Dos de los ocho procesados por el 'caso Olot' aceptan el relato judicial
Ullastre e 'I?aki' no presentan recurso contra el auto de la juez
El presunto cerebro del secuestro de la farmac¨¦utica de Olot, Ramon Ullastre, y el carcelero y libertador de Maria ?ngels Feliu, Sebasti¨¤ Comas, I?aki, son los ¨²nicos de los ocho procesados que aceptan el papel en la trama que les atribuye la juez Pilar Castillo. Xavier Bassa y Joan Casals son los que se desmarcan en mayor medida al considerar que no existen pruebas para incriminarlos. Tambi¨¦n Feliu recurrir¨¢ para pedir que se impute a los acusados un delito de lesiones, adem¨¢s del de detenci¨®n ilegal.
Se espera que hoy presenten sus recursos contra el auto de la juez el polic¨ªa local Antonio Guirado y el entrenador de f¨²tbol Juan Manuel P¨¦rez Funes. El resto lo hizo ayer. La juez de Olot tiene previsto comunicar el auto de procesamiento a los implicados a partir del lunes.
Ramon Ullastre, ex vigilante de Sant Pere de Torell¨®, considerado uno de los dos cerebros del secuestro, acepta en l¨ªneas generales, seg¨²n confirm¨® ayer su letrado, Jos¨¦ Carlos Gonz¨¢lez, el relato judicial del secuestro, a pesar de que ¨¦ste le reserva uno de los papeles protagonistas. Gonz¨¢lez explic¨® que el relato judicial de los hechos se basa en gran medida en las declaraciones de Ullastre.
S¨ª se ha presentado recurso, en cambio, contra la implicaci¨®n de su esposa, Montserrat Teixidor, quien mantiene que ignoraba los preparativos del secuestro y que Feliu estaba retenida en un zulo construido en su casa. Josep Castro, letrado de Sebasti¨¤ Comas, I?aki, se mostr¨® ayer satisfecho de que el auto recogiera que su cliente fue, adem¨¢s de carcelero, quien decidi¨® liberar a Feliu sin que mediara rescate.
Del escrito judicial se desprende que el polic¨ªa local Antonio Guirado pod¨ªa haber actuado como asalariado de Ullastre, puesto que ¨¦ste ten¨ªa como cometido principal 'la aprehensi¨®n y retenci¨®n de la v¨ªctima hasta ponerla en manos de quienes se encargar¨ªan de su custodia'. La intervenci¨®n de Guirado inclu¨ªa la obtenci¨®n de informaci¨®n sobre 'costumbres, horarios y domicilios', y por ella obtendr¨ªa '10 millones de pesetas'.
Colaboraci¨®n posterior
El resto de los procesados, dejando al margen a Joan Casals y Xavier Bassa, se enredaron en la trama posteriormente y a partir de las relaciones de amistad con Guirado y Ullastre. Guirado se puso en contacto con el polic¨ªa local Jos¨¦ Zambrano, fallecido despu¨¦s, a quien propuso participar en el secuestro a cambio de una cantidad de dinero.
Jos¨¦ Luis Paz entr¨® en el grupo semanas antes del secuestro, por su relaci¨®n de amistad con Zambrano. Ullastre, por su parte, reclut¨® a nuevos participantes en el secuestro en su c¨ªrculo de relaciones. Juan Manuel P¨¦rez Funes, por entonces entrenador del Vic, era amigo y vecino. P¨¦rez Funes, de acuerdo con el relato judicial, colabor¨® acondicionando el armario que servir¨ªa de zulo, soldando la puerta.
Entre los que recibieron la propuesta de integrarse en la banda y no aceptaron se encuentran Rafael Garc¨ªa Camargo, tambi¨¦n polic¨ªa local, y un amigo de P¨¦rez Funes residente en Granollers y no identificado. Ni P¨¦rez Funes ni su amigo acudieron a una cita crucial para sellar el pacto con Ullastre, lo que motiv¨® que el propietario de la casa del zulo recurriera a otro conocido suyo, Sebasti¨¢n Comas, alias I?aki.
Menos clara aparece la implicaci¨®n de Xavier Bassa y Joan Casals, si bien el auto judicial acumula un buen n¨²mero de coincidencias y sospechas. La juez asegura que ambos realizaron llamadas a la familia Feliu-Bassols solicitando cantidades de dinero a cambio de dejar libre a Maria ?ngels Feliu. Peritos caligr¨¢ficos mantienen que la letra de Bassa coincide con la de un sobre remitido a la familia Feliu en el que se hallaron restos de la saliva de Ullastre. Ambos alardearon en un bar sobre un futuro secuestro.
El letrado de Casals, Ignasi Rubio, present¨® ayer recurso en los juzgados de Olot y asegur¨® que no hay nuevos datos concretos que incriminen a su cliente. El recurso de Bassa insiste tambi¨¦n en la falta de pruebas.
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