El fin del mundo
Resulta que para los milenaristas, como su nombre indica, el fin del mundo se iba a producir en 2000. Los m¨¢s ortodoxos lo estiraron hasta 2001, por algo del cero. Pues bien, el fin del mundo estuvo a punto de producirse el otro d¨ªa y ni nos enteramos. Un asteroide de cuatrocientos metros de di¨¢metro llamado ya un tanto premonitoriamente 2001 YB5 pas¨® muy cerca de la tierra, a menos de 600.000 kil¨®metros, como quien dice roz¨¢ndonos.
Los amantes de las conspiraciones, que suelen coincidir con los que aman cuanto venga del cielo, sobre todo si es volante y no identificado, est¨¢n de enhorabuena porque, una vez m¨¢s, los gobiernos nos han ocultado informaci¨®n valiosa. Igual pensaban que nos asustar¨ªamos. Y con raz¨®n, puesto que, a pesar de lo que diga el cine, no hubi¨¦ramos podido hacer nada. Lo ha dicho un experto. Si se nos hubiera venido encima, s¨®lo nos habr¨ªa quedado rezar para que cayera en un ¨¢rea despoblada. Pero, ?quedan?
'Para destruir Euskadi hubiera bastado con un cuarto o un quinto del asteroide 2001 YB5'
Dejo precisamente para Hollywood todos los efectos especiales del impacto. Me ahorro los gritos y llantos, la combusti¨®n de los cuerpos y el derretimiento de edificios para detenerme precisamente en la superficie. Quienes saben de estas cosas han asegurado que, si el meteorito hubiera ca¨ªdo en Madrid, habr¨ªa borrado a Espa?a del mapa, aunque no se sabe si s¨®lo geogr¨¢ficamente o como concepto tambi¨¦n pol¨ªtico.
En tal caso resulta impredecible vaticinar qu¨¦ hubiera podido suceder con las periferias que le son desafectas. Hay que rendirse lamentablemente a la evidencia de que para destruir Euskal Herria hubiera bastado con un cuarto o un quinto del asteroide, porque ya se sabe que Guip¨²zcoa se hubiera volatilizado s¨®lo con el que cay¨® en 1908 en Siberia y que era m¨¢s bien chaparro o, lo que es lo mismo, su equivalente en 600 bombas de Hiroshima.
La cosa tiene miga desde el momento en que se sabe que hay que atribuir al impacto de un meteorito la extinci¨®n de los dinosaurios, por m¨¢s que nos parezca que a¨²n quedan, como bien sabemos por aqu¨ª. Pero si el 2001 YB5 hubiera tenido la mala sombra de caer en la Amazonia, por ejemplo, nos hubi¨¦ramos quedado sin pulm¨®n y estar¨ªamos todos tosiendo, de ah¨ª que no sea indiferente el lugar del impacto por m¨¢s que cada uno nos tengamos por el ombligo del mundo y hubi¨¦semos querido que nos cayera en la u?a del pie.
De habernos avisado con tiempo hubi¨¦ramos podido organizar apuestas, aunque la inmensa mayor¨ªa hubiera apostado por Nueva York, porque los humanos tenemos la creencia de que la loter¨ªa vuelve a caer siempre donde ya ha ca¨ªdo. Un dibujante de comics, Frank Margerin, ya imagin¨® una situaci¨®n como la que acabamos de vivir. S¨®lo que en la suya se encargaban de mantener informada minuto a minuto a la poblaci¨®n.
Pasados el temor y el desconcierto inicial, la muchedumbre se lanzaba a hacer lo que nunca hab¨ªa hecho o simplemente lo contrario.
Naturalmente, la mayor parte se abandonaba a un sexo compulsivo y multipolar. Pero tampoco faltaban quienes se pegaban grandes atracones o se lanzaban a los bancos para robar un dinero que ya no ten¨ªa ning¨²n valor puesto que todo pod¨ªa conseguirse gratis, ?no faltaban apenas unas horas para el impacto que significar¨ªa el fin del mundo?
La polic¨ªa abr¨ªa las puertas de las c¨¢rceles, los bomberos pegaban fuego a bosques y edificios, las empresas polucionaban a rienda suelta, los laboratorios soltaban al aire todos sus inventos t¨®xicos, las centrales at¨®micas desaguaban is¨®topos, etc.
Hab¨ªa una pega. Cuando todos est¨¢n a punto de despedirse, el comentarista de la tele anuncia con alborozo que en el ¨²ltimo minuto el p¨¦rfido asteroide hab¨ªa desviado su trayectoria, por lo que el impacto no se producir¨¢. La Tierra estaba salvada. Pero no lo estaba. La noticia ca¨ªa sobre unos ciudadanos que hab¨ªan comenzado a mutar como consecuencia de los vertidos descontrolados. El fin del mundo se producir¨ªa finalmente aunque por otros medios. Como siempre.
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