Cela descansa en Iria Flavia
El premio Nobel fue enterrado ayer junto a un olivo, lugar que ¨¦l mismo eligi¨® hace seis a?os
Llueve mansamente... Las dos palabras con las que comienza Mazurca para dos muertos se convirtieron en prof¨¦ticas. Efectivamente, llov¨ªa ayer mansamente sobre Iria Flavia, el pueblo donde el escritor naci¨® el 11 de mayo de 1916 y donde fue enterrado junto a sus familiares, bajo un olivo, lugar que ¨¦l mismo eligi¨® hace seis a?os. Miembros del Gobierno, autoridades gallegas, amigos, paisanos y gaiteiros acompa?aron a su viuda, Marina Casta?o, y a su hijo, Camilo Jos¨¦ Cela Conde, que port¨® el f¨¦retro junto con varios ministros y el director de la Real Academia Espa?ola, V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha. Ahora, el escritor, premio Nobel de Literatura, fallecido el pasado jueves en Madrid, reposa frente a la fundaci¨®n que lleva su nombre.
'La realidad golpea de una forma que no puedes prever', afirm¨® Camilo Jos¨¦ Cela Conde
A las ocho de la ma?ana se abri¨® la capilla ardiente en una sala de la Fundaci¨®n Camilo Jos¨¦ Cela, situada frente al cementerio de Santa Mar¨ªa de Adina, donde Cela fue enterrado ayer junto a sus padres, abuelos, t¨ªos y su hermana Mar¨ªa Teresa, muerta en 1921, cuando ¨¦l ten¨ªa cinco a?os y a la que record¨® emocionadamente en sus memorias de infancia, tituladas La rosa. Por la ma?ana hubo poco trasiego. Las autoridades locales, consejeros del Gobierno gallego, sin su presidente, Manuel Fraga, que no acudi¨® por encontrarse convaleciente de la operaci¨®n de hernia inguinal a la que fue sometido el pasado s¨¢bado, se acercaron a presentar sus condolencias.
Aparcaban sus coches junto a La Sarita, la locomotora que est¨¢ a la entrada de la fundaci¨®n y que Cela recuper¨® por ser la primera que hizo el servicio ferroviario de Padr¨®n, que fue construido por su abuelo. El f¨¦retro fue depositado en el interior del edificio, custodiado por unos guardias maceros y frente a la vitrina donde est¨¢ la acreditaci¨®n de su Nobel.
Todav¨ªa no llov¨ªa. Pero era un d¨ªa gris, vestido de una tristeza poco amable. A las 16.45 sali¨® el f¨¦retro de la fundaci¨®n al son de los ocho gaiteiros de la Real Banda de la Diputaci¨®n de Ourense. Acompa?aban a la viuda y a la hija de ¨¦sta miembros del Gobierno: Mariano Rajoy (vicepresidente e Interior); Federico Trillo (Defensa); Francisco ?lvarez Cascos (Fomento), con su mujer, Gema Ruiz, y Pilar del Castillo (Educaci¨®n, Cultura y Deportes).
Estaban tambi¨¦n el secretario de Estado de Cultura, Luis Alberto de Cuenca; los directores del Instituto Cervantes, Jon Juaristi; la Biblioteca Nacional, Luis Racionero, y el Inaem, Andr¨¦s Amor¨®s, junto a amigos del escritor como Eduardo Correa, ex presidiario de la c¨¢rcel de Almer¨ªa, con quien Cela se carte¨® durante 18 a?os. Escritores como Fernando Arrabal; periodistas como Fernando ?nega, Ra¨²l del Pozo o Pablo Sebasti¨¢n; jueces como Javier G¨®mez de Lia?o, con su mujer, Mar¨ªa Dolores M¨¢rquez de Prado; el catedr¨¢tico Seraf¨ªn Quero, amigo del escritor; miembros del Partido Socialista de Galicia como Francisco V¨¢zquez, alcalde de A Coru?a, o Emilio P¨¦rez Touri?o, y ex ministros como Romay Beccar¨ªa o Isabel Tocino, se encontraban tambi¨¦n entre el s¨¦quito, que cont¨® con una escasa representaci¨®n del mundo literario.
Dentro de la iglesia, Camilo Jos¨¦ Cela Conde, hijo del fallecido, recib¨ªa el p¨¦same de los paisanos de su padre que llenaban un templo, Santa Mar¨ªa la Mayor de Iria Flavia, del siglo XII. Cela Conde hab¨ªa valorado la trayectoria literaria de su padre antes de llegar a la capilla ardiente. 'Cada uno puede escoger el Camilo que prefiera. Yo me quedo con San Camilo 1936, Mazurca para dos muertos y La colmena'. Adem¨¢s, a?adi¨®, era un hombre generoso hasta la saciedad. Muy afectado por el fallecimiento de su padre, se?al¨®: 'En estos momentos se agolpan muchos sentimientos muy encontrados de toda una vida. Te encuentras con una noticia absolutamente cierta y a la vez incre¨ªble. Sab¨ªamos que en los ¨²ltimos d¨ªas su estado era muy grave. La realidad golpea de una forma que no puedes prever'. El hijo quiso aprovechar para destacar las muestras de cari?o que ha recibido en los ¨²ltimos dos d¨ªas: 'Agradezco mucho a todo el mundo lo bien que se han portado porque todas las reacciones han sido de cordialidad y respeto'.
Los restos mortales del escritor fueron portados a hombros por seis personas al interior de la iglesia, donde el portavoz del arzobispado de Santiago, Jos¨¦ Isorna, ofici¨® la ceremonia religiosa. En el serm¨®n, el sacerdote dedic¨® sus primeras palabras a la viuda y al hijo del escritor, que hab¨ªa acudido junto a su mujer, Giselle, pero sin su madre, Rosario Conde, de 88 a?os, primera esposa de Camilo Jos¨¦ Cela, ni su hija, Camila, ¨²nica nieta del escritor. En la iglesia se o¨ªa el silencio pese al trasiego de las c¨¢maras de televisi¨®n y la gran cantidad de gente que aguardaba afuera con los paraguas porque segu¨ªa lloviendo 'mansamente y sin parar, sin ganas, pero con una infinita paciencia', como escribi¨® Cela en su Mazurca.
El sacerdote record¨® al autor de La colmena como 'patrimonio cultural de todo el mundo' y forjador de una 'visi¨®n provocadora del hombre'. Otros, como Severino Arangundi, paisano de Cela, lo rememoraba tambi¨¦n dentro de la iglesia y en confianza como un 'cachondo' que, mientras todo el pueblo rezaba, sent¨ªa especial placer en decir brutalidades. 'Era muy extrovertido', recordaba Aragundi.
Acab¨® el oficio y sali¨® el f¨¦retro a hombros, entre otros, de su hijo; de los ministros Rajoy, Trillo y ?lvarez Cascos; del director de la Real Academia Espa?ola, V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha, y de Luis Alberto de Cuenca. Le trasladaron hasta el olivo donde le esperaba el hueco de dos metros bajo tierra que los sepultureros hab¨ªan preparado con esmero toda la ma?ana.
En primera fila estaban su viuda y su hijo, aunque ¨¦ste no figuraba en el protocolo; las autoridades y amigos pr¨®ximos como Tom¨¢s Cavanna, director de la fundaci¨®n, y Eduardo Correa, que record¨® a su maestro como alguien que le hab¨ªa 'cambiado la vida'.
Nadie se movi¨® hasta que se cerr¨® la tumba. Era ya de noche y la lluvia mansa se torn¨® violenta sobre la l¨¢pida de Cela, en la que est¨¢ inscrito su lema vital: 'El que resiste, gana'.
Babelia
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