'De la R¨²a fue m¨¢s acosado por su partido que por los peronistas'
El pol¨ªtico que ha vivido en el ojo del hurac¨¢n argentino estos meses vive ahora en semiclandestinidad. El superministro de Econom¨ªa del ¨²ltimo Gobierno argentino, Domingo Cavallo, de 54 a?os, se mueve con discreci¨®n de su casa en Buenos Aires a la oficina y de la oficina a casa. La justicia le ha prohibido salir de Argentina y m¨¢s de uno quiere verle entre rejas. Hoy es un hombre abatido que aspira a descansar y recuperar la libertad de movimientos. 'He trabajado tan intensamente, que tengo un gran cansancio f¨ªsico. Despu¨¦s retomar¨¦ mi actividad intelectual', dice. ?La pol¨ªtica? 'No s¨¦, porque la verdad es que esta ¨²ltima experiencia ha sido tan traum¨¢tica que no s¨¦ si me quedar¨¢ arresto pol¨ªtico'.
'El radicalismo y el Frepaso no le permitieron a De la R¨²a gobernar'
'Not¨¦ una suerte de cansancio entre los dirigentes del exterior hacia la Argentina'
Pregunta. ?Ha sentido o siente miedo?
Respuesta. No, en absoluto. Obviamente, mi familia sufri¨® aquella noche. Estuvimos preocupados por los saqueos y los enfrentamientos de la gente con la polic¨ªa. Estuve tan preocupado como cualquier argentino que no se sent¨ªa seguro.
P. Se ha dicho que usted no dimiti¨®, sino que lo dimitieron.
R. Lo que public¨® la revista Gente es totalmente falso. Es un invento. Yo dimit¨ª aquella noche. Cuando vi que la gente ped¨ªa mi renuncia llam¨¦ al presidente y le dije: 'Si mi renuncia tranquiliza la situaci¨®n y te permite seguir gobernando, la tienes a tu disposici¨®n. Creo que es mejor que la aceptes'. Me dijo: 'Pens¨¦moslo durante la noche'. A la ma?ana siguiente me llam¨® y me dijo: 'Me parece mejor acept¨¢rtela, y vamos a ver c¨®mo podemos manejarnos de aqu¨ª en m¨¢s'. Eso fue todo.
P. ?Cu¨¢ndo advirti¨® que su ca¨ªda era irreversible?
R. Ten¨ªa dudas de si De la R¨²a pod¨ªa seguir manejando la situaci¨®n. Yo ya no pod¨ªa, porque hab¨ªa estado gestionando con el peronismo la reuni¨®n de la comisi¨®n parlamentaria del Presupuesto. Pero los propios diputados de la Alianza no acudieron a la reuni¨®n. Y el mi¨¦rcoles fueron a la Casa Rosada a decirle a De la R¨²a que ten¨ªa que remodelar todo el Gabinete, lo que significaba, b¨¢sicamente, que ten¨ªan que pedirme la renuncia a m¨ª. Est¨¢ claro que fueron los partidos de la Alianza...
P. ?Est¨¢ convencido de esto?
R. S¨ª, absolutamente.
P. ?Por qu¨¦?
R. Porque ellos nunca estuvieron muy conformes con la actitud conservadora que adopt¨® De la R¨²a en su Gobierno.
P. La operaci¨®n de acoso y derribo contra el ex presidente ?no provino de la oposici¨®n peronista?.
R. En absoluto. El peronismo tuvo una actitud de mucha colaboraci¨®n hacia De la R¨²a y en particular los gobernadores. Tambi¨¦n colaboraron los gobernadores del partido de De la R¨²a . Pero, como partidos, el radicalismo y el Frepaso [Frente del Pa¨ªs Solidario] no permitieron a De la R¨²a gobernar. Lo boicotearon permanentemente. Los principales funcionarios lo abandonaron y le hicieron la vida imposible desde el Congreso.
P. ?Y d¨®nde ve, en la Alianza, la mayor responsabilidad?
R. No voy a dar nombres. Pero, obviamente, la Alianza demostr¨® no conformar una fuerza pol¨ªtica capaz de sustentar un gobierno. Mientras que el peronismo, aun con todo lo desordenado que fue a lo largo de su historia, cuando asume la responsabilidad de gobernar, en general gobierna.
P. ?Por qu¨¦ cree que los partidos de la Alianza nunca creyeron en usted?
R. El partido radical, pr¨¢cticamente me rog¨® que aceptara ser ministro de Econom¨ªa tras la renuncia de Ricardo L¨®pez Murphy. Trat¨¦ de contribuir a recomponer la Alianza. Incluso propuse que Chacho ?lvarez [vicepresidente dimitido] volviera al Gobierno como jefe de Gabinete. Pero ah¨ª me di cuenta de que ya era una Alianza en disoluci¨®n, porque no hab¨ªa confianza entre ellos. Pero yo, con sentido de responsabilidad, acept¨¦ el Ministerio de Econom¨ªa. Hice todo lo que pude para que el presidente tuviera poder como para manejar la crisis. Y la crisis nos llev¨® a todos al fondo del mar.
P. ?Qu¨¦ opina de la actitud de los sectores econ¨®micos, empresariales y financieros de Argentina y del exterior hacia el Gobierno?
R. Los sectores empresariales trataban de ayudar. Desde el exterior, varios Gobiernos amigos, en particular el de Espa?a, nos dieron much¨ªsimo apoyo. Pero yo not¨¦ una suerte de cansancio entre los dirigentes del exterior, y en particular de los organismos multilaterales hacia la Argentina. Es como que lo de Argentina fue una crisis muy larga. En el exterior pensaban que nuestra insistencia en defender la convertibilidad era una suerte de tozudez. Nadie comprendi¨® que quebrar la convertibilidad habr¨ªa profundizado la crisis con ribetes m¨¢s dram¨¢ticos de los que adquiri¨®. No tuvimos, en general, predisposici¨®n favorable de nadie en el exterior, salvo de Espa?a, para ayudarnos a superar esta situaci¨®n. Tampoco fue activo el apoyo de Brasil. En realidad, Brasil tendr¨ªa que haber comprendido que despu¨¦s de la devaluaci¨®n del real eran necesarias algunas salvaguardas o alg¨²n mecanismo que no pusiera tanta presi¨®n sobre la moneda argentina. Los sectores empresariales y financieros de Brasil apostaron permanentemente a la devaluaci¨®n del peso argentino.
P. ?Y EE UU?
R. En EE UU predominaba la opini¨®n de que ten¨ªamos que dolarizar, lo que, en cierta medida, es la convertibilidad al extremo. Eso significa permitir que todos los argentinos conviertan sus pesos en d¨®lares. Lamentablemente, desde hace aproximadamente un a?o, en EEUU existe una opini¨®n fuerte de que cuando un pa¨ªs est¨¢ en crisis, los platos rotos los debe pagar ese pa¨ªs y los que invirtieron en ¨¦l, y que los organismos internacionales no deben intervenir o no deben poner dinero. La Administraci¨®n de Bush no se puso en contra, pero tampoco a favor. Me da la impresi¨®n de que fue m¨¢s bien un debate interno del FMI. Estuvimos permanentemente vapuleados.
P. ?Cu¨¢l fue la causa del estallido social en las calles?
R. La gota que rebas¨® el vaso para la gente fueron las restricciones que tuvimos que poner para el retiro en efectivo de los bancos. Las tuvimos que poner para preservar los ahorros de la gente, porque, si todos pretend¨ªan sacar el efectivo de los bancos, ¨¦stos ten¨ªan que cerrar y los ahorristas hubieran perdido todo su dinero. La gente consider¨® que esto era ya insoportable y reaccion¨®. Fue muy duro para el pueblo argentino todo lo que pas¨® en los ¨²ltimos cuatro a?os.
P. ?Es cierto que algunos banqueros llegaron a amenazar con no abrir las puertas si el Gobierno no adoptaba medidas para frenar la fuga de dep¨®sitos?
R. No hubo ninguna amenaza. El viernes de la corrida bancaria, varias radios hab¨ªan invitado a la gente a que retiraran los dep¨®sitos de los bancos. Algunos canales de televisi¨®n anunciaron feriado bancario para todas las semanas siguientes. Con eso, la gente pens¨® que no iba a poder retirar m¨¢s dinero de los bancos y por eso corri¨® a retirar. Y, de hecho, los bancos no hubieran estado en condiciones de abrir el lunes siguiente.
P. ?Los saqueos y otras acciones que precedieron a la ca¨ªda del Gobierno fueron espont¨¢neos?
R. Si alguien alent¨® todo esto fueron grupos opositores internos de De la R¨²a dentro de la Alianza.
P. ?No ve una mano oculta de sectores del peronismo?
R. No, en absoluto. Yo creo que los que m¨¢s desestabilizaron a De la R¨²a fueron los opositores internos dentro del radicalismo y del Frepaso.
P. ?Qu¨¦ opini¨®n le merece el presidente provisional Rodr¨ªguez Sa¨¢, que no ha sido elegido?
R. Pero ha sido elegido gobernador de su provincia cinco veces. Es un hombre valiente. Aceptar ser presidente transitorio en un periodo tan dif¨ªcil demuestra valent¨ªa.
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