El esp¨ªa que surgi¨® del timo
Del viscoso culebr¨®n de las cajas de ahorro de Sevilla a¨²n quedaba lo peor, que ya es decir. Tiene la forma chusca de una historieta de Mortadelo y Filem¨®n, pero el fondo no hay m¨¢s remedio que tom¨¢rselo en serio.
El diario El Mundo, en su edici¨®n del d¨ªa 29, aseguraba en letras gordas: 'Chaves mand¨® espiar durante meses a los presidentes de las Cajas de Sevilla'. Tremendo. La opini¨®n publicada se pone en pie y todo el mundo a cavilar. Pero todo se reduce a un v¨ªdeo de mala calidad, donde un supuesto detective parece confesar a unos supuestos escoltas del presidente de la Caja San Fernando, el se?or Benjumea, estar vigilando a ¨¦ste por ¨®rdenes de la c¨²pula del PSOE, con Chaves a la cabeza. Dos d¨ªas despu¨¦s, resulta que el esp¨ªa no es tal, sino un modesto empleado que parece en apuros, y los que salen en la peli como guardaespaldas tampoco son los que protegen habitualmente al directivo de la entidad financiera. ?Qui¨¦nes son estos pimpollos? A saber. Lo ¨²nico cierto es el v¨ªdeo, cuya verdadera intencionalidad est¨¢ sujeta a las peores sospechas.
Pero en esos dos d¨ªas ha quedado en la atm¨®sfera una espesa polvareda de denuncias y acusaciones, que obligan a llegar al fondo de este premeditado embrollo. Tambi¨¦n queda la rapidez con que Te¨®fila Mart¨ªnez y Javier Arenas se hacen eco de lo anunciado por el peri¨®dico, m¨¢s una extra?a coincidencia entre dos declaraciones: la de la primera, diciendo que la polic¨ªa 'est¨¢ llevando este asunto, creo, al juzgado', y la de Benjumea en el mismo sentido y el mismo d¨ªa (jueves 29): 'Lo que este se?or ha confesado est¨¢ en manos de la polic¨ªa y a estas alturas, si no me equivoco, del juzgado de guardia'. El que iniciaba esa denuncia era el delegado del Gobierno en Andaluc¨ªa, se?or Torres Hurtado, a quien el PSOE trat¨® de contactar durante toda esa jornada, sin ¨¦xito. Ese d¨ªa su m¨®vil no ten¨ªa cobertura. (Nueva casualidad). Otros, por lo visto, lo tuvieron m¨¢s f¨¢cil. Pero es que la denuncia se refiere a investigaciones de los meses de septiembre y octubre, que nada tienen que ver con este entuerto.
Arropado por el fr¨ªo invernal que acaece por esos d¨ªas, tal vez quien ingeni¨® la f¨¢bula buscaba la complicidad inconsciente del ciudadano desprevenido, de modo que aquel Richard Burton que surgi¨® de las heladas tinieblas pudiera prestar alg¨²n cr¨¦dito a la operaci¨®n. Fiasco total. Salvo los que quisieron caer en el garlito, que quiz¨¢s para eso se puso a su alcance, la ciudadan¨ªa adicta a John le Carr¨¦ se tom¨® el drama m¨¢s bien a chacota. S¨®lo el Fiscal Jefe pareci¨® haberselo tomado en serio -aunque seguramente aguant¨¢ndose la risa-, porque es su obligaci¨®n. La fiscal¨ªa tiene entre manos nada menos que un presunto delito de injurias con publicidad contra el presidente de la Junta.
Pajolera casualidad que en esas mismas fechas se jugaba Benjumea el todo por el todo, que qued¨® finalmente en nada de nada, puesto que las urnas no le fueron propicias. Y que detr¨¢s, como primera ficha del domin¨®, aguardaba los resultados su amigo de andanzas financieras, el se?or Beneroso. M¨¢s rara coincidencia todav¨ªa, que el resultado econ¨®mico de las entidades que presiden deja bastante que desear este ejercicio, por lo atrevido de sus fantas¨ªas inmobiliarias y que, para mejorarlo, se han apresurado a vender Tablada. Demasiadas coincidencias, ?no creen?
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