Realidades 'versus' estrategia de la confusi¨®n
Hace pocos d¨ªas fui relevado del cargo de consejero de Pol¨ªtica Territorial y Obras P¨²blicas. Hasta el 15 de diciembre no asumir¨¦ las nuevas responsabilidades en el seno de la nueva Federaci¨®n de CiU y de Converg¨¨ncia. Dispongo, por lo tanto, de tiempo para la reflexi¨®n y para el an¨¢lisis paciente y reposado de la realidad catalana. Y todo ello me permite opinar, con un cierto conocimiento de causa, sobre una cuesti¨®n tan pol¨¦mica como el de la magnitud y los efectos de la inversi¨®n p¨²blica en Catalu?a.
Unos datos para empezar: nuestra poblaci¨®n representa el 15% de la poblaci¨®n espa?ola. Y nuestro PIB se acerca al 20% del total estatal. Parecer¨ªa l¨®gico pensar que, bajo criterios de estricta equidad en el destino de los recursos p¨²blicos, corresponder¨ªa a Catalu?a una inversi¨®n como m¨ªnimo del 15%, si nos tratasen como ciudadanos, o de hasta el 20%, si nos tratasen como generadores de riqueza.
La mejora del sistema de financiaci¨®n de las comunidades aut¨®nomas consigue cifras r¨¦cord para Catalu?a
La realidad de los ¨²ltimos 20 a?os ha sido muy diferente. El promedio ha sido inferior al 10%, y casi nunca se ha llegado al 15%. Incluso en la etapa preol¨ªmpica s¨®lo se invirti¨® en nuestro pa¨ªs el 12% en dos anualidades.
Es incuestionable la discriminaci¨®n a que ha sido sometida Catalu?a por parte de la Administraci¨®n del Estado. Cuantitativamente y cualitativamente. Las comparaciones entre las aportaciones estatales a los aeropuertos de Madrid y de Barcelona, o bien el trato de favor recibido por el metro de Madrid, al cual se le condon¨® la deuda, mientras que las administraciones catalanas debemos dedicar cada a?o muchos recursos para amortizar la deuda hist¨®rica de TMB, y sobre todo, el agravio comparativo en materia de peajes, son muestras evidentes e irrefutables del maltrato otorgado a los ciudadanos de Catalu?a.
Para CiU, establecido en 1993 un nuevo escenario pol¨ªtico por la p¨¦rdida de la mayor¨ªa absoluta por parte del PSOE, corregir estos agravios era una prioridad. Los perjuicios de una insuficiente dotaci¨®n de infraestructuras sobre nuestra econom¨ªa, la amenaza de afectar nuestra capacidad de crecimiento y la falta de determinados servicios esenciales para el propio bienestar de los ciudadanos, eran los argumentos que justificaban el dar prioridad a la inversi¨®n p¨²blica dentro de los acuerdos formulados para garantizar la estabilidad del gobierno del Estado.
Desde entonces, tanto en mayor¨ªas socialistas como en las populares, hemos conseguido un cambio radical de tendencia. Los ¨²ltimos a?os rozando el 15%, este a?o y el pr¨®ximo super¨¢ndolos, y liderando, por primera vez la contrataci¨®n p¨²blica regionalizada, claramente por encima de la comunidad de Madrid. Las cifras cantan, y son espectaculares: 351 millones de euros presupuestados en 1996, cerca de 2.000 millones de euros para el pr¨®ximo ejercicio, multiplicando casi por seis la inversi¨®n estatal en Catalu?a en estos seis a?os.
A nadie se le escapa que este salto espectacular tiene mucho que ver con la acci¨®n concertada del Gobierno de la Generalitat y de CiU en una triple direcci¨®n: actuando sobre los presupuestos generales del Estado, liderando la leg¨ªtima reivindicaci¨®n de la sociedad catalana y, sobre todo, generando un clima de consenso y cooperaci¨®n institucional, que ha permitido desbloquear la mayor¨ªa de los grandes proyectos, como la ampliaci¨®n del aeropuerto del Prat, el trazado del TAV, el desv¨ªo del r¨ªo Llobregat...
Si a esta influencia sobre las infraestructuras que dependen del Estado, le a?adimos la recuperaci¨®n de la capacidad inversora de la propia Generalitat, una vez superadas las restricciones presupuestarias inherentes a la convergencia monetaria y, especialmente, ahora, con la mejora del sistema de financiaci¨®n de las comunidades aut¨®nomas, obtenemos una inversi¨®n que consigue cifras r¨¦cord, y que, por primera vez, en muchos a?os, permite recuperar el liderazgo de Catalu?a en un tema clave para nuestro futuro.
?Y c¨®mo es que ahora, que invertimos m¨¢s que nadie, que en a?o y medio construiremos m¨¢s infraestructuras que en los Juegos Ol¨ªmpicos, que se han desbloqueado casi todos los grandes proyectos... hay quien se queja m¨¢s que nunca?
Desde la racionalidad no parece haber respuesta. Quiz¨¢ hay que buscarla en una acci¨®n pol¨ªtica basada en la confusi¨®n permanente y en absurdas operaciones medi¨¢ticas. La tozudez de la realidad despejar¨¢ las inc¨®gnitas y descubrir¨¢ a los que se ocultan en las sombras.
Pere Macias i Arau es secretario general adjunto de CiU.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.