Miles de argentinos se agolpan ante los consulados para emigrar a Espa?a o Italia
Los aspirantes a visados y pasaportes colapsan las calles y provocan la intervenci¨®n policial
Los consulados de Espa?a e Italia en Buenos Aires volvieron ayer a atestarse de miles de argentinos que anhelan el pasaporte europeo. El agravamiento de la crisis argentina en las ¨²ltimas semanas aument¨® el n¨²mero de ciudadanos, la mayor¨ªa en paro, que pretende irse de un pa¨ªs sin presente ni futuro, tal como ellos lo definen. Sus abuelos o sus padres eran espa?oles o italianos, que llegaron a Argentina a fines del siglo XIX o mediados del XX porque tambi¨¦n hu¨ªan de la pobreza. Por ley de sangre pueden obtener la ciudadan¨ªa europea, aunque tras un tr¨¢mite que dura entre 18 meses y tres a?os.
'Los primeros seis', anunci¨® a las diez de ayer un agente de seguridad privada en el portal del consulado espa?ol. Entre un remolino de 40 personas, incluidos j¨®venes y ancianos, seis afortunados entraron a la sede diplom¨¢tica para gestionar una visa de trabajo, de estudio o la ciudadan¨ªa. Insultos. '?Vos te colaste, vieja. Yo no quedo afuera otro d¨ªa m¨¢s!', grit¨® Ezequiel, que llevaba en la cola desde las cuatro de la tarde del d¨ªa anterior. Su abuela, espa?ola, le hab¨ªa reservado su sitio durante las siete horas previas a que ¨¦l llegara.
Ese mismo lunes la polic¨ªa argentina debi¨® intervenir para evitar rasgu?os y pu?etazos entre las 3.000 personas que aguardaban fuera del consulado, que atiende de las 8.30 horas a las 14. La concurrencia ayer fue tal que entorpec¨ªa el tr¨¢fico atascado de la calle de Guido, en el aristocr¨¢tico barrio de Recoleta. A ambos lados del consulado se formaban largas filas. Los primeros hab¨ªan pasado la noche con libros, bebiendo mate o con mantas. El sue?o de una vida nueva ced¨ªa ante el sue?o f¨ªsico. M¨¢s atr¨¢s hab¨ªan llevado sillas.
Todos compart¨ªan el sudor del h¨²medo verano de Buenos Aires, y algunos, tambi¨¦n sus botellas de agua. Pasaban las horas conversando sobre la crisis, las historias personales o los requisitos para obtener los papeles. No es la primera vez que muchos argentinos deciden escapar. Sucedi¨® en 1976, por la ¨²ltima dictadura militar; en 1989, por la hiperinflaci¨®n, y desde 2000, por la mayor depresi¨®n econ¨®mica de la historia de este pa¨ªs suramericano, bautizado como 'granero del mundo' en su pujante comienzo del siglo XX.
Ahora, hasta bolivianos y paraguayos se marchan a sus pa¨ªses. El c¨®nsul italiano en Buenos Aires, Vincenzo Palladino, reconoci¨® que las solicitudes de la ciudadan¨ªa de su pa¨ªs se incrementaron en el ¨²ltimo a?o. Tanto su Gobierno como la Xunta de Galicia prometieron semanas atr¨¢s acoger a sus descendientes en Argentina. A diferencia de otros inmigrantes que llegan a Espa?a o Italia, los argentinos buscan cruzar el Atl¨¢ntico con los papeles en regla: con el pasaporte europeo o el permiso de trabajo en la mano. 'Si vas ilegal no consegu¨ªs trabajo', comentaba Marta, mientras sus nuevos amigos de cola asent¨ªan. Por ejemplo, Ezequiel estaba sufriendo su ¨²ltima espera para conseguir el documento espa?ol. 'En mayo me voy all¨¢ a trabajar de lo que sea', reconoci¨® este parado de 29 a?os, que hace cuatro meses dej¨® de repartir mercader¨ªas de un supemercado. En Palma de Mallorca lo recibir¨¢n sus parientes espa?oles y argentinos que ya emigraron. All¨ª planea continuar sus estudios de direcci¨®n audiovisual. 'Argentina no va para atr¨¢s ni para adelante. Quiz¨¢ empiece a caminar en cuatro o cinco a?os, pero yo no puedo aguantar tanto', dijo Ezequiel.
La planta metal¨²rgica donde trabajaba Jos¨¦, de 60 a?os, cerr¨® en diciembre pasado por supuestas vacaciones y no le pag¨® su sueldo. Ayer, este hijo de c¨¢ntabro aprovech¨® el descanso para iniciar los tr¨¢mites de ciudadan¨ªa. 'Si me quedo sin laburo [trabajo], me voy porque este pa¨ªs me defraud¨®', dijo Jos¨¦, quejoso por la desorganizaci¨®n de la cola, a pesar de la buena atenci¨®n del personal del consulado. 'No tienen mucho inter¨¦s en seguir dando ciudadan¨ªas', reclamaba Marita, de 36 a?os, que planea marcharse con sus dos hijas y su marido, empleado administrativo en paro desde hace dos meses. Esta mujer no conf¨ªa en el nuevo Gobierno: 'El obrero no va a tener aumento de sueldo y los precios se van a ir para arriba. Es m¨¢s de lo mismo', rezongaba, y continuaba enumerando los nombres de los gobernantes que fracasaron en los ¨²ltimos tres decenios. No obstante, siente pena de dejar su pa¨ªs. 'Despu¨¦s de tanto sacrificio no me quiero ir, pero no tengo otro remedio'. Roberto, de 30 a?os, est¨¢ a punto de terminar la carrera de arquitectura y ya consigui¨® trabajo en Vigo. Obtuvo la nacionalidad espa?ola hace diez a?os, pero s¨®lo ayer se decidi¨® a gestionar la de su hijo Santiago, de a?o y medio, para irse de Argentina. 'Lo hago por el futuro de mi hijo'.
Adi¨®s a Argentina
Horacio, de 29 a?os, no tiene problemas en emigrar. Ya sufri¨® la experiencia del desarraigo cuando vino de C¨®rdoba, la segunda ciudad de Argentina, a Buenos Aires para trabajar como ingeniero de sistemas. Hace dos meses la empresa francoitaliana Telecom lo ech¨® y le deposit¨® su indemnizaci¨®n en el banco. En diciembre, el anterior Gobierno de Fernando de la R¨²a congel¨® los dep¨®sitos y Horacio se debi¨® resignar a retirar en efectivo s¨®lo 1.000 pesos por mes, lo que en aquel entonces supon¨ªan 1.000 d¨®lares (1.189 euros). Ahora Duhalde devalu¨® el peso un 29%, por lo que Horacio vio c¨®mo su dinero inmovilizado perd¨ªa valor. Vecino del distinguido barrio de Retiro, con gafas negras, Horacio se acerc¨® ayer al consulado de Italia porque unos amigos le consiguieron empleo en Mil¨¢n. 'Ya hab¨ªa tenido una oferta de all¨¢, pero yo ac¨¢ estaba bien en esa ¨¦poca. Pero ahora no se consigue nada ac¨¢', confesaba, mientras unas j¨®venes ofrec¨ªan tr¨¢mites ¨¢giles. Horacio confiaba en De la R¨²a, pero particip¨® en el cacerolazo del 19 de diciembre para derrocarlo. Este joven cordob¨¦s particip¨® entonces por primera vez en su vida en una protesta callejera, pero no piensa quedarse en Argentina para pelear por ella: 'Me cagaron'.
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