La casa-museo de Rembrandt desvela los misterios de la juventud creadora del artista
La exposici¨®n abierta en Amsterdam muestra 80 lienzos y grabados del maestro holand¨¦s
![Isabel Ferrer](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F8b95639c-d8ad-4697-89e7-0a8b128cb4e1.png?auth=2ab4e65ae234b6368ea105ef1c40df093c1068ef274989c980910cd81cb9140c&width=100&height=100&smart=true)
Consagrada como uno de los grandes tesoros del arte, la obra de Rembrandt (1606-1669) sigue sorprendiendo a los expertos, abrumados en cierto modo por la poderosa personalidad del pintor holand¨¦s. En un intento de explicar su precocidad creadora, su casa-museo de Amsterdam presenta hasta el pr¨®ximo 26 de mayo una exposici¨®n titulada El misterio del joven Rembrandt, que ilustra la influencia de sus primeros maestros, sin menoscabar la genialidad del hijo del molinero Van Rijn, de la ciudad de Leiden, que hizo famoso su caracter¨ªstico nombre propio.
Con una profundidad que roza lo ¨ªntimo y con ayuda de unos 80 lienzos, grabados y bocetos, la muestra analiza el despertar art¨ªstico de un pintor que pas¨® de aprendiz a maestro indiscutible en unos pocos a?os. Una evoluci¨®n vertiginosa que roza lo misterioso y en la que no se hab¨ªan reconocido hasta ahora las ense?anzas recibidas en los talleres de su paisano de Leiden, el pintor Jacob van Swanenburg, y luego en Amsterdam, junto a Pieter Lastman. Pintor de resplandores y fuegos, sobre todo los del infierno, el primero, y especialista en motivos hist¨®ricos el segundo, ambos dejaron su huella en el joven Rembrandt, que les honrar¨ªa, a la manera de los genios, experimentando sin cesar sobre el lienzo.
Situada entre Amsterdam y La Haya, la ciudad de Leiden era un hervidero de artistas j¨®venes y avispados marchantes hacia 1620. Rembrandt, que no hab¨ªa destacado al principio con los pinceles, pero estaba absorbido por la pintura, quer¨ªa aprender los secretos del oficio y entr¨® a trabajar con Van Swanenburg. Si bien este profesor se ha hecho un hueco en los libros de arte gracias a su alumno, la exposici¨®n incluye una tabla apocal¨ªptica donde el fuego brilla en la oscuridad formando un claroscuro, una t¨¦cnica en la que Rembrandt imprimir¨ªa su sello indiscutible con el tiempo. Es posible que Van Swanenburg, que hab¨ªa vivido y trabajado veinte a?os en Italia, le introdujera adem¨¢s en la obra de Caravaggio, precursor del naturalismo.
Maestro para todo
Despu¨¦s de tres a?os mezclando pigmentos, preparando telas y copiando obras sin cesar, el joven Rembrandt se traslad¨® en 1624 a Amsterdam para seguir su aprendizaje con Pieter Lastman, un experto en temas hist¨®ricos. Lleg¨® ¨¢vido de experiencias nuevas, pero a¨²n sin destacar en nada. En menos de un a?o se descubri¨® como el maestro para todo. El artista ya no dejar¨ªa de buscar soluciones personales, y por lo tanto novedosas, para plasmar los tejidos m¨¢s ricos e historiados, las penumbras m¨¢s luminosas y los retratos m¨¢s expresivos de la pintura.
Seguro ya de su talento, Rembrandt inicia en 1625 una amistosa rivalidad art¨ªstica con su colega Jan Lievens. Comparada con la relaci¨®n entre Picasso y Braque, que dio lugar al cubismo, los dos pintores holandeses empezaron a tener ¨¦xito y a vender mucho. Lievens se especializ¨® en telas hist¨®ricas de gran tama?o, mientras Rembrandt optaba por los cuadros peque?os, donde primaban las emociones. El titulado El arrepentimiento de Judas, que devuelve las treinta monedas de plata, demuestra la delicadeza con que plasmaba las expresiones m¨¢s dolientes. El creciente volumen de su producci¨®n y el hecho de que el maestro de Leiden tuviera su primer alumno a la edad de 21 a?os, lo que supon¨ªa que le copiaran para aprender, ha complicado sobremanera las atribuciones posteriores de su obra inicial.
Una de estas primeras creaciones, titulada La mano caliente y fechada alrededor de 1628, ilustra este problema en la exposici¨®n. Como ¨¦l no sol¨ªa pintar escenas cotidianas y aqu¨ª aparece un grupo de varones jugando a adivinar qui¨¦n le ha dado la palmada al que se pone de espaldas al resto, hab¨ªa sido desechada como suya. Tras una revisi¨®n en toda regla, Ernst van de Wetering, miembro del denominado Proyecto de Investigaci¨®n sobre Rembrandt, que estudia la autenticidad de su obra, se ha convencido de que es suya.
Salida del esfuerzo conjunto de la casa-museo del pintor, el Staatliche Museen de Kassel y de los colegas de Van de Wetering, la muestra ha querido dar as¨ª cuenta tambi¨¦n de los problemas de atribuci¨®n de la obra del maestro del Siglo de Oro holand¨¦s.
Claros y sombras
Buscador incansable de soluciones a los retos pict¨®ricos que ¨¦l mismo se impon¨ªa, Rembrandt abord¨® asimismo en sus inicios la t¨¦cnica del grabado con la intensidad que le caracterizaba. 'Algunos de los ejemplos que hemos colgado son errores, porque el ¨¢cido se le escapaba y emborronaba todo el trabajo. Pero ¨¦l se dio cuenta enseguida de las posibilidades de la tinta para los juegos de claros y sombras que tanto le apasionaban', afirma Ed de Heer, director de la casa-museo, que deja mudo al espectador. Lo que ¨¦l califica de fallos y el pintor seguramente desech¨®, aparece ya como el prototipo del grabado que dominar¨ªa en poco tiempo y le har¨ªa ganar mucho dinero por el abultado n¨²mero de copias que pod¨ªa vender de una sola vez.
Otra de sus especialidades, los retratos, ya fueran por encargo o de cabezas an¨®nimas a las que a?ad¨ªa complementos hist¨®ricos o bien ex¨®ticos, como los turbantes, cierra la exposici¨®n con una pieza de gran calibre. Se trata de Busto de un anciano con una cadena de oro. Fechada en 1632, es presentada por fin como aut¨®grafa para deleite de la Gem?ldegalerie de Kassel, que la conserva.
![<i>El pintor en su estudio,</i> pintado por Rembrandt en 1628 y expuesto en Amsterdam.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/ZFY7TH2M5LYZPZJYBUFCCZCZLU.jpg?auth=02a41e017992249654120c038784710122e94330b45b1f792eccfe83021b1d25&width=414)
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