Indur¨¢in de Baviera
Johann Muehlegg gana en los 30 kil¨®metros de esqu¨ª de fondo la segunda medalla de oro invernal espa?ola
Indur¨¢in de Baviera. Johann Muehlegg, el alem¨¢n nacionalizado espa?ol en noviembre de 1999, gan¨® en los 30 kil¨®metros de esqu¨ª de fondo la segunda medalla de oro de la historia ol¨ªmpica invernal espa?ola, tras la que logr¨® Francisco Fern¨¢ndez Ochoa en el eslalon de Sapporo 72 -el palmar¨¦s nacional lo completa Blanca Fern¨¢ndez Ochoa, bronce en el eslalon de Albertville en 1992-.
Juanito (I de Espa?a y V de Alemania), como se le conoce y es ya con propiedad, no comenz¨® bien la prueba por un choque inesperado, pero en cuanto tom¨® la cabeza, apenas pasado el kil¨®metro, marc¨® un ritmo de otra galaxia y de otra carrera. Se qued¨® solo poco despu¨¦s del kil¨®metro 6 y aument¨® progresivamente las diferencias hasta tener minuto y medio a media carrera y m¨¢s de dos al final.
Su idea de descolgar a rivales m¨¢s r¨¢pidos en un trazado muy duro, perfecto para su potencia, fue m¨¢s que una realidad. Al estilo Indur¨¢in, arras¨® como una m¨¢quina. La fuerza germana al servicio espa?ol. La gran jornada hispana se complet¨® con la espl¨¦ndida carrera del c¨¢ntabro Juan Jes¨²s Guti¨¦rrez, que acab¨® 18?, a m¨¢s de cuatro minutos y medio del ganador.
Las condiciones eran ideales. S¨®lo tres y cuatro grados bajo cero en los puntos m¨¢s altos y m¨¢s bajos del circuito de 7,5 kil¨®metros, al que los participantes deb¨ªan dar cuatro vueltas muy duras por sus continuas subidas y bajadas. Muehlegg, en la salida masiva de la prueba, ten¨ªa el dorsal n¨²mero dos, entre los 14 esquiadores calificados de ¨¦lite por sus resultados anteriores y que empezaban en cabeza. Ello les da ya la ventaja, como sucede en los maratones, para evitarles choques, enganchones y posibles ca¨ªdas.
Y Muehlegg, como una locomotora, al estilo de la Nevada Southern que recorre a¨²n a vapor esta meseta, empez¨® a tirar en cabeza del grupo con su enorme fuerza. No pudo ser en la primera cuesta, porque a pesar de estar entre los primeros sufri¨® un choque, pero en apenas un kil¨®metro ya lideraba la prueba. Su t¨¢ctica empezaba a estar clara. Tirar, tirar y tirar para descolgar a sus principales rivales, que pod¨ªan sorprenderle con su mayor rapidez en una llegada al sprint.
Su ritmo fue tan enloquecido que a los cuatro kil¨®metros s¨®lo le pod¨ªan seguir siete hombres. Pero lo incre¨ªble es que s¨®lo dos eran peligrosos, el sueco Per Elofsson, el n¨²mero uno mundial, y el noruego Ole Einar Bjoerndalen, un especialista de biatl¨®n (fondo y tiro), pero al que le va esta distancia. En el primer avituallamiento, kil¨®metro 5, Muehlegg no comi¨® nada, ni Elofsson, y ambos se despegaron. La cuesti¨®n en esos momentos era saber si ese ritmo ser¨ªa sostenible.
Para Elofsson, no. Y lo pag¨® caro. La fuerza de Muehlegg fue realmente asombrosa. En la subida del kil¨®metro 6 ya s¨®lo quedaba cerca un italiano, Piller, de los cuatro que empezaron en las primeras posiciones (Maj, Zorzi y Vittoz se hab¨ªan descolgado). Pero Muehlegg estaba ya solo. Y tanto lo estaba que la ¨²nica lucha que qued¨® fue por las medallas de plata y bronce. Hasta Elofsson, incapaz de seguir a Muehlegg, se qued¨® y pag¨® haber intentado seguir su ritmo. Juanito pas¨® la la primera vuelta, los 7,5 kil¨®metros, con 16,4 segundos de ventaja. Alsgaard, el otro noruego que optaba al triunfo, perd¨ªa ya un mundo, 48,8, poco menos que un magn¨ªfico Juan Jes¨²s Guti¨¦rrez, 56,6, que pas¨® en un espl¨¦ndido 18? puesto, que mantendr¨ªa hasta el final, tras salir el 51?. Poco despu¨¦s incluso lleg¨® a superar a un hundido Elofsson, que se acab¨® retirando.
Las diferencias de la locomotora Muehlegg fueron aumentando sobre el trenecito de siete, seis y cada vez menos hombres que le segu¨ªan: 40 segundos (kil¨®metro 9,4), 53,7s (11,6), 1m 14s (13,7), 1m 29,6s (15, media carrera), 1m 33,6s (16,9). Empezaron a bajar en el 19,1 (1m 28,9s) con el contraataque por atr¨¢s de Bjoerndalen, hasta 1m 21,6s (21,2), pero el margen a falta de la ¨²ltima vuelta volvi¨® a subir a 1m 30,5s (22,5).
Muehlegg s¨®lo se hab¨ªa tomado un peque?o descanso y el olor de la meta le dio nuevas fuerzas. Detr¨¢s, para la plata y el bronce, s¨®lo quedaban Bjoerndalen, Piller y el austriaco Hoffman, otro gran especialista en trazados duros, al que tem¨ªa Muehlegg. A¨²n subi¨® m¨¢s la distancia 1m 45,3s (24,3), 2m 04,4s (26,6) y 2m 03,4 en la meta. Una aut¨¦ntica exhibici¨®n. Hoffman gan¨® a su compatriota de origen ruso Botvinov el sprint para la plata, tras descolgar ambos a Bjoerndalen. Alsgaard cedi¨® m¨¢s de cuatro minutos. El otro espa?ol, Haritz Zunzunegui, fue 42?.
Muehlegg es un fichaje extranjero, pero en la aldea global actual , como hacen otros pa¨ªses, es perfectamente v¨¢lido. Ayer, adem¨¢s, le dio su curioso color latino a una primera jornada que debut¨® con el triunfo en los 15 kil¨®metros femeninos de la veterana italiana Belmondo sobre la rusa Lazutina y la checa Neumannova.
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