?Con filtro o emboquillados?
Cuando o¨ªmos la palabra 'filtro', el com¨²n de los mortales pensamos en los cigarrillos, si somos del com¨²n de los mortales que fuma, o en esos cucuruchos que se les pone a las cafeteras, si somos del com¨²n de los mortales que toma caf¨¦. Cuando ¨¦ramos el com¨²n de los mortales antiguo pens¨¢bamos que un filtro pod¨ªa ser m¨¢gico y que nos deparaba el amor y, si era elixir, la riqueza o la eterna juventud. Ahora tambi¨¦n lo creen los adictos a sustancias o ideas de cualquier tipo.
Si vivimos en Euskadi puede que la palabra filtro nos evoque ciertas operaciones de la polic¨ªa contra el terrorismo; por lo dem¨¢s puede que pensemos en el filtro del carburador, a nada que seamos manitas o nos haya dejado tirados el coche por su culpa, o en el de la lavadora, si por estar obstruido nos caus¨® alguna inundaci¨®n.
Una de las caracter¨ªsticas principales de la filtraci¨®n informativa es la cobard¨ªa. Porque filtrar consiste generalmente en hacer da?o sin que se sepa
De haber tenido la mala suerte de nacer en otro rinc¨®n de la Tierra podr¨ªamos haber sabido del filtro para potabilizar el agua, pero como vivimos en el mejor de los mundos posibles asociamos generalmente el filtro a situaciones cotidianas cuando no placenteras: ?qui¨¦n no ha disfrutado de su m¨²sica favorita gracias al filtro previo de que disponen todos los aparatos reproductores? Aparatos reproductores de sonido, se entiende, porque los otros ¨²nicamente llevan filtro cuando se quiere anular la funci¨®n que los caracteriza, pillines.
Habr¨ªa tambi¨¦n ese filtro llamado secretaria, que impide se le cuelen los indeseables al mandam¨¢s. Pero se dan igualmente muchos derivados. Con ellos ocurre tres cuartos de ¨ªdem, es decir que aparecen relacionados con la cotidianidad m¨¢s normalita. Suprimido el infiltrado, que tambi¨¦n trae odiosos recuerdos de comando, quienes m¨¢s com¨²nmente se infiltran son los jugadores de f¨²tbol porque siempre tienen un partido del siglo que jugar y las canillas o las juntas a la virul¨¦. Lo que resulta en cierto modo consolador, porque el com¨²n de los mortales tambi¨¦n suele tener que infiltrarse debido a las goteras que la edad le pone en tobillos y r¨®tulas si no en el tejado, pero entonces tiene peor arreglo porque ah¨ª no se puede infiltrar nada como no sean las sectas.
Y as¨ª llegamos al verbo, o sea al principio. Filtrar, lo que se dice filtrar, se filtra el vino para que no salga turbio, o bien se filtra a los candidatos para que en el puesto de trabajo o en Operaci¨®n Triunfo, s¨®lo quede el m¨¢s id¨®neo, porque hay gentes capaces de salt¨¢rselos todos; a los filtros, me refiero, puesto que saltarse a los candidatos implicar¨ªa inconsciencia o mala fe. Y ah¨ª quer¨ªa llegar.
Existe una acepci¨®n de la palabra filtrar que se relaciona con el hecho de poner a disposici¨®n del respetable una informaci¨®n que se considera cuando menos delicada.
El poseedor de los datos los entrega a uno o a todos los medios de comunicaci¨®n en la seguridad de que muy pronto ser¨¢n del dominio p¨²blico.
La operaci¨®n parece de lo m¨¢s anodino, puesto que el remitente se limita a entregar un sobre dejando la puerta abierta a que sea el director del medio informativo quien decida si hace uso o no de ¨¦l. Con eso parece trasladarle la responsabilidad al otro; ?acaso podr¨ªa tomarse el hecho de filtrar por otra cosa que una simple confidencia? Pero ah¨ª le duele. Quien filtra se convierte, por definici¨®n, en un confidente o en eso que el acervo popular ha dado en llamar chivato y, la jerga, boqueras o chorbo que se va de la mui, t¨¦rminos que no tienen que hacer mucho para ostentar su car¨¢cter peyorativo.
Una cosa es poner en conocimiento de la opini¨®n p¨²blica o de la autoridad un hecho que se presume delictivo o atentatorio contra la dignidad de la persona y otra muy distinta filtrar ampar¨¢ndose en el anonimato. Porque ¨¦sa es una de las caracter¨ªsticas principales de la filtraci¨®n, la cobard¨ªa. Quien filtra, si est¨¢ convencido de hacer un bien, deber¨ªa asumirlo y, por consiguiente, poner su nombre detr¨¢s. Pero entonces ya no habr¨ªa filtraci¨®n, sino responsabilidad c¨ªvica. Porque filtrar consiste en hacer generalmente da?o sin que se sepa.
Pues bien, de la misma manera que hay que limpiar los filtros de vez en cuando, los amantes de la filtraci¨®n deber¨ªan reparar en la catadura moral que tienen y, si pueden, lav¨¢rsela con asper¨®n, es decir, con transparencia.
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