Se acab¨® lo que se daba
De esta forma coloquial podr¨ªamos resumir lo que supone la aprobaci¨®n por el Parlamento Europeo de las dos disposiciones que articulan compromisos pol¨ªticos contra el terrorismo. Y es que estos acuerdos, adoptados por una abrumadora mayor¨ªa, marcan sin duda un antes y un despu¨¦s en el compromiso europeo contra el terrorismo.
Por eso me entristece que en las ¨²ltimas semanas la discusi¨®n sobre una de las medidas que del acuerdo europeo pueden derivarse, cual es la lista de organizaciones terroristas que los Gobiernos se han comprometido a elaborar a fin de intervenir sus cuentas y evitar que puedan blanquear y destinar dinero a organizar asesinatos, haya tapado el debate sobre el fondo.
El PNV decidi¨® no participar en un acuerdo hist¨®rico en la lucha contra el terrorismo
La confusi¨®n sobre qui¨¦n elaboraba la lista, qui¨¦n deb¨ªa estar en ella, los requisitos previos..., ha minimizado la trascendental importancia de los acuerdos sobre la definici¨®n com¨²n del delito de terrorismo y la euroorden de detenci¨®n y entrega. S¨¦ que el tiempo se encargar¨¢ de poner cada cosa en su lugar, pero voy a hacer un ejercicio de aproximaci¨®n.
Cuando el 5 de septiembre de este a?o aprobamos en el Parlamento Europeo estas dos propuestas de iniciativa propia, pocos podr¨ªan suponer -ingenuos nos llamaban a los que empuj¨¢bamos sin des¨¢nimo- que antes del final de este mismo a?o los 15 jefes de Gobierno adoptar¨ªan esta decisi¨®n marco sobre la lucha contra el terrorismo para hacerla operativa. Bien es cierto -ya nos lo suelen recordar los m¨¢s esc¨¦pticos- que si Bin Laden no hubiera atentado contra EE UU los tr¨¢mites en la Comisi¨®n Europea y en el Consejo hubieran sido mucho m¨¢s lentos. S¨¦ que es as¨ª, que los atentados terroristas contra Estados Unidos han generado una respuesta europea que favorecer¨¢ la lucha contra ETA y dejar¨¢ aislados a todos los que la apoyen o comprendan. Es lo que podr¨ªamos denominar un 'bien colateral'. Pero tambi¨¦n s¨¦ que, si algunos no hubi¨¦ramos apostado por lo que hace un a?o parec¨ªa imposible, hoy no estar¨ªamos aqu¨ª.
El comisario de Justicia e Interior, el socialista portugu¨¦s Ant¨®nio Vitorino, lleva casi un a?o -desde que el PE se pronunci¨® a favor de una orden de b¨²squeda y captura- trabando una compleja red de acuerdos con los Gobiernos para hacer posible tanto la superaci¨®n del proceso de extradici¨®n y de la doble incriminaci¨®n como la asunci¨®n de una definici¨®n com¨²n del delito de terrorismo, que hasta el momento presente s¨®lo aparece en los c¨®digos penales de seis de los 15 Gobiernos europeos. La complejidad de estos cambios, que no s¨®lo afectan a la legislaci¨®n de muchos pa¨ªses sino que chocan a veces con tradiciones penales nacionales profundamente arraigadas, hubiera hecho imposible el compromiso actual. No hubi¨¦ramos podido improvisar y estar¨ªamos hablando -otra vez- de acuerdos contra el terrorismo, que tranquilizan las conciencias europeas y nos dan mucho ¨¢nimo a los que sufrimos sus zarpazos, pero que a la hora de la verdad tienen una eficacia muy reducida.
Pero afortunadamente estamos en otro escenario. Los compromisos pol¨ªticos se desarrollar¨¢n con medidas que pondr¨¢n fin a la impunidad de los que matan o ayudan a matar. De los 501 diputados que asist¨ªan a la votaci¨®n el 29 de noviembre, 430 votaron la siguiente definici¨®n de delitos relacionados con grupos terroristas: 'A los efectos de la presente decisi¨®n marco, se entender¨¢ por grupo terrorista la asociaci¨®n estructurada de m¨¢s de dos personas, existente durante un periodo determinado, y que act¨²a de modo concertado para cometer delitos terroristas. Los Estados miembros adoptar¨¢n las medidas necesarias para que se castiguen los actos intencionales que figuran a continuaci¨®n: a) la direcci¨®n de un grupo terrorista, b) la participaci¨®n en las actividades de un grupo terrorista, c) el apoyo a un grupo terrorista, con el fin de cometer delitos terroristas suministrando informaci¨®n o recursos, incluida la financiaci¨®n de sus actividades, as¨ª como el reclutamiento de personas para que participen en dichas actividades'. Tambi¨¦n, y con la misma mayor¨ªa, se aprob¨® el siguiente texto: 'Los Estados miembros tomar¨¢n las medidas necesarias para garantizar que la inducci¨®n, la colaboraci¨®n, la promoci¨®n, la complicidad o la tentativa en la comisi¨®n de cualquiera de los delitos enumerados en la orden sean castigados'.
Quiero llamar la atenci¨®n sobre estos dos art¨ªculos porque, aunque sea de sentido com¨²n que el Estado de derecho se dote de todos los medios para combatir el terrorismo y defender las libertades y los derechos humanos de la ciudadan¨ªa, hasta ahora no hab¨ªa sido posible trabar ese consenso en Europa, establecer ese grado de complicidad y reconocimiento mutuo entre pa¨ªses e ideolog¨ªas diversas, entre el Norte y el Sur, con sus peculiaridades y sus tradiciones, culturales y jur¨ªdicas; entre la derecha, el centro y la izquierda; entre grupos que est¨¢n en el Gobierno o en la oposici¨®n; entre parlamentarios que, al margen de la alineaci¨®n en un grupo, se sumaron al consenso democr¨¢tico mayoritario.
Rese?ar¨¦ tambi¨¦n el art¨ªculo primero de este texto que define el delito de terrorismo. Algunas voces se alzaron preocupadas respecto de la inconcreci¨®n del texto original de la Comisi¨®n. El Parlamento fue sensible a esa preocupaci¨®n y lo modific¨®, quedando definitivamente como sigue: 'Los Estados miembros tomar¨¢n las medidas necesarias para garantizar que los siguientes delitos, definidos seg¨²n su derecho nacional, cometidos intencionalmente por un individuo o grupo, contra uno o m¨¢s pa¨ªses, sus instituciones o ciudadanos, con el fin de intimidarlos y alterar gravemente o destruir las libertades fundamentales, la democracia, el respeto de los derechos humanos, las libertades civiles y el Estado de derecho sobre el que se basan nuestras sociedades, se castiguen como delitos terroristas'.
Se conjuraba as¨ª el riesgo, que algunos expresaron tener, de que manifestaciones convocadas con fines leg¨ªtimos y que terminan de forma violenta pudieran verse sometidas a una penalizaci¨®n inadecuada por una interpretaci¨®n sesgada del Gobierno de turno.
He destacado antes lo importante que resulta el acuerdo, sin precedentes, entre distintos partidos, pa¨ªses y sensibilidades. ?Qu¨¦ pena que el PNV no haya participado del mismo! Su representante en Bruselas, el se?or Ortuondo, no vot¨® ni s¨ª, ni no, ni abstenci¨®n, sencillamente no vot¨®. Para gran esc¨¢ndalo de la C¨¢mara, el representante del partido que gobierna en el Pa¨ªs Vasco, el lugar en el que se organiza el terror, decidi¨® no participar en un acuerdo hist¨®rico en la lucha contra el terrorismo. Menos mal que Euskadi es Europa porque es Espa?a, que si no correr¨ªamos el riesgo de que las medidas adoptadas no se aplicaran en nuestro territorio, el m¨¢s castigado por la acci¨®n de ETA, la protecci¨®n de sus c¨®mplices y la comprensi¨®n de muchos que se llaman dem¨®cratas. ?C¨®mo esperan el PNV e Ibarretxe que creamos sus manifestaciones de condolencia en los funerales o sus anuncios de perseguir a ETA? Menos mal que no se sientan en el Consejo de Ministros europeo; ya hemos visto lo que har¨ªan: boicotear el acuerdo.
Dec¨ªa al inicio de este art¨ªculo que me gustar¨ªa hacer una aproximaci¨®n a lo que cambiar¨¢ el acuerdo que adoptar¨¢ el 14 de diciembre el Consejo en Laeken. Dar¨¦ un par de ejemplos. A partir de esta fecha, Europa dejar¨¢ de ser solidaria con para empezar a ser responsable de. Los dem¨®cratas espa?oles dejaremos de ser receptores de la solidaridad de los europeos en nuestra lucha contra ETA, compartiremos con todos los europeos el compromiso y la estrategia para terminar con el terrorismo.
A partir del 14 de diciembre las relaciones entre Gobiernos que eran las que posibilitaban la extradici¨®n ser¨¢n sustituidas por el mutuo reconocimiento entre los sistemas judiciales y la eficacia ejecutiva de sus resoluciones. Una orden de un juez espa?ol habr¨¢ de ser ejecutada en cualquiera de los Estados miembros. O sea, que se acab¨® el bochorno y el sarcasmo de espect¨¢culos como el de Olano, reclamado por la Audiencia Nacional y campando a sus anchas, ante c¨¢maras y micr¨®fonos, en territorio franc¨¦s.
Es verdad que esto que hoy estamos consiguiendo debi¨¦ramos haberlo hecho antes. Es verdad que llega tarde para muchas v¨ªctimas que no lo hubieran sido -estoy segura- si toda Europa hubiera reaccionado as¨ª hace diez a?os. Pero tambi¨¦n es cierto que, por amargo que sea, la historia de la humanidad nos demuestra que hay decisiones colectivas que no se adoptan hasta que no queda otro remedio. Y hoy todos parecen comprender que es imprescindible organizarse en el ¨¢mbito europeo para defender las libertades y derrotar al terrorismo.
Hay quien piensa que la pol¨ªtica es el arte de lo posible. Yo, en cambio, soy de las que creen que la pol¨ªtica debe servir para hacer posible lo necesario. Acabar con el terrorismo es posible y es, adem¨¢s, dolorosamente necesario.
Europa es otra vez nuestra esperanza. Conf¨ªo en que los Quince estar¨¢n en Laeken a la altura pol¨ªtica de las circunstancias.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.