Un dictamen de 1983 reduce el qu¨®rum de la C¨¢mara a un tercio de los electos

Est¨¢ claro que el Reglamento de la C¨¢mara vasca es capaz de estirarse como el chicle; un ejemplo claro es la decisi¨®n del pasado mi¨¦rcoles de su presidente, Juan Mari Atutxa, de imponer el voto separado de las enmiendas, rompiendo la interpretaci¨®n tradicional y los usos y costumbres. Para esta ocasi¨®n tambi¨¦n hay una salida. Si el Gobierno vasco quiere lograr el qu¨®rum que ahora no consigue puede recurrir a una decisi¨®n de la Mesa de la C¨¢mara de 1983.

Entonces, el letrado mayor del Parlamento, plante¨® que el art¨ªculo 46 del reglamento, -define el qu¨®rum como la mitad m¨¢s uno de los diputados- ten¨ªa un laguna al no contemplar las consecuencias derivadas de la paralizaci¨®n del ¨®rgano de representaci¨®n popular. En aquellas fechas la falta de qu¨®rum era provocada por la inasistencia de HB, y esta laguna fue resuelta acudiendo a la normativa de otras c¨¢maras. As¨ª, recurri¨® por analog¨ªa al Reglamento del Congreso de los diputados y asegur¨® que en una segunda convocatoria se podr¨ªa establecer el mismo qu¨®rum que prev¨¦ el reglamento para las segundas votaciones: un tercio de la C¨¢mara.

Si Atutxa utiliza este dictamen el pr¨®ximo martes, podr¨¢, primero constitutirse el pleno en ausencia de PSE-EE, PP y Batasuna, y despu¨¦s votarse las enmiendas de devoluci¨®n por separado. Los nacionalistas pueden lograr asi con ese informe una puerta abierta que les da v¨ªa libre hacia la aprobaci¨®n de las cuentas de 2002.