Pobrecito busca leona rica
Mi colecci¨®n de anuncios por palabras ha sufrido un rudo embate con esto del descaro de los sentimientos y la erotizaci¨®n de las costumbres. Una de las perlas de mi colecci¨®n, en esta esquina del desacato al sexto mandamiento, hab¨ªa nacido en las p¨¢ginas de El Liberal de poco antes de la guerra y dec¨ªa as¨ª: 'Viuda joven, saludable y bien parecida desea protecci¨®n caballero formal preferible funcionario o sacerdote'. Eran tiempos de mayor decencia p¨²blica y la gente todav¨ªa era muy mirada en esto de guardar las apariencias y respetar las formas. Ahora, con esto de la democracia y el subsiguiente descoco que nos invade, ya no recorto anuncios de esta ¨ªndole, porque ser¨ªa el cuento de nunca acabar. Quisiera, sin embargo, dejar noticia de uno que leo en una revista especializada y que declara, para que nadie albergue mayores dudas: 'Pobrecito busca leona rica'. ?Qu¨¦ novel¨®n se encierra en estas cuatro palabras! ?Qu¨¦ novel¨®n de Dostoievski, de Ayguals, de Izco o de Kafka, a elegir! ?Qu¨¦ especie de zascandil a lo descarado y divino ser¨¢ el pobrecito que pide socorro con ansias tan inmediatas? ?Cu¨¢nta hambre y sed de justicia (y de pan y de se?oras) habr¨¢ sufrido en su vida? ?C¨®mo ser¨¢ la leona rica -y me imagino que melenuda, talluda y prepotente- que corra en su auxilio para alimentarlo, amarlo (es una manera fina de decir lo otro) y zurrarle la badana con entusiasmo? La soluci¨®n -como un velo, tampoco demasiado tupido, de misterio- queda al gusto de cada cual.
Art¨ªculo publicado en EL PA?S el 29 de noviembre de 1978 como parte de las 41 columnas que aparecieron entre el 4 de octubre de 1978 y el 3 de enero de 1979 y que Cela titul¨® P¨ªldoras desde la tercera edad.
Babelia
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