsar la reforma y rehabilitación del Palau del Lloctinent. Sobre la eventual devolución al mismo de parte del fondo del ACA, la fuente informante se?aló que 'el traslado de algún legajo es una posibilidad que no se descarta'. 'Algún legajo': no parece que eso sea suficiente para llenar los tres kilómetros largos, larguísimos, de estanterías que se están proyectando para el Palau del Lloctinent.
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