El futuro del Museo Vasco
La ampliaci¨®n a la antigua estaci¨®n de Mallona permitir¨¢ la reestructuraci¨®n del centro
En esta ¨¦poca de apertura de nuevos museos y puesta al d¨ªa de las antiguas instalaciones llega el momento del Museo Vasco. El futuro del Arqueol¨®gico, Etnogr¨¢fico e Hist¨®rico Vasco, a punto de cumplir los 80 a?os, pasa por conseguir m¨¢s espacio. El edificio monumental, una construcci¨®n del siglo XVII ubicada en el Casco Viejo de Bilbao, que alberga las tres divisiones del centro no da m¨¢s de s¨ª. El museo necesita sitio y lo ha encontrado cerca: la vieja estaci¨®n de Mallona, justo al otro lado de la plaza de Miguel de Unamuno, visible desde los accesos al museo, esta ya disponible.
La idea de ampliar las instalaciones a la estaci¨®n de Mallona surgi¨® ya hace a?os, pero las dificultades para conseguir el edificio han retrasado el proyecto. La estaci¨®n, propiedad de Eusko Trenbideak, serv¨ªa de vivienda a empleados de la empresa. Fue necesario buscar una salida a los inquilinos antes de firmar el acuerdo que regula la cesi¨®n del edificio por parte del Gobierno vasco a la Diputaci¨®n de Vizcaya por 10 a?os prorrogables.
El proyecto de presupuesto de la Diputaci¨®n para 2002, pendiente de aprobaci¨®n, incluye una partida para realizar el estudio de reforma del edificio y para el inicio de las obras. El plan de obras de la vieja estaci¨®n tendr¨¢ que habilitar en su interior nuevos almacenes que permitan depositar en buenas condiciones de conservaci¨®n los ingentes fondos arqueol¨®gicos del centro, clasificarlos y ordenarlos. Y hacerlos manejables para los investigadores, en salas de estudio bien dotadas y asesoradas por una biblioteca especializada.
As¨ª, Mallona descargar¨ªa el viejo museo y permitir¨ªa ampliar los 1.400 metros cuadrados que ocupa ahora la colecci¨®n permanente y los 250 de las salas destinadas a exposiciones temporales. Ser¨¢ el primer paso para realizar la reestructuraci¨®n a la que aspira su directora, Amaia Basterretxea, licenciada en Historia y doctora en Arqueolog¨ªa, quien ya cuenta con cuatro a?os de experiencia en el cargo. 'Lo bueno que tiene el museo es gran variedad de fondos', explica. 'Pero exponer los objetos no tiene ning¨²n sentido si no se ha investigado sobre ellos y no se sabe qu¨¦ son'.
Las carencias de espacio e instalaciones han hecho que el museo, que el pasado a?o tuvo 40.000 visitantes, funcione por debajo de sus posibilidades. No es, asegura Basterretxea, por las limitaciones de un presupuesto de 104 millones, que aportan al 50% el Ayuntamiento de Bilbao y la Diputaci¨®n. 'El gran obst¨¢culo es que el museo est¨¢ en un edificio hist¨®rico, un conjunto monumental protegido que condiciona la realizaci¨®n de exposiciones y su difusi¨®n p¨²blica', se lamenta la directora. 'La exposici¨®n no da la medida de la riqueza del museo. Queremos que los fondos se conozcan, pero el contenedor no es el mejor para magnificarlos'.
Ahora todo est¨¢ pendiente de la ampliaci¨®n. El traslado de parte de la actividad a Mallona, que aunque las obras comiencen en 2002 se demorar¨¢ varios a?os, pondr¨¢ en marcha la reestructuraci¨®n de las secciones de etnograf¨ªa, arqueolog¨ªa e historia, un nuevo organigrama y un previsible aumento de presupuesto.
Experiencia directa
Basterretxea es partidaria de un museo 'a la antigua usanza' y defiende que el p¨²blico tenga una experiencia directa, rechazando el uso de reproducciones o v¨ªdeos. 'El objeto, la pieza de valor arqueol¨®gico o hist¨®rico puesto a la vista del p¨²blico, vale m¨¢s que cualquier imagen. Puede hablar del lugar, de los materiales aut¨®ctonos, de la gente que lo utilizaba, de lo que han vivido y de lo que no han vivido. Hay que saber explicarlo, experimentar la pieza'.
En su modelo, la investigaci¨®n constante enriquecer las colecciones, abiertas a la renovaci¨®n. 'El papel de este museo no es mostrar el folclorismo de lo vasco, sino identificar y contextualizar otras manifestaciones', subraya. 'El Guggenheim o el Bellas Artes no han nacido de repente, Oteiza no ha surgido sin m¨¢s. Se enmarcan en unas tendencias, unos movimientos sociales, unas salidas, unas relaciones con el exterior. Nosotros tenemos que buscar las ra¨ªces y explicar de d¨®nde hemos salido', agrega.
Un colegio de 300 a?os
El Museo Vasco, la denominaci¨®n que abrevia el largo nombre de Museo Arqueol¨®gico, Etnogr¨¢fico e Hist¨®rico Vasco, surgi¨® en 1923 de la fusi¨®n de dos museos que hab¨ªan sido inaugurados dos a?os antes, dedicados por separado a la arqueolog¨ªa y a la etnograf¨ªa. El museo resultante abarca tal diversidad de disciplinas que resulta singular. 'No contamos con referencias de museos con secciones tan diferenciadas', asegura su directora,Amaia Basterretxea. El edificio que alberga el Museo Vasco existe desde hace casi 400 a?os. Antes de su actual utilizaci¨®n, fue ocupado por la Academia Municipal de M¨²sica, el cuartel de la Guardia Foral, la Audiencia de Bilbao o la Escuela de Artes y Oficios. Ninguno de estos usos recuerda que el edificio que comenz¨® a construirse en 1604 sobre un solar que hoy limita con la calle Mar¨ªa Mu?oz y la plaza de Miguel de Unamuno, en el Casco Viejo bilba¨ªno, fue el colegio e iglesia de San Andr¨¦s, de la Compa?¨ªa de Jes¨²s, el primer centro de ense?anza de los jesuitas en la ciudad.
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