Agujeros y sobrepeso
Las competencias de las distintas administraciones sobre el lago de Banyoles no se han clarificado con las apelaciones a la justicia que anteceden al juicio. Cada nueva resoluci¨®n a?ade confusi¨®n al caso y s¨®lo evidencia que tanto el Estado como el Ayuntamiento intentan escapar por todos los medios de su implicaci¨®n en el sobrecogedor naufragio de una embarcaci¨®n burdamente manipulada, que no ten¨ªa la documentaci¨®n reglamentaria y que nadie se encargaba de inspeccionar. El vac¨ªo legal en la regulaci¨®n de la navegaci¨®n que destap¨® el siniestro caus¨® estupor y desconcierto, pero persiste, a tenor de las difusas resoluciones judiciales. M¨¢s adelante, cuando el Ayuntamiento fue exculpado por la Audiencia de Girona, los familiares de las v¨ªctimas llegaron incluso a pedir un boicoteo tur¨ªstico a sus compatriotas. No entend¨ªan que ninguna Administraci¨®n fuera responsable de la muerte de sus familiares. En esta carrera de las administraciones para escapar del banquillo de los acusados, el consistorio es el que tiene la pata de palo. La titularidad del lago, cedido al municipio por donaci¨®n real en 1685, y un Reglamento de Actividades del Lago centrado en aspectos ecol¨®gicos han sido la base fundamental de la imputaci¨®n del concejal de Medio ambiente. El hecho de que el control de la navegaci¨®n dependa de la Marina Mercante no ha sido suficiente para que el Estado acabe siendo imputado. No obstante, la Administraci¨®n central, seg¨²n el consistorio, s¨ª ha temido su implicaci¨®n y ha intentado eludir responsabilidades con un Reglamento de Despacho de Buques, fechado despu¨¦s del siniestro, en el que se excluye el control de las embarcaciones en aguas no mar¨ªtimas.
Si bien el juicio deber¨¢ dirimir responsabilidades por el naufragio ocurrido en las tranquilas aguas del lago y a apenas 10 metros del muelle, la causa del siniestro no tiene ya secretos. El agua entr¨® a borbotones por dos agujeros de ventilaci¨®n que no figuraban en el dise?o original de la embarcaci¨®n y que ten¨ªan como objetivo refrigerar los motores el¨¦ctricos. El exceso de pasaje hundi¨® la popa por encima de la l¨ªnea de flotaci¨®n y el catamar¨¢n tur¨ªstico se sumergi¨® en menos de dos minutos. Los jubilados franceses, la mayor¨ªa con una movilidad muy reducida, quedaron atrapados por unas sillas que no estaban fijadas en el piso. A pesar de que en la causa han estado imputados, entre otros, el responsable del taller que presuntamente realiz¨® las aberturas de ventilaci¨®n y el encargado de recoger los pasajes, al final solamente los dos propietarios del catamar¨¢n, Bartomeu Gayol¨¤ y Sim¨®n Rodr¨ªguez, se sentar¨¢n junto a Alsina en el banquillo de los acusados.
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