?Miedo? Hablemos antes de contumacia
?Miedo en la Universidad del Pa¨ªs Vasco? La pol¨¦mica suscitada por la decisi¨®n del ¨®rgano competente de anular la c¨¢tedra de Ciencia Pol¨ªtica lograda por Edurne Uriarte tras la reclamaci¨®n de Francisco Letamendia, ha sido interpretada desde diversos medios de comunicaci¨®n (Abc, Onda Cero y COPE muy especialmente), desde el ¨¢mbito pol¨ªtico (destacando el PP, que ha exigido la comparecencia del rector Manuel Montero tanto en el Parlamento vasco como en el Senado, y el Gobierno espa?ol por boca del vicepresidente Mariano Rajoy) y por la propia Edurne Uriarte como un ejemplo inapelable del miedo y la cobard¨ªa que atenazan a una buena parte de la sociedad vasca, reducida a espectadora c¨®mplice de una estrategia de limpieza ¨¦tnica orquestada por el nacionalismo pol¨ªtico y ejecutada por el terrorismo de ETA y la violencia de persecuci¨®n.
Al parecer, todo era fachada. La misma Universidad elevada en su momento al Olimpo de los h¨¦roes por su compromiso con la paz, la libertad y la raz¨®n tras los asesinatos de Tom¨¢s y Valiente o de Lluch, objeto del peregrinaje solidario y de la comprensiva atenci¨®n medi¨¢tica, hoy es guarida de alima?as y cobijo de cobardes. La misma Universidad tantas veces movilizada al grito de Askatasuna, Libertad, es hoy presentada como un hediondo agujero donde centenares de acad¨¦micos acojonados esconden la cabeza. Todo era ilusi¨®n vana, espejismo huero. En las tertulias radiof¨®nicas, desde las p¨¢ginas de opini¨®n de los diarios, se forja un nuevo lema para la Universidad vasca: Lasciate ogni speranza, voi che entrate!, '?Quien entre aqu¨ª, renuncie a toda esperanza!'
?Miedo en la Universidad? Hablemos antes de est¨²pida contumacia. Hay quienes dicen miedo y creen que as¨ª se explica todo en este maltrecho pa¨ªs: el voto al nacionalismo vasco, la continuidad de la violencia, la oposici¨®n a Nicol¨¢s Redondo, las decisiones de los ¨®rganos universitarios. Pero el miedo explica poco, muy poco en esta historia. Antes de hablar de miedo habr¨ªa que hablar de otras cosas. Porque lo cierto es que desde el principio, la politizaci¨®n m¨¢s miope contamin¨® todo el proceso. Desde el principio todos hac¨ªan sus c¨¢lculos, pero eran unos c¨¢lculos en los que lo acad¨¦mico -sexenios de investigaci¨®n, publicaciones, etc¨¦tera- parec¨ªa ser lo de menos. En realidad, todos lo hac¨ªamos. Conozco a muchos, a much¨ªsimos que durante meses han lamentado en los pasillos el cariz que iba tomando todo el proceso; pero pocos, muy pocos han sido los que se han dirigido a alguno de los protagonistas para hacerles llegar su preocupaci¨®n, para advertirles de las consecuencias, para animarles a su reconducci¨®n al espacio de una leg¨ªtima competencia universitaria. Nunca una convocatoria de c¨¢tedra habr¨¢ exigido tanto de un ejercicio de autoridad responsable que recondujera un proceso que s¨®lo pod¨ªa acabar como el rosario de la aurora. Nunca una convocatoria de c¨¢tedra se habr¨¢ visto tan carente de tal ejercicio de autoridad. ?Y el papel que en todo esto han jugado los medios de comunicaci¨®n? No entiendo que Euskal Telebista concediera todo un programa a Francisco Letamend¨ªa para que este pudiera explicar su versi¨®n del problema. Como tampoco puedo entender que la segunda cadena de Televisi¨®n Espa?ola hiciera lo mismo con Edurne Uriarte. ?O en adelante va a ser pol¨ªtica de ambos entes p¨²blicos facilitar la misma oportunidad a cuanto trabajador se sienta agraviado por las decisiones de su empresa?
El que suscribe est¨¢ dispuesto, lo ha estado siempre, a dar la cara a favor de la libertad y los derechos humanos de todas y todos. Pero lo que se jugaba y se juega en todo este asunto poco tiene que ver con la defensa de la libertad, y mucho con una concepci¨®n bastante miserable de la pol¨ªtica y de la academia. ?Miedo en la Universidad? Hablemos antes de irresponsable contumacia.
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