La revolucionaria '?Qu¨¦ noche la de aquel d¨ªa!' se reestrena en una versi¨®n restaurada
La m¨ªtica pel¨ªcula rodada por los Beatles en 1964 inspir¨® numerosos filmes y v¨ªdeos musicales
Tras haber sido restaurada digitalmente en imagen y sonido, ?Qu¨¦ noche la de aquel d¨ªa! se ha reestrenado en todo el mundo. Dirigida en 1964 por Richard Lester, la primera pel¨ªcula protagonizada por los Beatles se convirti¨® en el gran paradigma para el cine musical de la era del pop, aparte de influir decisivamente, muchos a?os despu¨¦s, sobre la est¨¦tica del v¨ªdeo musical. Con ?Qu¨¦ noche la de aquel d¨ªa!, millones de adolescentes descubrieron el efecto llamada. La pel¨ªcula revelaba bastante del humor y algo del car¨¢cter de los cuatro Beatles, pero tambi¨¦n era el perfecto bander¨ªn de enganche: militar en un grupo pop parec¨ªa una ocupaci¨®n fascinante; all¨ª, en la oscuridad de los cines, se abandonaron muchos estudios y se fraguaron infinidad de conjuntos m¨²sico-vocales. Un terremoto social.
Como casi todo lo relacionado con la explotaci¨®n de la beatleman¨ªa, la entrada en el cine fue una casualidad. La sucursal brit¨¢nica de United Artists propuso al grupo rodar una comedia, con la secreta intenci¨®n de conseguir distribuir la banda sonora. Elvis Presley tambi¨¦n protagonizaba pel¨ªculas y los cuatro picaron el anzuelo; su representante, Brian Epstein, fue llevado al huerto por los resabiados directivos de UA: acept¨® el 7,5% de los beneficios (estaban dispuestos a concederle el 25%) y firm¨® un contrato por tres pel¨ªculas que especificaba que el productor, Walter Shenson, se quedar¨ªa con todos los derechos tras 15 a?os de explotaci¨®n.
Despu¨¦s de tan desdichada negociaci¨®n, el ¨¢ngel de la guarda intervino y todo encaj¨® a la perfecci¨®n. Richard Lester, un pragm¨¢tico cineasta estadounidense habituado a la publicidad, se ofreci¨® espont¨¢neamente a dirigir a los guitarreros que estaban conmocionando el mundo occidental. Lester -o Paul McCartney, seg¨²n otra versi¨®n- sugiri¨® al guionista Alun Owen, que contaba con la ventaja de haber nacido en Liverpool. Sin ideas preconcebidas, Owen se incorpor¨® a una gira de los Beatles y all¨ª descubri¨® que eran prisioneros de su propio ¨¦xito, y que todo lo soportaban tras la coraza de un leal equipo de gente de Liverpool.
Shenson y Owen optaron por un argumento que buscaba exagerar lo que era un d¨ªa t¨ªpico en la agitada vida de los Beatles, con la autoimpuesta limitaci¨®n de no incidir demasiado en novias o ligues (por entonces, las seguidoras del cuarteto eran mayor¨ªa y prefer¨ªan creerse que eran solteros disponibles). Una ocurrencia feliz fue contratar a un secundario reconocible para el p¨²blico brit¨¢nico, el veterano Wilfred Brambell, en el papel de abuelo de McCartney.
Brambell es el perfecto anciano de pesadilla. Mujeriego y jugador, el abuelo se deleita sembrando ciza?a a la vez que se aprovecha de la popularidad de Paul y sus compa?eros; retenido por la polic¨ªa, tras organizar un alboroto al pretender vender fotos autografiadas del grupo, en la comisar¨ªa le sale la insurgente sangre irlandesa y se proclama un luchador republicano enfrentado a muerte con la represora monarqu¨ªa brit¨¢nica, ante el pasmo de Ringo Starr y los corteses bobbies.
Owen y Lester, supervivientes de batallas televisivas, tambi¨¦n cargaron las tintas en el retrato del director de televisi¨®n, un hist¨¦rico a cargo de un programa de entretenimiento cuyas estrellas son unos Beatles de tendencias centr¨ªfugas. Durante la espera, un Ringo patoso e infantil deambula por las calles; George Harrison desemboca en las oficinas de una agencia de publicidad y productora de televisi¨®n, donde su naturalidad desconcierta al gran jefe, un supuesto experto en tendencias juveniles que podr¨ªa haber salido del n¨²mero m¨¢s reciente de The Face o similares revistas londinenses. Otras escenas clave de la pel¨ªcula son el encuentro con la prensa, rebosante de chispazos liverpoolianos:
-'?C¨®mo encontrasteis Am¨¦rica?'.
-'Girando a la izquierda en Groenlandia.'.
Tambi¨¦n es significativo el choque con el caballero que no acepta compartir su compartimento del tren con los m¨²sicos: 'Yo luch¨¦ en la guerra por gente como vosotros', escupe el gentleman, a lo que Ringo responde r¨¢pido: '?Seguro que ahora lo lamenta!'; durante toda la pel¨ªcula, los Beatles se burlan levemente del establishment con iron¨ªa e impavidez, otro acierto en un tiempo de conflicto generacional.
El t¨ªtulo original de la pel¨ªcula (La noche de un d¨ªa duro) viene de Ringo, practicante de un peculiar ingl¨¦s que incluso Lennon aprovechaba para sus escritos. El tema principal fue compuesto a ¨²ltima hora, cuando el productor descubri¨® que necesitaban una canci¨®n hom¨®nima y encarg¨® a John Lennon algo que sirviera para acompa?ar el inicio de la cinta, sin referencia directa a lo que all¨ª ocurr¨ªa, al igual que el resto de las canciones; a la ma?ana siguiente, John y Paul le interpretaban A hard day's night en su camerino. Potenciada por la inteligente producci¨®n de George Martin, la versi¨®n grabada se abre con un rotundo guitarrazo que sirvi¨® para movilizar a multitudes de adolescentes.
United Artists conceb¨ªa ?Qu¨¦ noche la de aquel d¨ªa! como una pel¨ªcula coyuntural: tuvo un presupuesto modesto (menos de 200.000 libras esterlinas de la ¨¦poca) y se film¨® en blanco y negro. Por las limitaciones econ¨®micas y el apretado calendario de los m¨²sicos, su rodaje fue veloz y el resultado final se aproxim¨® al free cinema, la nouvelle vague, el cinema v¨¦rit¨¦ y otras tendencias del momento; en realidad, se sigui¨® rigurosamente el gui¨®n y apenas hubo improvisaciones. Los estadounidenses seguramente ten¨ªan en mente la locura de los Hermanos Marx, mientras los propios Beatles, que no conoc¨ªan a Groucho y compa?¨ªa, se ve¨ªan continuadores de los Goons, la pandilla televisiva de Peter Sellers, que tambi¨¦n fueron dirigidos por Lester.
Con cr¨ªticas entusiastas y una excelente carrera comercial (m¨¢s dos nominaciones a los Oscar), ?Qu¨¦ noche la de aquel d¨ªa! fue elevada inmediatamente a la categor¨ªa de cl¨¢sica a imitar. Coincidiendo con su estreno, se convirti¨® en novela, firmada por John Burke; en 1977, se edit¨® el gui¨®n, incluyendo escenas descartadas, ilustrado con centenares de fotogramas y una sabrosa entrevista con Richard Lester. El director lleva con resignaci¨®n que el resto de su heterog¨¦nea filmograf¨ªa haya sido eclipsado por su colaboraci¨®n con los Beatles.
Babelia
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