La moral y los dilemas b¨¦licos
La traducci¨®n al castellano de esta obra fundamental sobre moral y polemolog¨ªa se ha demorado 24 a?os; las versiones espa?olas de otros libros posteriores de Michael Walzer -como Esferas de justicia (Fondo de Cultura Econ¨®mica, 1993), Moral en el ¨¢mbito local e internacional (Alianza, 1996) y Sobre la tolerancia (Paid¨®s, 1998)- llegaron antes a nuestros escaparates. Es inevitable que el transcurso de estas dos d¨¦cadas y media haya dejado en sus p¨¢ginas las marcas del tiempo; sin embargo, el pr¨®logo del autor a la tercera edici¨®n estadounidense, fechada en agosto de 1999, y la introducci¨®n de Rafael Grasa a la edici¨®n espa?ola, escrita despu¨¦s de los atentados del 11 de septiembre, reducen ese desfase. Aunque el conflicto de Vietnam y la guerra fr¨ªa -contexto hist¨®rico de la g¨¦nesis del libro- condicionan parcialmente algunos enfoques, el marco te¨®rico de la obra conserva su plena vigencia y contin¨²a siendo aplicable a los conflictos b¨¦licos surgidos o potenciados durante los ¨²ltimos a?os: las intervenciones humanitarias, la cuasi privatizaci¨®n de los conflictos provocados por los se?ores de la guerra (no s¨®lo en ?frica), la violencia independentista de los nacionalismos identitarios sin Estado, la guerra de guerrillas y la difusa amenaza del terrorismo internacional de ra¨ªz religiosa.
GUERRAS JUSTAS E INJUSTAS. UN RAZONAMIENTO MORAL CON EJEMPLOS HIST?RICOS
Michael Walzer. Traducci¨®n de Tom¨¢s Fern¨¢ndez y Beatriz Eguibar. Paid¨®s. Barcelona, 2001. 448 p¨¢ginas. 4.500 pesetas
Antes de iniciar la carrera profesoral y de investigaci¨®n que le ha situado en un destacado lugar de la filosof¨ªa moral y pol¨ªtica contempor¨¢nea, Michael Walzer particip¨® en los movimientos de protesta contra la intervenci¨®n americana en Vietnam; el gesto de honradez intelectual impl¨ªcito en su prop¨®sito inicial de explorar la buena o mala fundamentaci¨®n de su activismo militante en el pasado desemboc¨® en una ambiciosa reflexi¨®n de car¨¢cter general sobre la guerra. El resultado no es, sin embargo, la visi¨®n descarnada y abstracta de un seco enfoque acad¨¦mico; los razonamientos van acompa?ados de pasi¨®n moral y son ilustrados con una rica colecci¨®n de casos pr¨¢cticos tomados de la historia. La lista de esos ejemplos, brillantemente narrados, cubre un ampl¨ªsimo espacio temporal: la batalla del r¨ªo Hung en el siglo VII antes de Cristo, dos episodios de la guerra del Peloponeso contados por Herodoto, el sitio de Jerusal¨¦n en el siglo I despu¨¦s de Cristo, Enrique V y la batalla de Azincourt, la guerra de Sucesi¨®n espa?ola, la revoluci¨®n h¨²ngara de 1848, el incendio de Atlanta y la marcha hacia Georgia del general Sherman, la anexi¨®n prusiana de Alsacia-Lorena tras la derrota de Napole¨®n III, la intervenci¨®n americana en Cuba, el bloqueo mar¨ªtimo de Alemania durante la Gran Guerra, la invasi¨®n nazi de Checoslovaquia, el sitio de Leningrado y otros episodios de la Segunda Guerra Mundial, las guerras de Corea y de Vietnam, la lucha por la independencia de Argel, la Guerra de los Seis D¨ªas, etc¨¦tera.
El punto de arranque de Walzer es la distinci¨®n de origen medieval entre el derecho a la guerra (ius ad bellum) y el derecho de guerra (ius in bello); la terminolog¨ªa latina, sin embargo, no implica que guerra justa equivalga a cruzada. El ep¨ªlogo del libro polemiza con los pacifistas a ultranza que niegan la licitud de cualquier guerra; el cuerpo de la obra analiza los requisitos que justifican la r¨¦plica a una agresi¨®n armada y estudia los or¨ªgenes, la fundamentaci¨®n y el cumplimiento de las convenciones b¨¦licas.
La analog¨ªa dom¨¦stica y el paradigma legalista utilizados para definir la agresi¨®n resultan inadecuados: las acciones preventivas, la aceptaci¨®n de la petici¨®n de ayuda solicitada por un bando combatiente en una guerra civil despu¨¦s de que sus enemigos hayan recibido apoyo de una potencia extranjera y las intervenciones humanitarias enturbian la claridad del veredicto. La declaraci¨®n de guerra del Reino Unido y de Francia a Alemania tras la invasi¨®n hitleriana de Polonia, desencadenante de la Segunda Guerra Mundial, fue un caso tan claro de leg¨ªtima defensa que Hitler se vio obligado a fingir un incidente fronterizo mediante la tosca artima?a de disfrazar con uniformes polacos a los soldados alemanes encargados de la provocaci¨®n. No siempre, sin embargo, la situaci¨®n se plantea en t¨¦rminos de blanco y negro: en otras ocasiones, los dilemas se refugian en la zona gris del espectro.
?Es posible someter a convenciones y reglas de conducta a los ej¨¦rcitos combatientes? El general Von Clausewitz defini¨® la guerra como un acto de fuerza 'al que, en teor¨ªa, no se le pueden poner l¨ªmites'; seg¨²n el general Von Moltke, 'la mayor gentileza en la guerra es concluirla con rapidez'. Pese a todo el ius in bello distigue entre combatientes uniformados y poblaci¨®n civil, regula el trato a los prisioneros, prohibe la utilizaci¨®n de determinadas armas y reconoce el derecho a la neutralidad. Esas normas vinculan tanto a los agredidos como a los agresores: las bombas volantes sobre Londres o el ataque japon¨¦s a Pearl Harbour no absuelven a los aliados del arrasamiento desde el aire de Dresde o de Tokio y menos a¨²n la destrucci¨®n de Hiroshima y Nagashaki.
Esas reglas son conculcadas con frecuencia: ganar la guerra a cualquier precio (sin reparar en la licitud de los medios ) o combatir seg¨²n las reglas (luchar bien) es un dilema que s¨®lo la ¨¦tica del asno -escribi¨® Mao- puede plantear en abstracto. Pero la coartada del doble efecto (disfrazada con el eufemismo de los da?os colaterales), la necesidad, la emergencia m¨¢xima y el prop¨®sito de reducir al m¨¢ximo las bajas propias ofrecen salidas demasiado c¨®modas a esa disyuntiva.
Las responsabilidades por la infracci¨®n del ius in bello resultan f¨¢ciles de exigir cuando los jueces son a la vez los vencedores de la contienda, tal y como ocurri¨® tras la Segunda Guerra Mundial con el Tribunal de N¨²remberg. Pero tambi¨¦n es posible sentar en el banquillo a soldados del propio bando que hayan perpetrado cr¨ªmenes de guerra: la condena del teniente Calley como responsable de la matanza de civiles en My-Lai es un buen ejemplo de aplicaci¨®n del ius in bello a soldados del mismo ej¨¦rcito.
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