El provocador elegante
Adolfo Marsillach desgran¨® en sus memorias y en entrevistas sus opiniones sobre la pol¨ªtica, la cultura, la muerte o el amor
Adolfo Marsillach nunca fue pol¨ªticamente correcto, ni antes ni despu¨¦s de que se acu?ara este t¨¦rmino anglosaj¨®n. Descarado e ir¨®nico, dominador del lenguaje como pocos, tanto el hablado como el escrito, tuvo una bien ganada fama de provocador. En una palabra, no se mordi¨® la lengua ni al hablar de teatro ni al opinar sobre pol¨ªtica ni al comentar aspectos privados de su vida. Ahora bien, su causticidad estaba aderezada con la elegancia de estilo de un caballero de otra ¨¦poca, de los que ten¨ªan a gala ceder el paso a las se?oras cuando iban a franquear una puerta. Buena prueba de su inteligente iron¨ªa son sus memorias, Tan lejos, tan cerca (Tusquets), que ganaron el Premio Comillas de 1998. A continuaci¨®n se destacan algunos comentarios que Marsillach dej¨® escritos en el citado libro o bien declaraciones en entrevistas period¨ªsticas.
'Sin duda, Ana Botella ha sido la musa que inspira la pol¨ªtica cultural del PP'
'No ha cambiado mi mirada. El c¨¢ncer no me ha hecho m¨¢s comprensivo'
POL?TICA
'El Gobierno de Aznar ha sido, para el teatro, una farsa'. 'Sin duda, Ana Botella ha sido la musa que inspira la pol¨ªtica cultural del PP'. 'El primer actor ha sido Felipe Gonz¨¢lez. ?En qu¨¦ g¨¦nero? Comedia ligera. Y luego, Aznar, que tiene algo de lo que en teatro llamamos el segundo, el que est¨¢ al lado del actor principal y al final saca un pu?al y lo mata' (EL PA?S, agosto de 2001).
'Con el PP, el teatro perder¨¢, pero haremos lo posible para evitarlo' (La Vanguardia, septiembre 1998).
'Estoy cabreado como Moli¨¦re. Me ha herido el que se haya supuesto en m¨ª un deseo de alterar a los cl¨¢sicos' (Diario 16, enero de 1996, poco antes de dimitir como director de la Compa?¨ªa Nacional de Teatro Cl¨¢sico).
'Tengo un punto peligrosamente rom¨¢ntico. Siento una cierta debilidad por las batallas perdidas o por las actitudes, las posiciones, las ideas que fracasan' (EL PA?S, junio de 1994).
'Seguramente mi incr¨¦dula serenidad procede de que todo lo que ten¨ªa que demostrar ya lo he demostrado. Lo bueno y lo malo. S¨®lo pretendo ser coherente y, aunque no me planteo ninguna batalla con nadie, tampoco hago caso a nadie' (EL PA?S, enero de 1993).
'Fui un chico de una familia de izquierdas que quer¨ªa parecer de derechas. Eran los tiempos en que se cantaba el himno nacional con el brazo como si se llamara a un taxi o se mirara si estaba lloviendo' (Cambio 16, septiembre de 1997).
TEATRO
'La gente dejar¨¢ la droga que es la televisi¨®n para volver a los espect¨¢culos vivos' (La Vanguardia, septiembre de 1998).
'Tengo muchas pesadillas, y entre ellas, tal vez la peor es una que se repite con frecuencia y en la que me veo en un escenario representando una obra de la que no s¨¦ el texto. Es un sue?o muy normal entre los actores. Pero parece raro que a¨²n me asalte a m¨ª, que desde hace ya tantos a?os no me subo a un escenario. Tal vez yo siga siendo actor a pesar m¨ªo' (Memorias).
'Los actores que trabajen conmigo deben tener talento, vocaci¨®n y disciplina. A partir de ah¨ª, es tarea del director crear estilo' (Cambio 16, septiembre de 1997).
'Todas las grandes ciudades tienen cierto sabor teatral: Par¨ªs es Moli¨¦re, Londres es Shakespeare, Berl¨ªn es Brecht, Viena es Mozart y Madrid es Lope. Nueva York es, irremediablemente, Arthur Miller' (Memorias).
'Siempre he hecho el papel del personaje al que dejan, el t¨ªmido o el marido al que enga?an' (Intervi¨², junio de 1994).
LITERATURA
'A pesar de haber colaborado como articulista en m¨²ltiples peri¨®dicos, de haber escrito los guiones de varias series para televisi¨®n, de haber publicado algunos libros y de haber estrenado algunas obras de teatro, muy pocas veces se me califica de escritor. Pens¨¢ndolo bien, no deber¨ªa sorprenderme porque comenc¨¦ a ser actor a los diecisiete a?os y lo fui de un modo pr¨¢cticamente ininterrumpido hasta que cumpl¨ª los cincuenta, o m¨¢s bien los cincuenta y dos' (Memorias).
'Mi amigo el fil¨®sofo se arrellan¨® en su asiento y, casi sin mirarme a los ojos, me solt¨®: 'Nunca se sabe cu¨¢ndo hacemos algo por ¨²ltima vez'. Entonces comprend¨ª que deb¨ªa darme prisa en escribir mis memorias. De la in¨²til comprobaci¨®n de mi nader¨ªa viene la urgencia de escribir este libro: un relato de lo que hice y ya no har¨¦, una mirada perpeleja sobre la necesidad de actuar'.
ENFERMEDAD Y MUERTE
'No ha cambiado mi mirada hacia los dem¨¢s. El c¨¢ncer no me ha hecho m¨¢s comprensivo' (EL PA?S, febrero de 1999).
'Tengo miedo, y mucho, al trance de mi muerte. Es una imagen que empieza a ser recurrente en m¨ª. La muerte en s¨ª me parece una estupidez que no tengo m¨¢s remedio que aceptar, pero me gustar¨ªa morir dignamente y no estoy seguro de conseguirlo' (EL PA?S, mayo de 1994).
AMOR, AMISTAD Y MUJERES
'Soy un hombre con pocos amigos que conserva, a pesar de todo, un enorme sentido de la amistad. A lo mejor me pasa lo que a esas solteronas que nadie sabe si alg¨²n d¨ªa fueron capaces de amar. O que nadie se preocupa de averiguarlo' (Memorias).
'Soy mucho mejor amigo cuando mis amigos pierden que cuando mis amigos ganan' (Intervi¨², junio de 1994).
'A veces he sido seducido y abandonado. Me sent¨ª muy mal y, sobre todo, me parec¨ªa que comet¨ªan un error. Luego, con frecuencia, me han confesado que s¨ª, que comet¨ªan un error y que deb¨ªan haberse quedado conmigo y yo con ellas. Lo que pasa es que esa confesi¨®n siempre ha llegado tarde' (Canal Estilo, enero de 2001).
'No huyo del amor, aunque ¨¦sta debe de ser una de las im¨¢genes que debo dar a las mujeres. Por supuesto, a las feministas. Pero no huyo, sino que busco desesperadamente, y quiz¨¢ por eso exijo demasiado y de ah¨ª viene el problema' (EL PA?S, mayo de 1978).
'Escuchando, yo ligaba escuchando; porque los hombres escuchamos poco, sobre todo a las mujeres. Soy tremendamente pudoroso y decirle a una mujer 'te quiero' en castellano suena tan fuerte, tan tremendo... Yo lo demostraba, pero no lo dec¨ªa' (EL PA?S, agosto de 2001).
'En el juego amoroso se supone o se establece que las hembras seducen y los machos conquistan. Lo primero debe de ser cierto, pero lo segundo me parece rematadamente falso' (Memorias).
'He sido un machista insoportable y ahora soy soportablemente machista' (Intervi¨², junio de 1994).
'Las mujeres con las que he mantenido alguna relaci¨®n sentimental, y que cito en mis memorias, no aparecen con sus apellidos e incluso, a veces, he modificado sus nombres aut¨¦nticos. Es una m¨ªnima delicadeza que ni impedir¨¢, supongo, el ejercicio de adivinar qui¨¦nes son. (O qui¨¦nes fueron)' (Memorias).
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