Triunfo
En apenas unas semanas, tres j¨®venes desconocidos han conquistado el reino de la telerrealidad, donde diez millones de s¨²bditos a¨²n se consumen en el fuego del delirio. En la madrugada del martes, se resolvi¨® la gran final de Operaci¨®n Triunfo, en medio de la voladura de las marcas de audiencia de Gran Hermano, El Bus y Supervivientes. Televisi¨®n Espa?ola ha salido de su postraci¨®n y se muestra perpleja ante su imprevisible y abrumador ¨¦xito. Desde el debate que mantuvieron Felipe Gonz¨¢lez y Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, en Tele 5, apenas se hab¨ªan conocido fen¨®menos de masas de tales proporciones. Hoy, una Espa?a conmovida, pero confiada, contempla, por fin, su futuro. Su futuro se encuentra en Tallin, capital de Estonia. En Tallin, se ver¨¢, cuando la primavera. En Tallin, uno de los tres finalistas de esta impecable organizaci¨®n, empu?ar¨¢ el micro para batirse en el campo del honor del festival de Eurovisi¨®n, cubierto de vestigios y bien abonado para las psicofon¨ªas de los cazafantasmas: venerables escombros para invocar -o evocar- los tercios de Flandes y el la, la, la de Massiel. Unos y otra, en p¨¢ginas sucesivas de nuestra historia, impidieron que se pusieran el sol y los focos.
Detr¨¢s de los tres j¨®venes desconocidos, hasta ahora, y de cuantos han participado en el concurso, ha habido, sin duda, un trabajo serio, responsable e inteligente. Y muchos intereses discogr¨¢ficos; muchas frustraciones y l¨¢grimas; muchas estratagemas; y muchas esperanzas. Pero se ha demostrado que este pa¨ªs ofrece m¨¢s famas y glorias en su virtualidad y su telerrealidad, que en la terca realidad del d¨ªa a d¨ªa. Con una evidencia as¨ª, no se comprende por qu¨¦ el Gobierno y las instituciones auton¨®micas y locales, no recurren a la misma productora, para que les de una pasada por su centro de alto rendimiento, y acredite de espect¨¢culo y concurso, las rev¨¢lidas de Pilar del Castillo, los disparates de Piqu¨¦ y la recurrente unidad patria de Aznar. Posiblemente ganar¨ªan la pr¨®xima Operaci¨®n Triunfo, y hasta har¨ªan mejor papel en Eurovisi¨®n, que en la Uni¨®n Europea. En definitiva, el reino de la telerrealidad s¨ª que es de su mundo y hasta de su imperio.
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