Exiliado voluntario
En Bilbao se dan cita en estos d¨ªas tres personales modos de manifestarse en el mundo de las artes pl¨¢sticas. Juan Carlos Eguillor expone dibujos y collages en la galer¨ªa Epelde & Mardaras; Jos¨¦ Manuel Ciria presenta obras de gran formato en la sala Rekalde; y en la galer¨ªa Bilkin pueden verse varios autorretratos fotografiados de Ignacio S¨¢ez.
Resulta chocante la reacci¨®n de Ignacio S¨¢ez, ya que, despu¨¦s de llevar sus pinturas a la galer¨ªa, vari¨® de opini¨®n y quiso dejar tan s¨®lo como testimonio de su trabajo unas cuantas fotograf¨ªas con su propia imagen. Al parecer, la decisi¨®n la tom¨® despu¨¦s de sentirse arrebatadamente halagado tras la ejecuci¨®n pict¨®rica de su autorretrato, que se incluye en la exposici¨®n de 22 artistas vascos, en el Museo de Bellas Artes bilba¨ªno, bajo el t¨ªtulo Gaur, Hemen, Orain. Peque?a y muda mudanza para un diciembre demasiado fr¨ªo.
Uno de los aspectos que m¨¢s llama la atenci¨®n en la muestra de la Sala Rekalde son los gestos crom¨¢ticos que traza Jos¨¦ Manuel Ciria sobre carteles murales de publicidad. Tiene a su favor las aparatosas y espectaculares medidas de esos carteles, con sus 12 metros cuadrados de superficie. Sin embargo, a los gestos crom¨¢ticos, que act¨²an como signos de negaci¨®n, les falta nervio inventivo, dominio de la gestualidad, creencia ciega en la raz¨®n de ser de esa negatividad. Y para negar es preciso hacerlo afirm¨¢ndose mediante la mayor y m¨¢s completa de las rotundidades.
Al frente de los dibujos y collages de Juan Carlos Eguillor habr¨ªa que poner un cartelito con las palabras del propio Eguillor cuando asegura que ¨¦l no es pintor. Le basta con verse como humorista, dibujante e ilustrador. Sin estar en posesi¨®n de una graf¨ªa que enamore en exceso, sus peque?as piezas resultan de un gran atractivo. Poseen inventiva y riqueza visuales, y m¨¢s en concreto en los collages.
A la hora de contar historias, importa la ingeniosidad que lleva dentro cada historia, en tanto la graf¨ªa acaba por ser un aditamento secundario. Su funci¨®n estrat¨¦gica consiste en servir a aquello que va dictando la inteligencia sensible del creador. Cuando se logra atraer la atenci¨®n por la historia contada, llega un punto en el que la graf¨ªa se nos figura repleta de grandes cualidades pl¨¢sticas y, al tiempo, como cosa inseparable de las atribuciones narrativas. A esto se puede a?adir la certeza de que una inteligencia elevada crea una graf¨ªa personal acorde al valor de esa inteligencia. Parece imposible, por tanto, que vaya por un lado la mano y la mente por otro lado.
Para conocer algo mejor a Eguillor, lo primero de todo hay que acercarse hasta estos sorprendentes, hermosos e ingeniosos collages. Despu¨¦s, tal vez conven¨ªa saber que nunca ha dejado de reconocer las influencias recibidas por parte de los expresionistas alemanes, de los surrealistas, particularmente de Magritte, como de los dada¨ªstas. De otro lado, siempre se ha considerado un exiliado voluntario. Aduce en este sentido: 'Adem¨¢s de la atracci¨®n fatal que me traer¨¢ en todo momento a Bilbao, siempre he considerado enormemente higi¨¦nico y saludable tener un pie fuera y otro dentro, tanto en lo f¨ªsico como en lo mental. Es m¨¢s, se lo recomiendo a much¨ªsima gente'.
A pesar de reconocerse ¨¦l mismo como un perezoso activo, ha creado a lo largo de su vida m¨²ltiples historietas. En ellas se dan cita la iron¨ªa, el humor, la palpitante actualidad, la cr¨ªtica mordaz y una gran dosis de c¨¢lida ternura.
Hay unas palabras del pintor Jean Dubuffet que encajan a las mil maravillas dentro del esp¨ªritu que anima las obras de Eguillor, cuando advert¨ªa que el arte aut¨¦ntico est¨¢ all¨ª donde no se le espera.
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