Primer gran vuelo de una actriz
In¨¦s Par¨ªs y Daniela Fejerman saltaron a los focos hace un par de a?os, cuando se estren¨® S¨¦ qui¨¦n eres, buena pel¨ªcula apoyada en un m¨¢s que buen gui¨®n escrito por estas dos mujeres de cine que, aunque casi reci¨¦n llegadas a ¨¦l, se mueven con sorprendente solvencia en los entresijos del oficio de escribir y, ahora tambi¨¦n, de dirigir pel¨ªculas. Y si en aquel filme desplegaron con precisi¨®n complejas claves gen¨¦ricas de melodrama y cine negro, ahora, en el delicado esplendor de A mi madre le gustan las mujeres, rizan el rizo de los, a¨²n m¨¢s estrictos, c¨®digos formales de la comedia y, sobre algunos balbuceos, los manejan con tanta finura, sencillez y dominio de lo indirecto, que convierten a su media voz en un chorro de elocuencia.
A MI MADRE LE GUSTAN LAS MUJERES
Directoras y guionistas: In¨¦s Par¨ªs y Daniela Fejerman: Int¨¦rpretes: Leonor Watling, Mar¨ªa Pujalte, Silvia Abascal, Mar¨ªa Rosa Sard¨¢, Eliska Sirova. Duraci¨®n: 95 minutos. G¨¦nero: comedia. Espa?a, 2001.
No abusan Par¨ªs y Fejerman de las facilidades de mensajer¨ªa social y moral que les pone en bandeja el anzuelo del t¨ªtulo. Enuncian con pudor, gracia y concisi¨®n la perplejidad de tres j¨®venes burguesas que un buen d¨ªa descubren que su madre (nueva eminente creaci¨®n de la gran Rosa Mar¨ªa Sard¨¢) se ha enamorado de otra mujer y vive con ella; y tiran de ese hilo como lo que es, un f¨¦rtil disparadero de comedia, del que sacan un gozoso, viv¨ªsimo, rico, malvado espejo de algunos rincones de humor y de absurdo de la vida cotidiana de ahora, de aqu¨ª, y de al lado.
La trama arrancada por Par¨ªs y Fejerman de ese brote de perplejidad tiene mucha inteligencia, es sagaz, est¨¢ completamente viva. Sus mujeres son libres, pero no tienen respuesta libre que oponer a un hecho que rompe la l¨®gica de sus c¨®digos de comportamientos de clase, y esto las convierte a su pesar en carne de comedia. Y la astucia de las escritoras y directoras hay que buscarla en la rectitud con que trasladan a sus actrices la tarea de dar carne, cuerpo, a esa comicidad, cosa que logran con creces Mar¨ªa Pujalte y Silvia Abascal, y de forma literalmente arrolladora Leonor Watling, que si hace un a?o dio gracia a la soser¨ªa de Son de mar, ahora, con una preciosa mezcla de candor y de osad¨ªa, con un infalible instinto para dar mesura a la sobreactuaci¨®n, con una inventiva gestual deslumbrante, lleva por s¨ª sola a la comedia a su punto sin retorno, para finalmente ser ella misma quien la empuje en un precioso vuelo hacia el desenlace.
Babelia
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