El ¨²ltimo ultim¨¢tum
?Ser¨¢ cierto que el presidente Pastrana ha decidido poner fin a la charada m¨¢s larga de la historia de Colombia, las negociaciones de paz con la guerrilla de las FARC? Quiz¨¢, pero en el pa¨ªs nada es seguro hasta que se cumple al menos un primer aniversario.
Unas conversaciones iniciadas el 7 de enero de 1999 en San Vicente del Cagu¨¢n, capital de un territorio como Extremadura que se le ha reconocido en usufructo a la guerrilla marxista -el despeje-, no han producido ni treguas duraderas, ni cese de los secuestros, ni humanizaci¨®n de la guerra. Y en octubre pasado, para probar que todo tiene un l¨ªmite, Pastrana decidi¨® extremar los controles terrestres y a¨¦reos en la periferia y en los cielos del despeje para dificultar que la guerrilla utilice los cinco municipios en cuesti¨®n como base del suculento negocio del tr¨¢fico de drogas, y, en suma, para todo tipo de actividades delictivas. Las FARC adujeron esa presi¨®n para interrumpir todo contacto. Y a principios de este mes hubo, al fin, unas sesiones negociadoras tan in¨²tiles como las anteriores, que han llevado a Pastrana a casi declarar terminado el proceso, as¨ª como a exigir a la guerrilla que en el plazo de 48 horas, que concluir¨ªan esta noche, abandone el territorio.
La cuesti¨®n de fondo es, sin embargo, que la guerrilla quiere liquidar el Plan Colombia, la ayuda militar norteamericana, y Pastrana no puede ceder en ese punto. Las apariencias, sin embargo, a veces enga?an. Es obvio que el presidente tiene a¨²n la esperanza de que las FARC digan 'bueno...', y se reanuden las conversaciones, porque el Ej¨¦rcito ya ha demostrado que carece de medios para liquidar militarmente a la guerrilla -aunque ahora reocupe la zona- y tambi¨¦n porque en unos meses habr¨¢ elecciones presidenciales, a las que Pastrana ha de procurar que su candidato, el conservador, llegue en las mejores condiciones. Eso exige cerrar su presidencia con algo que mostrar a la opini¨®n; al menos, una guerra m¨¢s activa contra los insurgentes.
Por eso, Bogot¨¢ deber¨ªa estar hoy m¨¢s cerca de una decisi¨®n hist¨®rica. Si en lo que queda de legislatura y quiz¨¢ el comienzo de la pr¨®xima no hay por qu¨¦ creer en la voluntad de negociaci¨®n de la guerrilla, habr¨ªa que pensar que s¨®lo una reforma profunda del Estado puede darle al pa¨ªs los medios para acabar, pol¨ªtica o militarmente, con la insurrecci¨®n colombiana.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Opini¨®n
- Plan Colombia
- Relaciones bilaterales
- Acuerdos internacionales
- FARC
- Lucha antidroga
- Relaciones internacionales
- Colombia
- Narcotr¨¢fico
- Guerrillas
- Estados Unidos
- Norteam¨¦rica
- Delitos contra salud p¨²blica
- Sudam¨¦rica
- Guerra
- Gobierno
- Grupos terroristas
- Latinoam¨¦rica
- Terrorismo
- Administraci¨®n Estado
- Am¨¦rica
- Delitos
- Conflictos
- Relaciones exteriores
- Pol¨ªtica