Sobre el volc¨¢n de Guadalupe

Me dicen que es usted un viajero un tanto temerario.

Y le dicen bien. Soy un tanto inconsciente, nunca tengo miedo ni me echo atr¨¢s ante el riesgo.

Cu¨¦nteme alguna aventura.

Estuve en la isla de Guadalupe hace unos a?os, en las Antillas Francesas. All¨ª hay un volc¨¢n y me empe?¨¦ en verlo de cerca. Tom¨¦ un taxi y le dije al conductor d¨®nde quer¨ªa ir. Seg¨²n ascend¨ªamos vi un bosque petrificado por la lava, impresionante. Pero quer¨ªa m¨¢s.

?Vivir la experiencia de ser expulsado por la lava, quiz¨¢?

No, subir hasta el cr¨¢ter. Iba en pantal¨®n corto y deportivas, y seg¨²n ascend¨ªa, ya a pie, me iba quedando helado. Al llegar arriba no hab¨ªa un cr¨¢ter, sino una superficie llena de agujeros de los que sal¨ªa humo y un fuerte olor a azufre. Luego me dijo mi taxista que all¨ª iba la gente a suicidarse.

Veo que no tuvo tentaciones de tirarse. ?C¨®mo es Guadalupe?

Es una isla de playas de arena muy fina adonde llegan cada d¨ªa las barcas con el pescado, que se vende ah¨ª mismo. Es un paisaje de mil colores, con preciosos mercadillos, palmeras y chiringuitos donde la gente come sopas picantes.

?Usted tambi¨¦n, o prefiere el buf¨¦ de hotel de lujo?

Soy viajero, no turista, as¨ª que como lo que se come en cada sitio, sin escr¨²pulos. Yo hac¨ªa autoestop cuando aqu¨ª nadie lo hac¨ªa, hace 54 a?os. Recuerdo cuando pasaban los coches a 80 por hora y me parec¨ªa que iban como locos.

?Ya se inspiraba en los pelos de cada pa¨ªs para sus peinados?

Claro. En Guadalupe no me inspir¨¦ mucho, porque son pelos superrizados, peinados con mo?etes. All¨ª no har¨ªa negocio.