'En Sevilla ando como embrujada'
Laura Restrepo (Bogot¨¢, 1950) es una de las escritoras latinoamericanas m¨¢s destacadas. Graduada en Filosof¨ªa y Letras y periodista, Restrepo fue miembro de la comisi¨®n negociadora de paz entre el Gobierno colombiano y la guerrilla del M-19. Entre sus novelas figuran La isla de la pasi¨®n, El leopardo al sol y La novia oscura. Restrepo aporta su saber esta semana a un taller de creaci¨®n hist¨®rica organizado en Sevilla por la Universidad Pablo de Olavide.
Pregunta. Usted aborda en el taller la relaci¨®n entre la historia y la creaci¨®n literaria.
Respuesta. La literatura te permite ahondar en el car¨¢cter m¨ªtico de los hechos constatables. La literatura busca en el trasfondo de los hechos su trascendencia m¨ªtica para encontrar su resonancia, su universalidad.
P. En alguna ocasi¨®n ha dicho que en un lugar como Colombia, donde la vida est¨¢ amenazada, la gente vive con m¨¢s intensidad y se refugia en la cultura.
R. Estamos viviendo un agotamiento de la pol¨ªtica, que se nos est¨¢ disolviendo en burocracia. En este estancamiento pol¨ªtico que se vive en medio de este desastre mucha gente recurre a la cultura con un hambre muy grande, buscando que las palabras recuperen un sentido que la pol¨ªtica parece haber perdido. El escritor Hans Magnus Enzensberger dec¨ªa hace un par de a?os que en Medell¨ªn, por primera vez en su vida, dio un recital ante un auditorio de 3.000 personas que lo escuchaban con avidez, como si en sus palabras fueran a encontrar las claves secretas para descrifar su situaci¨®n. Con Saramago ocurri¨® algo parecido en Bogot¨¢. Hab¨ªa una avidez por o¨ªr la palabra de Saramago. Cada una de sus palabras era absorbida por el p¨²blico. Eso refleja la necesidad de que la palabra te pueda servir de nuevo para expresar la realidad.
P. Colombia es, a su juicio, un espejo de lo que puede llegar a pasar en el mundo desarrollado.
R. Es una idea tremenda. Los europeos tienen una idea tranquilizante: que Colombia pertenece al pasado de la Humanidad. Pero ?y si Colombia fuera una especie de lugar posat¨®mico, como un escenario de una pel¨ªcula de Mad Max, donde vivimos un anticipo de lo que puede suceder? Los narcotraficantes colombianos tienen sus socios en Suiza y EE UU, cuentan con una avanzada tecnolog¨ªa en materia de inform¨¢tica y armamento... ?Por qu¨¦ no nos miran como un laboratorio sobre lo que ustedes tienen que cambiar? Sospecho que la base de dramas parecidos a los que vivimos los colombianos se asienta en esa cultura profundamente individualista donde se traza un signo igual entre dinero y felicidad.
P. En El leopardo al sol narra el sangriento enfrentamiento entre dos clanes que se dedican al narcotr¨¢fico en Colombia.
R. Veo al narcotraficante como un capitalista salvaje. Dentro del contexto de una econom¨ªa feroz el mafioso descubre que la plusval¨ªa aumenta cuando puede eliminar f¨ªsicamente a la competencia. Y as¨ª elimina al juez que le impide hacer el negocio chueco (sucio), al polic¨ªa que se le atraviesa... Al eliminarlos la plusval¨ªa sube.
P. ?Hab¨ªa estado antes en Andaluc¨ªa?
R. S¨ª. Cada vez que puedo vengo para ac¨¢. Llega uno a Andaluc¨ªa y le dan ganas de llorar. Es como si nos hubieran desprendido de aqu¨ª. Andaluc¨ªa suscita en nosotros nostalgia y euforia. Venir ac¨¢ nos produce un sentimiento muy fuerte.
P. ?Qu¨¦ sensaci¨®n le produce Sevilla?
R. De encantamiento. En Sevilla ando como embrujada. Hay unas pocas ciudades en el mundo que son las ciudades. Dos de ellas son Cartagena, en Colombia, y Sevilla, en Espa?a. Las dem¨¢s de este grupo se cuentan con los dedos de las manos.
P. ?Cu¨¢les son?
R. Jerusal¨¦n, Par¨ªs y Cuzco.
P. ?Ve similitudes entre Andaluc¨ªa y Colombia?
R. Veo muchas similitudes. Basta con asomarse a una de esas casas andaluzas con patio. Pero no me refiero s¨®lo al patio. La brisita que sopla en ese patio es igual que la que sopla en un patio de Colombia. La veneraci¨®n por los santos. La presencia maternal de las V¨ªrgenes, que son casi m¨¢s reales que las mujeres de carne y hueso que van por las calles. Cierta espontaneidad en la forma como la gente conversa. Hay una especie de regodeo en lo que es propio y ajeno al resto del mundo que se practica con mucha libertad. Ese regodeo en lo propio se da de manera muy similar en Am¨¦rica Latina. Hay tambi¨¦n una fascinaci¨®n por el sacrificio cruento: desde los toros a las im¨¢genes de la Semana Santa. Esa vocaci¨®n de h¨¦roes y m¨¢rtires que nos marca a los latinoamericanos. Un sentido grandilocuente y heroico de la vida que es dif¨ªcil de encontrar en otros lados.
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