Dos 'se?ores de la guerra' rechazan el Gobierno afgano elegido en Bonn

El poderoso general uzbeko Abdul Rahid Dostum, el ¨²nico caudillo militar que ha sido capaz de estar sucesivamente en todos los bandos durante la interminable guerra afgana, rechaz¨® ayer de plano el acuerdo sobre el futuro Gobierno de Afganist¨¢n alcanzado en Bonn. Aunque m¨¢s moderado, el general Ismail Jan tambi¨¦n ha rechazado los acuerdos de Bonn porque, seg¨²n ha declarado a la BBC, 'sirven a intereses particulares y no a los de Afganist¨¢n'. Sin estos caudillos que controlan el noroeste del pa¨ªs, el pacto queda pendiente de un hilo.

'Anunciamos nuestro boicot a este Gobierno y no iremos a Kabul hasta que no haya un Gobierno leg¨ªtimo', dijo Dostum desde su feudo de Mazar-i-Sharif a la agencia brit¨¢nica Reuters. 'Estamos muy tristes, pero el acuerdo ha sido una humillaci¨®n', agreg¨®. El general uzbeko, conocido por su crueldad, su falta de escr¨²pulos, pero tambi¨¦n por su habilidad florentina, asegur¨® que le hab¨ªan prometido que controlar¨ªa el Ministerio de Exteriores, que finalmente permaneci¨® en manos del doctor Abdul¨¢ Abdul¨¢, que ocupaba este cargo en la Alianza del Norte.

Como si el pasado afgano surgiese de sus escombros, otro de los m¨¢s siniestros personajes de la historia de este pa¨ªs, el caudillo past¨²n Gulbudin Hekmatyar, tambi¨¦n ha condenado el acuerdo de Bonn desde su exilio iran¨ª al asegurar que hab¨ªa sido impuesto por Estados Unidos. 'Esto pone en duda la legitimidad de la autoridad que ha emergido de esta conferencia', asegur¨®. Las palabras de Hekmatyar no dejan de ser curiosas porque, durante la guerra contra los sovi¨¦ticos, fue el hombre que recibi¨® mayores apoyos militares y log¨ªsticos por parte de la CIA, a pesar de su desatado islamismo radical y de la violencia extrema de sus tropas.

Por lo menos a corto plazo no parece probable que Hekmatyar, un past¨²n nacido en Kunduz que, a pesar de estar exiliado, sigue conservando muchos partidarios en Afganist¨¢n; Ismail Jan, un tayiko conocido como el Le¨®n de Herat, feudo que acaba de reconquistar, y Dostum conviertan sus diferencias pol¨ªticas en una ofensiva militar; pero el peligro est¨¢ presente. Dostum y Hekmatyar fueron los dos principales responsables de la guerra civil que, entre 1992 y 1996, cost¨® la vida a 50.000 personas s¨®lo en Kabul, cuando todas las facciones que hab¨ªan combatido a los sovi¨¦ticos y al r¨¦gimen procomunista de Najibul¨¢ se enfrentaron por el control del pa¨ªs.

De los tres rechazos al acuerdo de Bonn, el de Dostum es, sin duda, el m¨¢s peligroso. Con la toma por sus tropas uzbekas de Mazar-i-Sharif, a principios de noviembre, comenz¨® la victoriosa ofensiva de la Alianza del Norte, que llev¨® a la oposici¨®n anti-talib¨¢n a conquistar Kabul en una semana. Y ahora el general no quiere quedarse sin su parte del pastel.

En el mejor de los casos, si ni la ONU ni Estados Unidos logran que Ismail Jan y Dostum cambien de opini¨®n, permanecer¨¢n como lo que han sido siempre: el gobernador de Herat, principal ciudad del oeste del pa¨ªs, y el virrey de Mazar-i-Sharif, la ciudad m¨¢s importante del norte de Afganist¨¢n. Ambas, gracias a su situaci¨®n geogr¨¢fica, puntos neur¨¢lgicos para el contrabando y el comercio en Afganist¨¢n.

A sus 47 a?os, Dostum tiene el dudoso de privilegio de haber traicionado a todos aquellos con los que alguna vez luch¨®. Comenz¨® su carrera militar como oficial del Ej¨¦rcito afgano en tiempos de la invasi¨®n sovi¨¦tica y logr¨® formar una milicia de 20.000 hombres que apoy¨® con vehemencia primero a los soldados de Mosc¨², luego al Gobierno de Najibul¨¢, despu¨¦s a la Alianza del Norte y siempre a ninguno.