Esc¨¢ndalo en el para¨ªso
A medida que se extiende la apertura e integraci¨®n internacional de las econom¨ªas, las anomal¨ªas del funcionamiento basado en el mercado abandonan su estricto marco local para amenazar la estabilidad internacional. Cuando la desregulaci¨®n y la apertura financiera caminan sin la compa?¨ªa del necesario fortalecimiento institucional emergen episodios globales de esc¨¢ndalos y corrupci¨®n. La quiebra (la de mayor envergadura de la historia) de la compa?¨ªa energ¨¦tica estadounidense Enron es ejemplar en este sentido, en la medida en que llega al coraz¨®n del sistema econ¨®mico en el para¨ªso del libre mercado y sacude la confianza en la emblem¨¢tica corporate America.
El colapso de ese gigante empresarial ha puesto sobre la mesa algo m¨¢s que insuficiencias en diversos ¨¢mbitos de crucial importancia para garantizar el juego limpio en las modernas econom¨ªas. Desde la financiaci¨®n de la tentacular compa?¨ªa o su conexi¨®n con los reguladores o supervisores hasta la rendici¨®n de cuentas, pasando por sus conexiones pol¨ªticas y el viciado proceso de auditor¨ªa de su situaci¨®n, el caso Enron trasciende al de una quiebra m¨¢s de las que incluso es aconsejable que ocurran cuando la gesti¨®n empresarial es deficiente.
Enron, un grupo empresarial ampliamente diversificado en los ¨²ltimos a?os, es mucho m¨¢s que un caso de bancarrota por mala gesti¨®n o negligencia empresarial. Ahora estamos conociendo que las pr¨¢cticas contables de la que fuera la s¨¦ptima mayor empresa estadounidense estaban lejos de garantizar ese principio de la imagen fiel que se supone han de reflejar los estados financieros. La sucesi¨®n de pr¨¢cticas corruptas part¨ªa del manipulado reflejo de la realidad econ¨®mica y financiera de las actividades de la compa?¨ªa, de su situaci¨®n patrimonial y de los riesgos que estaba asumiendo. Todo ello con la complicidad activa de su auditor externo, Arthur Andersen, una de las m¨¢s importantes compa?¨ªas del sector en todo el mundo. Los accionistas de Enron, sus empleados, los part¨ªcipes en su fondo de pensiones y la Administraci¨®n tributaria estadounidense han sido sistem¨¢ticamente burlados mediante el empleo de sociedades interpuestas o la directa manipulaci¨®n de los registros contables; ¨¦stas son las principales v¨ªctimas del comportamiento de los administradores y de los gestores y de la cuando menos torpe supervisi¨®n de la malparada Securities and Exchange Commission (SEC), equivalente a nuestra Comisi¨®n Nacional del Mercado de Valores.
La dimensi¨®n y significaci¨®n del esc¨¢ndalo se ve subrayada por la conexi¨®n de los responsables de Enron con la clase pol¨ªtica estadounidense. Adem¨¢s de las contribuciones todav¨ªa pendientes de esclarecimiento a las campa?as de diversos l¨ªderes, George Bush y el vicepresidente, Dick Cheney, incluidos, algunos de los asesores o responsables nombrados por el presidente estadounidense han mantenido estrechas relaciones con la empresa de Houston que pudieran haber condicionado decisiones de regulaci¨®n o supervisi¨®n, o haber generado presiones en otros ¨¢mbitos, como las agencias de calificaci¨®n crediticia. Hasta 30 altos cargos de la Administraci¨®n republicana han tenido acciones o v¨ªnculos con el gigante energ¨¦tico, y el principal consejero econ¨®mico del actual inquilino de la Casa Blanca estuvo a sueldo de Enron durante la campa?a electoral.
Todo ello deber¨¢ ser esclarecido en las investigaciones abiertas por los cuatro comit¨¦s del Congreso, la SEC y los departamentos de Justicia y Relaciones Laborales de EE UU. Y de esas investigaciones tendr¨¢n que deducirse igualmente reformas en aspectos b¨¢sicos del sistema econ¨®mico estadounidense, que abarcan desde criterios contables a la regulaci¨®n de la profesi¨®n auditora, la inversi¨®n de los fondos de pensiones en acciones de la propia compa?¨ªa en que trabajan los part¨ªcipes o la financiaci¨®n de procesos electorales, por se?alar algunos. Entretanto, convendr¨ªa tomar buena nota en nuestro pa¨ªs, en modo alguno ajeno durante los ¨²ltimos a?os a diversos episodios de juego sucio y de ese 'capitalismo de compadres' que tan flaco favor hace a la libertad.
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