El d¨ªa que Espa?a entreg¨® el S¨¢hara
El reciente aniversario ha permitido recordar la trascendencia de la marcha verde en la relaciones entre Espa?a y Marruecos y en el origen de un conflicto, el del S¨¢hara, cuya resoluci¨®n sigue pendiente. Sabemos que las autoridades espa?olas y las marroqu¨ªes se pusieron de acuerdo en que las primeras cedieran a las segundas la administraci¨®n de la antigua posesi¨®n de un modo que contradec¨ªa la pol¨ªtica hasta el momento seguida por Espa?a. Tal actitud resultaba impuesta para los dirigentes de entonces por la situaci¨®n interna, en un momento en que con la enfermedad de Franco se planteaba un momento cr¨ªtico de aquel r¨¦gimen. Lo que ignoramos, en cambio, son los t¨¦rminos en que se tom¨® esa decisi¨®n. Hoy, 25 a?os despu¨¦s, ya se puede desvelar y no deja bien a las autoridades de los dos pa¨ªses.
Hassan II a Sol¨ªs: 'Si un general espa?ol ha encontrado el medio de entenderse con comunistas del Polisario, tambi¨¦n podr¨¢ hacerlo con los mon¨¢rquicos que vienen desde Marruecos'
El rey de Marruecos no sab¨ªa mucho sobre la enfermedad del general Franco y 'se demud¨®' al enterarse de la gravedad de su dolencia
'De andaluz a andaluz'
Tomada esta decisi¨®n, faltaba explicarla al rey de Marruecos. Lo hizo Jos¨¦ Sol¨ªs, que no ten¨ªa preparaci¨®n diplom¨¢tica ni tampoco conocimiento de la cuesti¨®n del S¨¢hara; era, adem¨¢s, ministro reciente, rescatado como tal tras la muerte de Fernando Herrero Tejedor. Parece que hab¨ªa cazado con el monarca marroqu¨ª, y eso bast¨®. Luego dir¨ªa a alg¨²n periodista madrile?o que la conversaci¨®n hab¨ªa ido bien porque se hab¨ªa desenvuelto 'de andaluz a andaluz'.
Sol¨ªs lleg¨® por la ma?ana del 21 de octubre de 1975 a Rabat y fue acogido de manera 'extraordinariamente cordial y amistosa' por el monarca alau¨ª. ?ste no sab¨ªa mucho sobre la enfermedad de Franco y 'se demud¨®' al enterarse de la gravedad de su dolencia. La conversaci¨®n tuvo lugar por la tarde y de ella tom¨® nota cuidadosa el embajador espa?ol, Adolfo Mart¨ªn Gamero.
Sol¨ªs fue al grano. Las autoridades espa?olas tem¨ªan que la marcha verde provocara muertos al pasar por la frontera minada. 'El Gobierno espa?ol', dijo, 'comprende que a estas alturas es dif¨ªcil para su majestad paralizar la marcha..., pero puede detenerla tras haber penetrado unos metros'. Exist¨ªa el mandato de la ONU sobre la autodeterminaci¨®n de los habitantes, pero eso 'no imped¨ªa el que podamos estudiar entre nosotros v¨ªas para que el resultado de la misma sea favorable a Marruecos; si hoy llegamos a un acuerdo, otras conversaciones ulteriores ser¨¢n f¨¢ciles'. 'A Espa?a', concluy¨® el ministro, 'le interesa una monarqu¨ªa fuerte en Marruecos porque los enemigos de esa monarqu¨ªa son nuestros mismos enemigos'.
Tambi¨¦n Hassan II se pronunci¨® con claridad y con id¨¦nticos nulos deseos de dejar que los saharauis lo hicieran por s¨ª mismos. Adelant¨® que 'nunca buscar¨ªa una soluci¨®n que fuera contraria a la dignidad de Espa?a', pero se declar¨® enga?ado por ella. A L¨®pez Bravo, anterior ministro de Exteriores, le hab¨ªa dicho que Espa?a pod¨ªa permanecer cuanto quisiera en el S¨¢hara, pero que a ¨¦l no se le deb¨ªa poner ante el 'hecho consumado' de su independencia. 'Me consta que una caracter¨ªstica de Franco es ser testarudo, pero ¨¦sta lo es tambi¨¦n de los alau¨ªes como yo', remach¨®. 'Los polisarios', seg¨²n ¨¦l, 'no hablan el castellano ni comprenden nada del esp¨ªritu' espa?ol; en cambio, ¨¦l se presentaba no como un 'rey encolerizado, sino como un amigo de verdad', aunque 'traumatizado'. Como prueba de su buena voluntad ofreci¨® una muestra de su piller¨ªa: a L¨®pez Bravo le hab¨ªa indicado las zonas de la costa marroqu¨ª en que, aunque la pesca fuera ilegal, la tolerar¨ªa.
Sol¨ªs insisti¨® entonces en que Espa?a estaba dispuesta a abandonar el S¨¢hara, y en ese momento Hassan II le cort¨®: 'Ah¨ª est¨¢ precisamente el error. Yo no quiero que se vayan ustedes tan pronto. Yo soy a¨²n d¨¦bil y necesito tener en el S¨¢hara un aliado'. As¨ª se lo hab¨ªa escrito a Franco hac¨ªa tiempo. No pod¨ªa tolerar que los militares espa?oles de guarnici¨®n en el S¨¢hara se mostraran m¨¢s dispuestos a hablar con el Frente Polisario que con ¨¦l porque 'para todo marroqu¨ª eso es sin¨®nimo de acuerdo entre Espa?a y Argelia'. Esta ¨²ltima supon¨ªa un peligro revolucionario y 'ahora van a dejar que esta ideolog¨ªa triunfe y se implante en el sur de Marruecos'.
Sol¨ªs estaba ya a la defensiva. Propuso entonces la celebraci¨®n de una conferencia cuatripartita (es decir, con Argelia, Marruecos y Mauritania), pero Hassan II le repuso que se negaba a tratar con los argelinos. El ministro espa?ol se mostr¨® tan s¨®lo interesado en guardar unas m¨ªnimas apariencias. Espa?a estaba dispuesta a 'ayudar a Marruecos para que ¨¦ste sea quien acabe incorpor¨¢ndose al S¨¢hara'. Su interlocutor hab¨ªa dejado caer la posibilidad de que a medida que se fueran los espa?oles, 'campesinos aut¨¦nticos' procedentes de Marruecos les fueran sustituyendo, pero eso al enviado espa?ol le parec¨ªa demasiado, pues 'una ocupaci¨®n poco a poco... ser¨ªa demasiado visible'. Al final resumi¨® sus deseos en tan s¨®lo 'que los acuerdos de la ONU queden cubiertos', claro est¨¢ que en apariencia.
Hassan II no se comprometi¨® a nada y, a diferencia de Sol¨ªs, dijo no estar dispuesto a improvisar tomas de postura. Pero no dej¨® de mencionar v¨ªas de soluci¨®n entreveradas de amenazas, y, sobre todo, no estuvo dispuesto a detener la marcha verde; a lo sumo manifest¨® su voluntad de tratar con Espa?a. Si hab¨ªa exhibido en meses precedentes reivindicaciones sobre Ceuta y Melilla era 'porque ustedes nos han obligado a usar los ¨²ltimos recursos'; en condiciones normales s¨®lo har¨ªa esta demanda una vez que Espa?a recuperara Gibraltar.
'Turistas' marroqu¨ªes
En cuanto a la marcha, asegur¨® con firmeza, 'no puedo pararla'. 'Espa?a es nuestro vecino', dijo con condescendencia, 'y, sin duda, por razones de salud del General¨ªsimo, pasa actualmente por un mal momento'. Pero, aludiendo al jefe militar espa?ol del S¨¢hara, 'si un general espa?ol ha encontrado el medio de entenderse con comunistas como los del Polisario, tambi¨¦n podr¨¢ entenderse con los mon¨¢rquicos que vienen desde Marruecos'. Sugiri¨® que los norteamericanos estaban al tanto de sus proyectos y, como para demostrar que sus prop¨®sitos eran evitar un choque armado, asimil¨® a los participantes en la marcha con los millones de turistas que cada a?o visitaban Espa?a. S¨®lo detendr¨ªa a los suyos en caso de que antes de llegar a la frontera hubiera una decisi¨®n de la ONU en el sentido de que Espa?a y Marruecos solucionaran la cuesti¨®n; los diplom¨¢ticos espa?oles deb¨ªan recibir instrucciones en el sentido indicado. 'La sola y ¨²nica' soluci¨®n que no pod¨ªa contemplar', concluy¨®, 'era la posibilidad de la independencia'. Lo que dijo entonces Sol¨ªs, concluyendo la entrevista, es la m¨¢s palmaria demostraci¨®n de la debilidad de aquella dictadura con un Franco agonizante: 'Digo solemnemente a V. M. que no queremos la independencia, que lo que necesitamos es cubrir las formas y salvar nuestros compromisos... y que estamos de acuerdo en que el S¨¢hara sea para Marruecos'.
Nada concreto se pact¨® en esta conversaci¨®n, pero de ella deriv¨® todo. Espa?a abandon¨® el S¨¢hara como consecuencia de su situaci¨®n interna; lo hizo en contra de toda su pol¨ªtica exterior precedente. Luego los pol¨ªticos de la transici¨®n, principalmente Marcelino Oreja, restablecieron la l¨ªnea de principios y de coherencia de la pol¨ªtica espa?ola. Pero de la conversaci¨®n deriva en la actualidad un contencioso todav¨ªa vivo, uno de cuyos inconvenientes es contribuir a envenenar la relaci¨®n entre Espa?a y Marruecos.
Una larga disputa
TRAS UNA LARGA DISPUTA, Espa?a y Marruecos hab¨ªan sometido al Tribunal de La Haya sus diferencias: mientras que Espa?a se hab¨ªa mostrado partidaria de la autodeterminaci¨®n ante Naciones Unidas, Marruecos se hab¨ªa opuesto a ella. La decisi¨®n del alto tribunal se tom¨® el el d¨ªa 16 de octubre de 1975 y fue favorable a la posici¨®n espa?ola. Ese mismo d¨ªa, el rey Hassan II anunci¨® la marcha verde, que llevar¨ªa a centenares de miles de personas hasta la frontera de aquel territorio. Un d¨ªa antes, sin embargo, Franco hab¨ªa sufrido un primer infarto que acabar¨ªa llev¨¢ndole a la muerte, y el Gobierno espa?ol, que a¨²n no hab¨ªa informado a la opini¨®n p¨²blica de la gravedad de su enfermedad, decidi¨® el 17 de octubre el abandono del S¨¢hara.
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