Madrid y Londres estudian compartir la soberan¨ªa sobre Gibraltar indefinidamente

Los representantes espa?oles y brit¨¢nicos que preparan la pr¨®xima reuni¨®n ministerial sobre el contencioso de Gibraltar, prevista para finales de mes o primeros de febrero, negocian un acuerdo por el que Madrid y Londres compartir¨ªan la soberan¨ªa sobre el Pe?¨®n y consideran, entre otras hip¨®tesis, la posibilidad de que sea por tiempo indefinido. Espa?a, por primera vez, no presenta una oposici¨®n insalvable a esta hip¨®tesis, debido a que el Reino Unido se muestra dispuesto, a diferencia de otras ocasiones, a firmar un acuerdo aunque los gibraltare?os lo rechacen.

El deseo espa?ol de que el eventual acuerdo deje claro que, aunque el r¨¦gimen de cosoberan¨ªa no est¨¦ sujeto a plazo fijo, Espa?a seguir¨¢ reivindicando la plena soberan¨ªa sobre el Pe?¨®n y de que el compromiso incluya alguna v¨ªa que d¨¦ pie a la realizaci¨®n futura de esa demanda, ser¨¢ uno de los serios escollos que los negociadores deber¨¢n superar para plasmar en t¨¦rminos jur¨ªdicos el compromiso pol¨ªtico expresado el pasado mes de noviembre en Barcelona por el ministro espa?ol de Exteriores, Josep Piqu¨¦, y su hom¨®logo brit¨¢nico, Jack Straw, de encontrar una soluci¨®n al contencioso antes de que termine el pr¨®ximo verano.

Pero el deseo de llegar a un compromiso entre Madrid y Londres, incluso si los gibraltare?os lo rechazan, es claro y nuevo. Desde que, en 1984, el Reino Unido aceptara dialogar con Espa?a sobre la soberan¨ªa del Pe?¨®n, los brit¨¢nicos se hab¨ªan negado sistem¨¢ticamente a cualquier tipo de acuerdo, alegando que los gibraltare?os se opon¨ªan.

Piqu¨¦, por su parte, moder¨® en Barcelona la tradicional oposici¨®n espa?ola a que el Reino Unidos someta a refer¨¦ndum de los llanitos los t¨¦rminos de un eventual acuerdo hispano-brit¨¢nico, como exige la Constituci¨®n gibraltare?a. Sin la aprobaci¨®n de ¨¦stos, el compromiso que Piqu¨¦ y Straw buscan para modificar el estatuto de Gibraltar, y por tanto el Tratado de Utrecht, no podr¨¢ ser aplicado. Y aunque Londres ha sugerido que los privilegios fiscales que hoy sustentan la vida de la colonia tienen los d¨ªas contados, no parece f¨¢cil que las objeciones de los gibraltare?os vayan a decaer antes del oto?o de 2003, que, de acuedo con el calendario trazado, se presenta como la fecha l¨ªmite para el refer¨¦ndum.

'El acuerdo hispano-brit¨¢nico ser¨ªa ¨²til incluso si fuera rechazado en la consulta, porque marcar¨ªa un hito en la historia del contencioso, de modo que la pr¨®xima negociaci¨®n deber¨ªa arrancar de lo conseguido ahora', sostiene una fuente diplom¨¢tica espa?ola.

Tambi¨¦n fuentes diplom¨¢ticas brit¨¢nicas reconocen que 'un acuerdo ser¨ªa un avance en cualquier situaci¨®n, aunque no se aplique', pero a?aden que no es ¨¦se el objetivo, sino que existe 'la intenci¨®n clara de presentar a Gibraltar lo que consideramos una buena soluci¨®n'. 'Reconocemos que va a ser muy dif¨ªcil convencer a los gibraltare?os de que la opci¨®n que les ofrecemos es la mejor. Para ello, vamos a necesitar mucho apoyo del Gobierno espa?ol', a?ade la misma fuente.

En 1997, Espa?a trabaj¨® sobre la hip¨®tesis de una soberan¨ªa compartida durante 100 a?os, plazo que el entonces ministro de Exteriores, Abel Matutes, redujo a 50 a?os cuando present¨®, en 1998, su oferta de negociaci¨®n. Los gibraltare?os rechazaron de plano que se prejuzgara el traspaso de la soberan¨ªa y las conversaciones quedaron rotas hasta el pasado mes de julio. Por eso, ahora se baraja la hip¨®tesis de una soberan¨ªa compartida durante un tiempo indefinido.

Fuentes brit¨¢nicas reconocen que 'el tema de los plazos o de un acuerdo por tiempo indefinido es el m¨¢s delicado de la negociaci¨®n' y precisan que 'todav¨ªa no se ha llegado a un modelo que sea definitivo'. 'No hay posici¨®n firme sobre el tiempo indefinido, es uno de los elementos que se discute pero todav¨ªa no est¨¢ resuelto', a?aden las fuentes.

En medios diplom¨¢ticos espa?oles se admite que la soberan¨ªa compartida por tiempo indefinido 'es una hip¨®tesis, entre otras' y se se?ala igualmente que la verdadera negociaci¨®n ni siquiera ha comenzado, en el sentido de que las partes a¨²n no han ense?ado sus cartas. S¨ª han tenido que comentar las posibilidades, porque el tiempo apremia y el trabajo jur¨ªdico a realizar es complicado. Al final, la decisi¨®n ¨²ltima depender¨¢ del Gobierno y el presidente Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar ser¨¢ quien ponga los l¨ªmites de la partida.