La prensa vuelve a Kabul
Los diarios reaparecen en las calles de la capital afgana y los periodistas vuelven del exilio
Un ordenador, una impresora y un esc¨¢ner. Es el material de que disponen los periodistas del diario Hewad (El Pa¨ªs, en lengua past¨²n), de Kabul, para llegar a sus lectores dos o tres veces por semana con cuatro p¨¢ginas de informaci¨®n. Adem¨¢s, el peri¨®dico tiene que compartir con su ¨²nico competidor, Anis, la ¨²nica rotativa existente en Kabul y los camiones que distribuyen los ejemplares.
Ambas cabeceras son propiedad del Estado afgano y tienen su sede en un edificio de estilo sovi¨¦tico, junto al diario en ingl¨¦s The Kabul Times, que dej¨® de imprimirse en ¨¦poca talib¨¢n y no ha vuelto a salir a la calle. Hewad y Anis sobrevivieron a la dominaci¨®n de los estudiantes musulmanes radicales, aunque ¨¦stos adaptaron los contenidos de los dos rotativos a su estricta interpretaci¨®n del islam.
'Todo el mundo sabe c¨®mo eran los talibanes', dice el director de Hewad, Ajrudin Eqbal, que recuper¨® recientemente su puesto tras cinco a?os de exilio en Pakist¨¢n. 'No hab¨ªa libertad de expresi¨®n y los peri¨®dicos estaban totalmente controlados por el poder. Hasta nos prohib¨ªan publicar fotos de personas o animales'.
La mayor¨ªa de los periodistas afganos tuvieron que marcharse del pa¨ªs cuando llegaron los talibanes. ?stos colocaron a un director y un subdirector en Hewad y obligaron a sus periodistas a seguir la l¨ªnea informativa oficial. Los talibanes editaban un semanario propio, Sharia (Ley Isl¨¢mica), cuyo director fue destituido por publicar algo que disgust¨® al ministro de Informaci¨®n y estuvo a punto de ir a la c¨¢rcel, pero sus buenos contactos con el mul¨¢ Omar, m¨¢ximo l¨ªder del r¨¦gimen, le salvaron del castigo.
La enorme nave que un d¨ªa alberg¨® las rotativas de todos los peri¨®dicos de Kabul es hoy un amasijo de hierros. Un proyectil impact¨® en 1993 en uno de los costados del edificio y el techo se vino abajo sobre la maquinaria, cubri¨¦ndola de escombros y dej¨¢ndola inutilizable. Hewad y Anis se imprimen hoy en un local situado enfrente, junto a un peque?o jard¨ªn en el que medio centenar de linotipias, piezas de museo, se oxidan bajo la lluvia.
Es casi imposible encontrar un ejemplar de Hewad en las calles de Kabul y su precio es el que el vendedor quiera, o el que el comprador consiga regatear. El diario se distribuye casi exclusivamente por suscripci¨®n y sus 6.000 lectores fijos pagan al a?o s¨®lo 20.000 afganis, un euro al cambio actual. 'Cada peri¨®dico nos cuesta a nosotros 11.000 afganis, as¨ª que sobrevivimos casi exclusivamente del dinero del Estado', explica Eqbal.
A la pregunta de si ello condiciona la l¨ªnea informativa del peri¨®dico, el director de Hewad responde sin mucho convencimiento: 'La gente se cree que porque el peri¨®dico sea propiedad del Estado s¨®lo publicamos lo que quiere el Gobierno, pero est¨¢n muy equivocados'. Eqbal asegura que muy pronto publicar¨¢n quejas de los ciudadanos y que las autoridades afganas permitir¨¢n en el futuro que haya medios de comunicaci¨®n privados.
Al igual que Radio Kabul o la televisi¨®n afgana, los dos diarios kabul¨ªes dependen casi exclusivamente de la informaci¨®n que proporciona la agencia oficial, Bajtar Information Agency (BIA), cuya redacci¨®n se encuentra en el Ministerio de Informaci¨®n y cuyo contenido se limita casi exclusivamente a discursos del presidente, Hamid Karzai, o comunicados de los distintos ministerios.
Hewad tiene una plantilla de 28 personas, ocho de ellos periodistas, que ganan el equivalente a 35 euros al mes. Como no hay muchas noticias que cubrir, ya que todas provienen de la agencia oficial, la mayor¨ªa de ellos tiene que dedicarse a otros trabajos para sobrevivir.
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