Un extra?o negocio
La elecci¨®n de Josep Borrell como representante del Congreso y del Senado en la Convenci¨®n que debe elaborar un proyecto de Constituci¨®n europea, ha levantado ampollas en la Entesa Catalana de Progr¨¦s -grupo parlamentario del Senado que, como es sabido, agrupa a los senadores del Partit dels Socialistes (PSC) y de Esquerra Republicana (ERC) y a la cual tambi¨¦n pertenece Iniciativa per Catalunya-Verds (IC-V)- por razones que no se me alcanzan.
Tras la decisi¨®n socialista de votar a su compa?ero Borrell, los otros dos partidos han discrepado por razones distintas. Josep Llu¨ªs Carod Rovira ha alegado que Borrell no era la persona id¨®nea para tal cargo europeo y Joan Saura no se ha sumado a la propuesta al no haber sido consultado. El incidente -a primera vista de tono menor- ha adquirido un gran relieve hasta el punto de poner en peligro la existencia misma de la Entesa. En todo caso, Carod Rovira ha declarado que si se repite un caso de naturaleza parecida, su partido abandonar¨¢ dicho grupo parlamentario.
Tanto la posici¨®n de Esquerra como la de Iniciativa no parecen muy justificadas si tenemos en cuenta el peso parlamentario de estas formaciones. Pensemos que de lo que se trataba era de que Espa?a eligiera s¨®lo dos representantes parlamentarios para la Convenci¨®n europea. Si nos atenemos a la regla de la mayor¨ªa, imprescindible en cualquier democracia, lo l¨®gico es que estos representantes pertenecieran -como as¨ª ha sido- al PP y al PSOE, dado que la suma de parlamentarios de ambos partidos representa a m¨¢s del 90% del total de esca?os, cifra ciertamente abrumadora. ?Qu¨¦ razones puede alegar, por tanto, un partido como ERC, con un diputado y dos senadores (0,50% del total de esca?os) para imponer su criterio? ?C¨®mo puede IC, con un diputado y ning¨²n senador, tener influencia en tal elecci¨®n? No creo que estos partidos puedan dar respuesta a estos interrogantes.
Y si la disputa es interna, dentro de la propia Entesa, tampoco ERC e IC-V tienen suficientes argumentos que les den la raz¨®n. T¨¦ngase en cuenta que el PSC tiene ocho senadores y ERC e IC-V ya hemos dicho que tienen dos y ninguno, respectivamente. ?C¨®mo pueden bloquear la designaci¨®n de Borrell, un miembro clave en la ejecutiva del PSC que, record¨¦moslo, fue votado en las elecciones primarias para candidato a presidente del Gobierno por el 83% de los militantes de dicho partido y casi la totalidad de los simpatizantes? Adem¨¢s, por otro lado, Borrell es el presidente de la comisi¨®n mixta Congreso-Senado para asuntos europeos, lo cual lo hace objetivamente cualificado para el cargo.
Por el lado del peso parlamentario las cifras son contundentes y la raz¨®n asiste, sin duda, al PSC. Tiene raz¨®n, en cambio, Saura cuando se queja de que no fue consultado por los socialistas. La cortes¨ªa entre socios no debe perderse nunca aunque la asimetr¨ªa entre ellos sea tan grande. Se trata, en todo caso, de un simple, aunque quiz¨¢ significativo, detalle.
Pero hay razones de m¨¢s grosor e importancia en el enfado de ERC que afectan a su propia estrategia pol¨ªtica.
Ciertamente, el perfil que el nacionalismo catal¨¢n ha atribuido a Borrell lo convierte en un personaje dif¨ªcilmente asumible para las bases de Esquerra. T¨¦ngase en cuenta que el ex ministro de Felipe Gonz¨¢lez es el m¨¢s significado miembro del sector no nacionalista del PSC y, desde la ¨®ptica contraria en la que se sit¨²a ERC, es considerado, simplemente, un anticatal¨¢n. El mismo Carod Rovira lo ha expulsado, en declaraciones p¨²blicas, del partido al que pertenece y del que es dirigente: 'El propio Borrell', ha dicho, 'reconoce lo que ya sab¨ªamos: ¨¦l representa al PSOE. Sus declaraciones demuestran que a Borrell no le interesa absolutamente nada la Entesa, ni el documento de las izquierdas sobre el autogobierno ni, sospechamos, le interesa el mismo PSC'.
El problema, por tanto, es otro. El problema de Carod Rovira es c¨®mo puede justificar ante muchos de sus militantes y votantes la alianza con los socialistas catalanes en el Senado. Esquerra sigue enfrentada a sus problemas de siempre: tienen unas bases electorales que, antes que nada, son nacionalistas y s¨®lo en un segundo plano se consideran de izquierdas. Como buenos nacionalistas, saben distinguir entre adversarios y enemigos. Los adversarios son los partidos catalanes no sucursalistas, es decir, Converg¨¨ncia y Uni¨®, juntos o separados. Los enemigos son los partidos espa?olistas y, por m¨¢s que el PSC de Pasqual Maragall se esfuerce en aparentar lo contrario, lo ¨²nico que logra es que, a los ojos de los militantes de Esquerra, sea considerado, por su base social y sus v¨ªnculos estatales, como una sucursal de PSOE. Y en casos como el que comentamos, esta condici¨®n se revela con nitidez.
Las dudas hamletianas de Carod Rovira seguir¨¢n por un tiempo. Hasta ahora, ERC hab¨ªa sido -con Heribert Barrera, con Joan Hortal¨¢, con ?ngel Colom y hasta con el mismo Carod Rovira hace dos o tres meses- un seguro aliado de Jordi Pujol en los momentos dif¨ªciles. Aunque aparentaran equidistancia, nunca fallaban: la distinci¨®n adversario / enemigo la ten¨ªan clara. Pero tras la moci¨®n de censura de octubre y comprobada la solidez del pacto parlamentario CiU / PP, la direcci¨®n de Esquerra ha dado expresas muestras de preferir una alianza con el PSC y con IC. As¨ª lo prueba el documento d'aprofundiment de l'autogovern suscrito junto a estos partidos con un horizonte hasta el a?o 2008. Sin embargo, es probable que ahora Carod Rovira se est¨¦ l¨®gicamente preguntando: si en una cuesti¨®n tan nimia como es el nombramiento de Borrell como miembro de la Convenci¨®n europea, el PSC no tiene la suficiente influencia en el PSOE para impedirlo, ?qu¨¦ suceder¨¢ con todo el programa de reformas legales, previstas en el acuerdo sobre l'autogovern antes mencionado, que necesitan el apoyo del PSOE? Y a continuaci¨®n, quiz¨¢ siga reflexionando: si mis votantes consideran al PSC como un partido sucursalista, ?qu¨¦ salgo ganando con ser su aliado?
La Entesa Catalana de Progr¨¦s es, ciertamente, un muy extra?o negocio. No s¨®lo para Esquerra Republicana.
Francesc de Carreras es catedr¨¢tico de Derecho Constitucional en la Universidad Aut¨®noma de Barcelona.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Pol¨ªtica nacional
- VII Legislatura Espa?a
- Opini¨®n
- ERC
- Adjudicaci¨®n contratos
- Josep Borrell
- Relaciones partidos
- Convenci¨®n Europea
- ICV
- Contratos administrativos
- PSC
- PSOE
- Legislaturas pol¨ªticas
- Derecho administrativo
- Gobierno
- Parlamento
- Administraci¨®n Estado
- Espa?a
- Partidos pol¨ªticos
- Administraci¨®n p¨²blica
- Pol¨ªtica