En el pa¨ªs de Sandok¨¢n
UN D?A EN SINGAPUR nos permiti¨® detenernos en la impresionante vista desde el r¨ªo y dejarnos llevar por el consumismo. Primero, comida en la esquina de Orchard Road con Scotts Road viendo el desfile de ejecutivos anglos, comerciantes de todos los pelajes, modelos de alto standing, piercings, tatuajes y todos los signos urbanos imaginables en una ciudad occidental. Y luego terminar imitando a los colonialistas del siglo XIX, con un t¨¦, s¨®lo uno claro, en el famoso y caro Raffles Hotel.
El paso de la frontera hacia Johor Barhu, en Malaisia, un puente sobre el escenario de las haza?as de Sandok¨¢n (el personaje de Emilio Salgari), en el estrecho de Malaca, nos dio otra sorpresa: los cientos, ?o miles?, de motoristas que trabajan en Singapur y que regresan a su casa, con una pasmosa disciplina oriental, respetando al detalle las reglas. En Johor alquilamos un coche y recorrimos la pen¨ªnsula de Malaisia de sur a norte por, nueva sorpresa, una excelente autopista, parando en Malaca: historia, y Kuala Lumpur: modernidad.
Los portugueses llegaron antes a Malaca que los espa?oles a Am¨¦rica. Esta ciudad nos impresion¨® por su parte colonial, y, sobre todo, en estos tiempos de intolerancia, la llamada calle de los templos, Jalan Hang Jebat, donde, en apenas 500 metros, hay un templo hind¨², uno chino y una mezquita. Todos con m¨¢s de 400 a?os. ?stas son las tres culturas de mayor presencia en un pa¨ªs complejo ¨¦tnica y culturalmente, pero en el que a¨²n no se aprecian devaneos con la intransigencia. En Malaca todav¨ªa hay rickshaw, esos triciclos cuyos conductores pasean a la gente a golpe de pedal y que preguntan: 'Where are you from?', y, tras decirles que de Espa?a, a?aden: 'Ah, Spain, Real Madrid, very good'. Probamos la magn¨ªfica comida nyonya, un mestizaje de las cocinas malaya y china. Maravillosa.
En Kuala Lumpur admiramos su arquitectura, que no s¨®lo es la de las torres Petronas, las de La trampa, proyectadas por el arquitecto C¨¦sar Pelli, sino la de muchos edificios m¨¢s, bastantes rascacielos. Y Chinatown, Little India... Vimos un tremendo lujo en centros comerciales a la americana donde puedes comprar primeras marcas de relojes europeos (aunque no es aconsejable, teniendo en cuenta que en el mercado nocturno de Chinatown se pueden encontrar falsificaciones estupendas por 50 euros). Y se debe soportar el regateo, algo com¨²n incluso en bastantes tiendas de lujo.
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