Un viejo centauro melanc¨®lico
No se detiene mucho la averiguaci¨®n de Scott Eyman dentro del universo fordiano en la elaboraci¨®n de Centauros del desierto, e incluso pasa por alto la m¨¢s arriesgada visi¨®n de este filme genial, uno de los m¨¢s intrincados y terribles que se han hecho, visi¨®n que desvela el latido dentro de su entramado secreto de huellas de la oscura sombra de Saturno, el padre errante asesino de sus hijos. Pero, a cambio, s¨ª apunta su libro rasgos precisos del movedizo y atormentado momento que viv¨ªa Ford cuando film¨® esta magna obra.
El breve cap¨ªtulo que Heyman dedica a Centauros del desierto da idea de la alta precisi¨®n conceptual de su an¨¢lisis y de su delicado conocimiento de la atormentada y escurridiza identidad de Ford, genial artista de portentosa elocuencia, pero hombre lac¨®nico martirizado por la caducidad de las cosas que amaba, lo que desencadenaba en ¨¦l frecuentes y aterradoras embestidas de esa melancol¨ªa que inunda a Centauros del desierto. El filme, hecho en el umbral de la vejez, sugiere a Heyman que, 'a medida que envejec¨ªa, la melancol¨ªa de Ford invadi¨® su obra y amenaz¨® con convertirse en morbosidad. El don de Ford era predominantemente l¨ªrico, y el don l¨ªrico raramente sobrevive en la edad madura. Como la mayor¨ªa de los viejos rom¨¢nticos, estaba cada vez m¨¢s obsesionado por el derrumbamiento de sus sue?os'.
Ethan Edwards, el Saturno asesino que crea John Wayne en Centauros del desierto, es una criatura que padece algunos de los rasgos de la melancol¨ªa de su creador. Dice Heyman, citando al cr¨ªtico Stuart Byron: 'Si la pel¨ªcula alcanza el status de ¨¦pica es porque, con convicci¨®n apasionada y tremenda, dice que las creencias tanto de conservadores como de liberales son igualmente v¨¢lidas: el sue?o americano es aut¨¦ntico, pero Estados Unidos es un pa¨ªs fundado en la violencia. Ethan Edwards es un monstruo, pero es John Wayne. Ford insiste a trav¨¦s de ¨¦l en que s¨®lo somos nosotros mismos cuando podemos aceptar las muchas formas de humanidad que encontramos. 'Me estoy contradiciendo', dec¨ªa Walt Whitman. 'Muy bien, me contradigo, soy amplio, contengo multitudes'. Lo mismo le pasa a Ethan Edwards, lo mismo le pasa a John Ford'. He ah¨ª huellas esculpidas sobre barro de su tierra de la melancol¨ªa del viejo centauro.
El penetrante viaje de Scott Heyman al interior de la melancol¨ªa y el pesimismo de John Ford es as¨ª vislumbrado como un luminoso acceso a la tragedia de un hombrete, un pa¨ªs y un tiempo, y a que el c¨¦lebre autorretrato en cinco palabras -'Me llamo John Ford y hago westerns'- de uno de los m¨¢s altos y exquisitos artistas del siglo XX siga siendo un rasgo del siglo XXI y su futura tragedia: Dice Heyman que Ford, 'a medida que envejec¨ªa, perdi¨® todo inter¨¦s por el montaje y su estilo se volvi¨® cada vez m¨¢s teatral'. Y esta tr¨¢gica teatralidad ya inunda, como forma arrancada de su melancol¨ªa, la estancia de Centauros del desierto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.