El hijo mayor de la parricida de Murcia despert¨® al o¨ªr ruidos y encontr¨® a sus hermanos muertos
Francisca Gonz¨¢lez, la mujer que confes¨® haber estrangulado a sus hijos Francisco y Adri¨¢n, de seis y cuatro a?os, en la madrugada del s¨¢bado, tuvo varias horas para preparar una burda coartada. El tiempo se le acab¨® cuando los ruidos que hac¨ªa en la casa despertaron a su hijo mayor, J. C., de 13 a?os. Hacia las dos de la ma?ana, con los ni?os supuestamente ya muertos, su madre, a quien todos llaman Paquita, le hab¨ªa despertado dici¨¦ndole que cre¨ªa que hab¨ªa ladrones en la casa. El chico baj¨® pero no vio a nadie y se volvi¨® a dormir. Horas m¨¢s tarde Paquita, de 35 a?os, rompi¨® un cristal, para simular la entrada de un ladr¨®n y desorden¨® la casa.
Fuentes cercanas a la investigaci¨®n, que atribuyen el crimen a un deseo de Paquita de da?ar a su esposo, Jos¨¦ Ruiz, ante la perspectiva de que la abandonase, aseguran que esos fueron los ruidos que despertaron al adolescente. Se acerc¨® a la habitaci¨®n de su madre y la vio all¨ª. '?Los ni?os no se mueven!', grit¨® ella. 'No es que no se muevan, es que est¨¢n muertos', contest¨® ¨¦l y sali¨® corriendo hacia la casa de su t¨ªa, a escasos metros de su domicilio. Eso explica que cuando llegaron la Guardia Civil y los servicios de urgencias, alertados por Paquita, la puerta estuviese abierta y hubiese familiares dentro.
Paquita se despert¨® ayer por primera vez en la prisi¨®n de la Sangonera, a unos 15 kil¨®metros de la capital murciana. Mientras pasaba su primera ma?ana en la c¨¢rcel su hijo mayor prestaba declaraci¨®n ante el titular del juzgado n¨²mero cinco, Edmundo Garc¨ªa Ruiz, que instruye el caso. El muchacho lleg¨® al Palacio de Justicia acompa?ado de su padre y de su t¨ªa, que trabaja all¨ª como administrativa. Durante algo m¨¢s de una hora declar¨® como testigo ante el juez en presencia del abogado que se encarga de la defensa de su madre, C¨¢ndido Herrero.
'Yo creo que esta mujer no es consciente de lo que ha pasado. Tengo la impresi¨®n de que est¨¢ viviendo una realidad distinta a la nuestra', afirmaba el letrado, que ha solicitado un informe psicol¨®gico que comenz¨® a ser realizado ayer por t¨¦cnicos de la prisi¨®n, seg¨²n coment¨® su director, Guillermo Miranda: 'Se trata de ver si hay alg¨²n tipo de problema de personalidad y cu¨¢l es el nivel de asunci¨®n del delito'. El resultado de estos informes puede ser determinante para establecer la condena. Paquita pas¨® la noche en una celda del m¨®dulo de mujeres, acompa?ada de una reclusa de apoyo elegida por los directivos del centro para prevenir un suicidio.
Entre tanto, la incredulidad sigue siendo la sensaci¨®n predominante entre quienes conoc¨ªan a la familia. Uno de sus maestros recordaba lo inteligentes que eran Paquita y su hermana Consuelo, que ahora padece una esquizofrenia, desarrollada despu¨¦s de que la abandonase su marido. Una de sus vecinas de Molina de Segura, el pueblo natal de Jos¨¦, en el que vivieron nueve a?os, comentaba que era una familia muy unida. Y en el departamento de servicios sociales no consta ni una denuncia por malos tratos por parte de Paquita. En este mismo pueblo ejerce ahora el cura que los cas¨® en Santomera, el mismo d¨ªa que el hijo mayor hizo la comuni¨®n y fue bautizado el segundo. 'Cuando acababa de llegar a Santomera vinieron los dos a explicarme su situaci¨®n. Se la ve¨ªa muy ilusionada. De hecho, el d¨ªa que fui a verla al velatorio de sus hijos me dijo: '?Se acuerda usted de lo bien que lo pasamos?'.
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