El andaluz
Coincido con Antonio Mart¨ªn Serrano (18 de diciembre) en que nuestro sistema educativo hace aguas por muchas partes y especialmente en lo que se refiere a la universalidad de algunos contenidos. Sin embargo, en mi opini¨®n, no sobra saber por d¨®nde transcurren las escasas aguas del Guadalhorce si adem¨¢s se sabe -lo que no ocurre siempre- por d¨®nde va el Nilo, por ejemplo. Y desde luego me parece que adem¨¢s de saberse la ONU y la UE es primordial que se conozca el Estatuto de Autonom¨ªa. Creo que hay que conjugar lo universal con lo inmediato y ah¨ª est¨¢ el reto.
Me parece que la proposici¨®n de apoyo al habla andaluza no sobra, ni mucho menos, en ese panorama sombr¨ªo que Antonio Mart¨ªn Serrano traza en su larga carta. Es m¨¢s, me parece oportuno, al margen de que tambi¨¦n me parezcan oportunas muchas de las cosas que dice el lector de Almer¨ªa explica en su carta.
Nuestro presidente, el de Andaluc¨ªa claro, habla andaluz; en nuestro Parlamento se habla andaluz; en los colegios se habla andaluz, en Granada de Granada y en Sevilla de Sevilla; nuestro Defensor del Pueblo habla andaluz; en fin cu¨¢nta gente habla andaluz para nuestra satisfacci¨®n...
Sin embargo, en los escenarios de teatro en Andaluc¨ªa no se habla andaluz, en los medios audiovisuales, en la mayor¨ªa, tampoco se habla andaluz; incluso en los anuncios para televisi¨®n que hace la Junta, no se habla andaluz y todo ello porque en el fondo seguimos imbuidos en aquellas directrices del franquismo -y del tardofranquismo- que obligaban a los profesionales de los medios a despojarnos de nuestros acentos respectivos en cuanto nos pon¨ªamos delante de un micr¨®fono. Todo ello, tambi¨¦n, porque nos invade, en lo m¨¢s profundo de nuestro ser, un complejo de inferioridad que nos hace abjurar de nuestras deliciosas haches aspiradas finales, etc.
Las hablas andaluzas est¨¢n, desgraciadamente, olvidadas y en el ¨¢mbito p¨²blico fueron en su momento masacradas. Todav¨ªa hoy hay quien las pisotea cada vez que se sube a una tribuna p¨²blica y eso es sencillamente lamentable. Hay tambi¨¦n quien las niega o quien como Antonio Mart¨ªn Serrano considera que se trata de 'cosas de los hermanos ?lvarez Quintero' o que son una catetada de las que mejor no ocuparse.
Los andaluces no podemos perder de vista que aunque seamos universalistas y ciudadanos del mundo -pese a las opiniones de Mart¨ªn Serrano- tenemos todav¨ªa muchos tesoros culturales que cuidar y uno de ellos es nuestra manera de hablar. No vaya a ser que dentro de unos a?os tenga que hacerse en el Parlamento Andaluz una proposici¨®n no de ley para que un grupo de arque¨®logos de la lengua rescate nuestra peculiar, din¨¢mica, evolucionada y moderna manera de hablar.
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