La OMC y el futuro del medio ambiente
El autor dice que en Qatar se ha perdido una oportunidad de resolver el conflicto entre la liberalizaci¨®n del comercio y la efectividad de las pol¨ªticas ambientales
Si la reuni¨®n de la Organizaci¨®n Mundial del Comercio (OMC) se celebraba en Qatar para eludir protestas como las que se produjeron en Seattle en 1999, la presencia all¨ª del Rainbow Warrior de Greenpeace sirvi¨® para recordar a los dirigentes de la OMC que muchos ciudadanos del mundo les est¨¢n observando. En Qatar, sin embargo, se ha perdido la oportunidad de resolver el conflicto hist¨®rico entre la liberalizaci¨®n del comercio y la efectividad de las pol¨ªticas ambientales, ya que la OMC ha optado sin m¨¢s por iniciar una nueva ronda de liberalizaci¨®n del comercio mundial.
Mucha gente que sigue con inter¨¦s la pol¨¦mica sobre la globalizaci¨®n se pregunta qu¨¦ tiene que ver el proceso de liberalizaci¨®n del comercio con la protecci¨®n del medio ambiente. Lo cierto es que mucho, y de ah¨ª la insatisfacci¨®n por el fracaso de la OMC en Qatar de reconocer que el derecho al medio ambiente debe estar por encima del libre comercio.
El libre comercio no puede promocionarse a cualquier coste; es una herramienta de bienestar
La OMC se cre¨® para extender y fortalecer el comercio multilateral y, a diferencia de otras organizaciones intergubernamentales, tiene un sistema de resoluci¨®n de disputas entre pa¨ªses que es legalmente vinculante para los estados miembros. Esto se refleja en sanciones concretas. Por ejemplo, cuando el panel de disputas de la OMC se pronunci¨® contra la decisi¨®n de la Uni¨®n Europea de prohibir la importaci¨®n de carne de animales tratados con hormonas de crecimiento, fue sancionada a pagar a los EE UU 190 millones de d¨®lares anuales en compensaci¨®n. Como pa¨ªs rico, la UE puede permitirse el mantener su prohibici¨®n y pagar la sanci¨®n, actitud que no es accesible para los pa¨ªses m¨¢s pobres.
Sri Lanka, por ejemplo, decidi¨® prohibir hace unos meses la utilizaci¨®n de organismos modificados gen¨¦ticamente (OMGs) en sus cultivos. En cuanto adopt¨® esta medida, las corporaciones multinacionales y la administraci¨®n estadounidense amenazaron veladamente a Sri Lanka con denunciar el caso por contravenir las normas de la OMC. Para un peque?o pa¨ªs como Sri Lanka, el pago de compensaciones por una condena de este tipo es un precio demasiado alto, as¨ª que deci-di¨® 'suspender' esa legislaci¨®n.
En las condiciones actuales, un pa¨ªs en v¨ªas de desarrollo puede ser reh¨¦n de la OMC si trata de legislar para proteger su medio ambiente o la salud de su gente, si esto va en contra del inter¨¦s de un peque?o grupo de ricos.
El Rainbow Warrior llev¨® un mensaje a Qatar: la promoci¨®n del libre comercio no puede hacerse a cualquier coste. El comercio no es un objetivo en s¨ª mismo, sino una herramienta para conseguir el bienestar de los pueblos, y su desarrollo sostenible.
Despu¨¦s de Qatar sigue habiendo aspectos importantes de la pol¨ªtica de la OMC que deben revisarse. En primer lugar es necesario analizar en profundidad cu¨¢l ha sido el impacto sobre el medio ambiente de las pol¨ªticas de la OMC desde su fundaci¨®n hasta hoy. Asimismo la OMC debe adoptar medidas que garanticen su transparencia y apertura a la sociedad civil. A muchos sorprender¨¢ que para Greenpeace la existencia de una organizaci¨®n intergubernamental que regule el comercio internacional puede ser positiva, siempre que, claro est¨¢, controle y regule las actividades de las corporaciones trasnacionales. El problema es que, desde su creaci¨®n, han sido esas corporaciones y sus pa¨ªses de origen (EE UU, la Uni¨®n Europea y otros pa¨ªses de la OCDE) los que controlan la OMC.
Las campa?as de Greenpeace siempre han aspirado a ser globales, y a lo largo de los 30 a?os de existencia de la organizaci¨®n se han conseguido victorias relevantes para el Planeta, que afectan tambi¨¦n al comercio. Por ejemplo, la prohibici¨®n global de exportar residuos t¨®xicos y radiactivos a pa¨ªses no miembros de la OCDE que se plasm¨® en el Convenio de Basilea y otros muchos acuerdos internacionales como el de limitaci¨®n del tr¨¢fico de especies protegidas, el convenio de protecci¨®n de la capa de ozono o el Protocolo de Madrid de protecci¨®n del continente Ant¨¢rtico. Estos acuerdos internacionales no debieran verse afectados por las decisiones de la OMC, ya que en caso contrario retroceder¨ªamos muchos a?os en lo que ya se ha conseguido en la lucha por la defensa del planeta.
Menci¨®n aparte merece el Protocolo de Kioto sobre Cambio Clim¨¢tico que nuevamente se ha discutido en Marraquech (Marruecos), y del que el gobierno de EE UU dio la espantada antes de la ¨²ltima cumbre celebrada en Bonn. No es aceptable que la OMC inicie una nueva ronda de liberalizaci¨®n sin que los EE UU hayan ratificado el Protocolo de Kioto. Recordemos que el cambio clim¨¢tico amenaza la existencia misma de pa¨ªses enteros y que ser¨¢n los m¨¢s pobres, una vez m¨¢s, los m¨¢s afectados.
El pr¨®ximo oto?o en Johannesburgo (Sud¨¢frica) se celebra la Cumbre R¨ªo + 10 en la que se analizar¨¢n los avances globales en defensa del medio ambiente que se han producido desde la reuni¨®n de R¨ªo en 1992. Desde Greenpeace proponemos que tras la Cumbre R¨ªo + 10 se celebre una reuni¨®n intergubernamental que revise el papel de las instituciones de comercio y financieras internacionales, con el mandato de revisar sus objetivos al objeto de transformar la OMC, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional en instrumentos que busquen el desarrollo sostenible y el bienestar social.Si la reuni¨®n de la Organizaci¨®n Mundial del Comercio (OMC) se celebraba en Qatar para eludir protestas como las que se produjeron en Seattle en 1999, la presencia all¨ª del Rainbow Warrior de Greenpeace sirvi¨® para recordar a los dirigentes de la OMC que muchos ciudadanos del mundo les est¨¢n observando. En Qatar, sin embargo, se ha perdido la oportunidad de resolver el conflicto hist¨®rico entre la liberalizaci¨®n del comercio y la efectividad de las pol¨ªticas ambientales, ya que la OMC ha optado sin m¨¢s por iniciar una nueva ronda de liberalizaci¨®n del comercio mundial.
Mucha gente que sigue con inter¨¦s la pol¨¦mica sobre la globalizaci¨®n se pregunta qu¨¦ tiene que ver el proceso de liberalizaci¨®n del comercio con la protecci¨®n del medio ambiente. Lo cierto es que mucho, y de ah¨ª la insatisfacci¨®n por el fracaso de la OMC en Qatar de reconocer que el derecho al medio ambiente debe estar por encima del libre comercio.
La OMC se cre¨® para extender y fortalecer el comercio multilateral y, a diferencia de otras organizaciones intergubernamentales, tiene un sistema de resoluci¨®n de disputas entre pa¨ªses que es legalmente vinculante para los estados miembros. Esto se refleja en sanciones concretas. Por ejemplo, cuando el panel de disputas de la OMC se pronunci¨® contra la decisi¨®n de la Uni¨®n Europea de prohibir la importaci¨®n de carne de animales tratados con hormonas de crecimiento, fue sancionada a pagar a los EE UU 190 millones de d¨®lares anuales en compensaci¨®n. Como pa¨ªs rico, la UE puede permitirse el mantener su prohibici¨®n y pagar la sanci¨®n, actitud que no es accesible para los pa¨ªses m¨¢s pobres.
Sri Lanka, por ejemplo, decidi¨® prohibir hace unos meses la utilizaci¨®n de organismos modificados gen¨¦ticamente (OMGs) en sus cultivos. En cuanto adopt¨® esta medida, las corporaciones multinacionales y la administraci¨®n estadounidense amenazaron veladamente a Sri Lanka con denunciar el caso por contravenir las normas de la OMC. Para un peque?o pa¨ªs como Sri Lanka, el pago de compensaciones por una condena de este tipo es un precio demasiado alto, as¨ª que deci-di¨® 'suspender' esa legislaci¨®n.
En las condiciones actuales, un pa¨ªs en v¨ªas de desarrollo puede ser reh¨¦n de la OMC si trata de legislar para proteger su medio ambiente o la salud de su gente, si esto va en contra del inter¨¦s de un peque?o grupo de ricos.
El Rainbow Warrior llev¨® un mensaje a Qatar: la promoci¨®n del libre comercio no puede hacerse a cualquier coste. El comercio no es un objetivo en s¨ª mismo, sino una herramienta para conseguir el bienestar de los pueblos, y su desarrollo sostenible.
Despu¨¦s de Qatar sigue habiendo aspectos importantes de la pol¨ªtica de la OMC que deben revisarse. En primer lugar es necesario analizar en profundidad cu¨¢l ha sido el impacto sobre el medio ambiente de las pol¨ªticas de la OMC desde su fundaci¨®n hasta hoy. Asimismo la OMC debe adoptar medidas que garanticen su transparencia y apertura a la sociedad civil. A muchos sorprender¨¢ que para Greenpeace la existencia de una organizaci¨®n intergubernamental que regule el comercio internacional puede ser positiva, siempre que, claro est¨¢, controle y regule las actividades de las corporaciones trasnacionales. El problema es que, desde su creaci¨®n, han sido esas corporaciones y sus pa¨ªses de origen (EE UU, la Uni¨®n Europea y otros pa¨ªses de la OCDE) los que controlan la OMC.
Las campa?as de Greenpeace siempre han aspirado a ser globales, y a lo largo de los 30 a?os de existencia de la organizaci¨®n se han conseguido victorias relevantes para el Planeta, que afectan tambi¨¦n al comercio. Por ejemplo, la prohibici¨®n global de exportar residuos t¨®xicos y radiactivos a pa¨ªses no miembros de la OCDE que se plasm¨® en el Convenio de Basilea y otros muchos acuerdos internacionales como el de limitaci¨®n del tr¨¢fico de especies protegidas, el convenio de protecci¨®n de la capa de ozono o el Protocolo de Madrid de protecci¨®n del continente Ant¨¢rtico. Estos acuerdos internacionales no debieran verse afectados por las decisiones de la OMC, ya que en caso contrario retroceder¨ªamos muchos a?os en lo que ya se ha conseguido en la lucha por la defensa del planeta.
Menci¨®n aparte merece el Protocolo de Kioto sobre Cambio Clim¨¢tico que nuevamente se ha discutido en Marraquech (Marruecos), y del que el gobierno de EE UU dio la espantada antes de la ¨²ltima cumbre celebrada en Bonn. No es aceptable que la OMC inicie una nueva ronda de liberalizaci¨®n sin que los EE UU hayan ratificado el Protocolo de Kioto. Recordemos que el cambio clim¨¢tico amenaza la existencia misma de pa¨ªses enteros y que ser¨¢n los m¨¢s pobres, una vez m¨¢s, los m¨¢s afectados.
El pr¨®ximo oto?o en Johannesburgo (Sud¨¢frica) se celebra la Cumbre R¨ªo + 10 en la que se analizar¨¢n los avances globales en defensa del medio ambiente que se han producido desde la reuni¨®n de R¨ªo en 1992. Desde Greenpeace proponemos que tras la Cumbre R¨ªo + 10 se celebre una reuni¨®n intergubernamental que revise el papel de las instituciones de comercio y financieras internacionales, con el mandato de revisar sus objetivos al objeto de transformar la OMC, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional en instrumentos que busquen el desarrollo sostenible y el bienestar social.
Juan L¨®pez de Uralde es director ejecutivo de Greenpeace Espa?a.
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